Para Norma Leticia Arellano Peñuelas
Los amigos Tapachultecos, comandados por Gerardo Pensamiento, han vuelto a lanzar un libro de testimonios acerca de Marco Aurelio Carballo (Tapachula 20 de septiembre de 1942-CDMX 1 de agosto de 2015). La fotografía que ilustra la portada es de Rogelio Cuéllar. Tanscribo algunas líneas.
Gerardo Pensamiento: Te escribo esta carta, con motivo de tu cumpleaños, sé que te llegará allá a la región del misterio lugar al que te fuiste un primero de agosto de 2015, estoy cierto que la leerás. Contiene noticias nuevas y viejas, como buen reportero te interesarán y servirán para que sigas escribiendo crónicas o reportajes…
Rafael Cardona: —Soy Carballo, le dijo el hombre bien plantado y con el brazo extendido al reportero recién llegado el día cuando se hablaron por primera vez en la pequeña redacción de Últimas Noticias de Excélsior. No fue un día de sorpresa pues ya sabían el uno del otro. Los reporteros nos conocemos todos y a veces nos conocemos todo.
Carballo lucía una melena partida con raya recta por un peine frecuente y una actitud de seguridad y suficiencia sin presunción. Hablaba poco, miraba mucho. Después le conocí la manía de golpearse el esternón con los nudillos para dominarla ansiedad.
Mario Ruiz Redondo (†): A Marco Aurelio Carballo le correspondería el honor de ser el primer tapachulteco en alcanzar la cima del periodismo nacional, seguido de Rodolfo Guzmán García, una meta que yo también alcanzaría en septiembre de 1976, junto con el villacomaltitleco Roberto Rodríguez Baños… MAC fue un guerrero infatigable… Su gran tenacidad y deseos de vivir le llevarían a impartir todavía dos meses antes de su deceso el taller de Narrativa en la Casa de Cultura de Tapachula, del Coneculta de Chiapas, a cargo de Norma Leticia Arellano Peñuelas. Sería la última vez que vería con vida al querido amigo y admirado colega…
Alberto Carbot: Escribir fue una actividad que tempranamente llamó su atención. A los 19 años intentó hacer una novela que destruyó inmediatamente, una vez que se dio cuenta de que manejaba una historia que ya había sido tratada. “Escribí desde la preparatoria. Entonces tenía un periódico que se llamaba El Bachiller donde calmaba mis inquietudes. Después dejé la universidad y me fui a un periódico, pero una vez que ingresé a Excélsior volví a mi inquietud original de hacer literatura. Y así fue como escribí una serie de cuentos que publiqué en 1976 bajo el título La tarde anaranjada.”
Carlos Duayhe: Difícil pensar en Carballo sin otras cualidades de su personalidad: buena mesa, buenos tragos, cine, lecturas, ejercicio, medicinas, vitaminas, disciplina, orden. Imposible dejar de lado lo que cultivó con esmero, respeto y solidaridad, siempre: sus amigos.
Florentino Pérez: Cultivó el periodismo cultural y fue un referente que oscilaba, con soltura y conocimiento del oficio, entre el periodismo y la literatura. No perteneció a ningún grupo literario, pero mantenía contacto permanente con los escritores chiapanecos y de otras latitudes… tenía apego por la tierra que lo vio nacer. Viajaba frecuentemente a Tapachula y a Tuxtla Gutiérrez para presentar sus libros o visitar a su familia y amigos de su infancia. Los fines de año era frecuente encontrarlo en “La Mesa Redonda”, rodeado de las inevitables cervezas para mitigar el calor del Soconusco.
Francisco Gómez Maza: Excelente material el de sus Turbocrónicas en la revista Siempre!, entremezclando con ternura el periodismo con la literatura. Son muy pocos los que hacen una muy rica combinación entre ambos géneros. Un reportaje puede ser una espléndida obra literaria. Hasta una novela.
Óscar Palacios: Ese es MAC, el que inscribió en la geografía literaria a “la selva del Soconusco”, como él la llamaba. Manejó con destreza el humor negro, la ironía y etcétera. No había amigo que se escapara de ser reseñado en su material, periodístico o literario.
Armando Rojas Arévalo: Nuestro amigo era muy querido en su pueblo, del que nunca salió porque lo llevaba en las venas. Pudo haber sido boxeador, pero prefirió ser narrador.
Raúl Pérez López Portillo: Conocí a Marco Aurelio Carballo en la redacción de la primera edición de Últimas Noticias, en septiembre-octubre de 1973, recién desembarcado yo de Chile, donde viví un año, hasta el golpe de Pinochet. Estuvimos juntos, codo con codo hasta el verano de 1977, cuando volé a Europa, primero a París y después a Madrid, donde vivo desde entonces. Fueron cuatro años intensos en México y me parece que lo he conocido toda mi vida. También un año escaso en Madrid, donde él escribió para el Unomásuno de Manuel Becerra. Tengo historias para contar de México, de Francia o España, con él, siempre dichosas. Periodista y escritor, pero sobre todo gran amigo.