Ignacio Trejo Fuentes
La expulsión del paraíso, nuevo libro de cuentos de Marco Aurelio Chavezmaya (Metepec, Edomex, 1960) está compuesto por cinco partes, en las que aparecen textos de distinta factura, como remembranzas de la infancia y otros sólo ejercicios sin mayores pretensiones.
La primera sección, y que da título al volumen, es sin duda la más atractiva, donde el narrador (ignoro si sea alter ego de Marco Aurelio) recuerda sus días infantiles, todos ellos en circunstancias peculiares. Por ejemplo, en “Callo de mamar” confiesa que nació en un cine, donde los apuros sorprendieron a su madre, quien había de convertirse en réplica del Paraíso al darle de mamar. En el siguiente texto se sabe expulsado de ese edén cuando descubre que su dulce mamá y su padre hacen el amor y que él exige cosas que parecen repugnantes. Más tarde, habla de la tía que lo cuidaba y se encargaba de bañarlo, de cómo ella se entretenía en su minúsculo miembro, acariciándolo y, así, transportándolo a una sucesión perturbadora de sensaciones.
En “Dulce, como el piloncillo” se describe la relación del narrador con el alumno más inquieto de la escuela primaria, con quien se esconde para verle los calzones a la maestra. Lo interesante es que terminan cogiendo en pleno salón a la hora de clases sin que nadie se dé cuenta; más tarde involucran a la hermana del amigo, la desnudan y hacen simulacros sexuales con ella. “Agosto” es la puesta en escena de los “juegos” del niño narrador y su prima Verónica, a quien llevaba hasta los maizales y la toqueteaba y luego le exigía que le hiciera felaciones. “El Pequeño Larousse” es excelente, aunque repite los ritos de iniciación del niño narrador con sus primas.
Salvo casos excepcionales como los de Jorge López Páez y Juan García Ponce, pocos escritores mexicanos se han atrevido a retratar esas facetas de la infancia, cuando son lo más común del mundo: ¿quién no vivió en su niñez ese tipo de situaciones? Tan sólo eso da relevancia a los cuentos de Chavezmaya.
El resto de los materiales transcurre sin pena ni gloria, si bien es cierto que se dejan leer, aunque sin alcanzar la sustancia de los incluidos en la primera parte. Historias de amor desventurado, aventuras con prostitutas, encierros de cantina, etcétera, desfilan por las siguientes secciones del libro. Y en la última el autor ofrece dos piezas que no sé si calificar de fantásticas o de ficción científica. Habla de mundos raros, atemporales, en los que conviven seres extrañísimos, como el que se dedica a vender sus versos, o la que debe hablar interminablemente; o aquel en el que los transgresores (y son multitud) de ciertas reglas son condenados a la horca. Extraños, pero nada del otro mundo.
Marco Aurelio Chavezmaya escribe decorosamente, no se complica la vida con búsquedas formales ni con arrebatos líricos, y en cambio sabe manejar la ironía y el humor. Con esta obra obtuvo el Premio Nacional de Cuento “Agustín Monsreal”.
Marco Aurelio Chavezmaya, La expulsión del paraíso. Ficticia Editorial /
Instituto de Cultura de Yucatán, México, 2010; 113 pp.