Si usted fuera un hombre honrado, –señor presidente– ya hubiera reconocido su fracaso.

Debe estar  arrepentido de haber promovido con tanta obsesión la revocación de mandato.  80 millones de mexicanos dejaron las urnas vacías, optaron por la abstención para demostrar que su popularidad es un mito.

El silencio  fue el arma que utilizamos los ciudadanos para demostrarle que somos más, los que reprobamos su mandato.

¿Qué esperaba? ¿Qué la gente  abarrotara las casillas para avalar un gobierno despótico y arbitrario, sádico y destructivo como el que usted encabeza?

El 10 de abril la silla del poder se le hizo enana. La consulta dejó una presidencia achicada, sin legitimidad, donde sólo 15 millones de mexicanos se sienten representados por usted.

El ejercicio también fue útil para confirmar la mentira: los 30 millones de votos con los que ganó el 2018 no eran suyos. Se los pusieron ciudadanos enojados y gobernadores obsecuentes del PRI.

Se  engaña a sí mismo cuando dice que la consulta resultó histórica. No, señor López Obrador, los resultados revelan que es usted un presidente muy débil. ¡Claro!, con la capacidad de poder que le da el cargo, pero sin tener ya con el respaldo popular de su lado.

También quedó evidenciada la fragilidad e ineptitud de su gobernadores. De  esos, que puso usted con la ayuda del crimen organizado. En los estados de Colima, Guerrero, Sonora, Michoacán, San Luis Potosí la participación fue apenas del 15 al 20 por ciento.

Y aquí, en la Ciudad de México donde gobierna su “corcholata” favorita quedó otra vez demostrado que la señora Sheinbaum sólo tiene el apoyo de un millón y medio de electores. Los otros 6 y medio millones de la lista nominal también optaron por dejar las urnas vacías como señal de repudio.

Todo esto demuestra, señor presidente, que si hoy volviera a ser candidato perdería las elecciones. Que Sheinbaum no sería jefa de gobierno y que los gobernadores de Morena son de “papel”.

Y lo más relevante: los resultados de la consulta arrojan que  la confianza y la fe ciudadana en su régimen se han desplomado, que su gobierno y liderazgo atraviesan, como nunca,  por una severa crisis de legitimación.

Pero, ¿sabe qué?, usted mismo y su partido se encargaron de acabar con el poco crédito moral que les quedaba cuando violaron cínicamente la Constitución y las leyes electorales para montar un fraude.

Morena demostró ser un partido que sólo existe en la medida que compra la voluntad de hombres y mujeres pobres e ignorantes. La de ustedes es una democracia prostituida, de acarreados,  que destruye la confianza en la verdadera participación ciudadana.

Ahora se entiende con más claridad para que quiere marionetas en lugar de consejeros electorales autónomos en el INE. Le habría gustado tener cómplices en el órgano electoral para que sus esbirros embarazaran las urnas impunemente con boletas marcadas a su favor.

Pero, además de fracasado, se debe sentir solo y profundamente traicionado. No debe ser fácil aceptar que no llegaron a votar todos los que han recibido dinero de su mano. ¿Cuántos recursos despilfarró en esta consulta, señor presidente? ¿A cuántos enfermos dejó sin hospitales ni medicamentos, a cuanto niños sin escuela, a cuántos campesinos sin semillas o fertilizantes?

La frivolidad no tiene excepciones. Usted es uno de los políticos  más frívolos que ha tenido México. A sus antecesores les gustaba tener novias y hacer negocios. Usted, en cambio, está desfondando las arcas de la nación para tratar de perpetuarse en el poder.  Su proyecto es  la construcción de un maximato.

Tan ese así ,que quiere dejar sembrada una bomba. Ahora propone que la consulta de revocación de mandato sólo requiera  de un 20 por ciento para hacerla vinculante.

¡Claro!, ya le entendimos. Como su partido puede perder la presidencia en 2024 quiere desestabilizar, por la vía de la revocación, al próximo gobierno. No hay duda de que tiene adicción por el poder. Ya está pensando en cómo derrocar a sus sucesor.

Ahora, un llamado a los ciudadanos y a la oposición: hay 80 millones de mexicanos que con su silencio hablaron en las urnas. 80 millones de electores que le dijeron NO a López Obrador. El reto –de aquí al 24– es uno solo: unirlos para poner fin a  una tragedia nacional.

 

@PagesBeatriz

 

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