La transición está amenazada y se tambalea

Regino Díaz Redondo

Madrid.- En un ambiente tenso, borrascoso, entre cínicas declaraciones, miedosas respuestas e impresentables insultos hoy hay elecciones en varias Comunidades Autónomas (estados) y en infinidad de municipios a lo largo de la península.

Bildu (Renacer) partido independentista-demócrata por fin fue legalizado aunque se haya convertido en un problema que mantiene en vilo a los políticos de derecha e izquierda.

El Tribunal Superior lo rechazó por 7 votos contra 5 mientras que el Constitucional (6 a 5) consideró que “no tiene evidentes pruebas de conexiones con ETA” y, por lo tanto, dio paso a las listas de esa nueva organización política.

Ni el Partido Popular ni el Partido Socialista Obrero Español atraen a los votantes. Sin embargo, las urnas se llenarán de protestas o votos en blanco como nunca en democracia por el desbarajuste que impera.

Los semáforos están en alerta roja. Los buitres políticos huelen la carroña.

Los españoles están convencidos que no hay una alternativa que pueda sacarnos de la crisis. Los conservadores obtendrán la mayoría, quizá aplastante, ahora y en las generales del 2012.

 

Semana definitiva

Esta semana será definitiva para comprobar si se adelantan las elecciones generales como lo han estado pidiendo los populares desde hace meses. La insistencia de éstos se basa en que todas las encuestas les dan una ventaja de más de 10 puntos sobre los socialistas.

Sin embargo, y por si acaso, el Partido Popular no quiere arriesgarse a que dentro de menos de un año cambie el punto de vista de la gente y no desea dar un tropezón que ahora es impensable.

Vayamos por partes: el Poder Judicial está politizado. Con la mayor desfachatez se habla de los jueces progresistas y de quienes simpatizan con el ala derecha. Tal parece que es cierto, igual que en México, con la sola diferencia de que allí los magistrados y los ministros de la Suprema Corte favorecen a menudo al partido en el poder.

Además, aunque sea reiterativo decirlo, la política está a las órdenes de economistas y financieros; a merced de una idiosincrasia amorfa que sólo escucha a los que tienen los bolsillos repletos y mandan sin recato.

Las plazas de mayor significación son la Comunidad de Madrid, Madrid capital, la Comunidad Valencia, Valencia capital, Sevilla capital y la ciudad de Barcelona junto a cientos de alcaldías entre las que figura el seguro triunfo de Bildu en Euskadi.

Los socialdemócratas han perdido el rumbo, están a la defensiva, improvisan y se dejan mecer en brazos de los que les procuran cobijo y pervivencia aunque sea por un rato.
Pero algo es totalmente cierto: los comicios de hoy pueden originar una sublevación impredecible de consecuencias graves y profundas en la sociedad española.

Los políticos

En el caso de este nuevo ente, ¿venció el Estado de derecho y la decisión fue constitucional? Puede que sí, en estricto apego a sus articulados pero también es cierto que se fortalecerá el absurdo independentismo en esta España masoquista y siempre apaleada por sus propios ciudadanos.

Es preciso dejar bien claro cómo actúan y se definen los políticos de los tres partidos más importantes y las posiciones de los principales diarios del país:

PSOE: “No voten a la derecha-derecha-derecha” (¿derecha al cubo?, ¿no sería mejor decirlo así?)

PP: “Este gobierno ha dado paso a ETA para que forme parte de las instituciones democráticas” (¿la ultraderecha es democrática?).

Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid; Jaime Mayor Oreja, eurodiputado; Esteban González Pons, viceportavoz de los conservadores; Soraya Sáenz de Santamaría, inteligente popular, y María Dolores de Cospedal, segunda de Mariano Rajoy y candidata a la comunidad de Castilla la Mancha, se están despachando con la cuchara grande.

Pongamos aquí algunas de sus frases y que los lectores juzguen:
“…España debe saber qué grupo terrorista puso a Zapatero en la Moncloa…”
“…El PSOE hizo un pacto con ETA para que ésta vuelva a las urnas…”
“…Cuando lleguemos a la Moncloa echaremos abajo a todas las organizaciones políticas que tienen vínculos con la banda terrorista…”

Cristóbal Montoro, secretario de Economía: “España está al borde del precipicio. Evitemos que el gobierno la lance al abismo”.

Y así agréguele todas las lindezas que se pueda imaginar.

Lo curioso es que las expresiones anteriores del Partido Popular son tan surrealistas como las del Obrero Español que se defiende sin encontrar una base fundamental para hacerlo y sólo se refugia, como está siendo habitual, en el temor a perder votos por no defender una posición de avanzada como era su obligación.

Izquierda Unida es el partido más congruente. Tiene poca presencia y no conseguirá más que hacer alguna que otra alianza para tener concejales en diversas partes del territorio. Su presidente, Cayo Lara, es creíble cuando dice que el gobierno se ha inclinado hacia el neoliberalismo y que abandonó a los trabajadores.

Los diarios

En cuanto a los diarios, permítanme calificarlos, desde el punto de vista político y con el respeto que merece la libertad de expresión, de la siguiente manera:

El Mundo: abiertamente de derecha. No quiere a Rajoy pero sí a Esperanza Aguirre. Busca en la estratosfera o en el profundo centro de la Tierra la forma de demostrar que los atentados del 11-M —11 de marzo de 2004, cuando los bombazos en trenes suburbanos de Madrid—fueron cometidos por etarras.

El País: otrora defensor de lo mejor de España. Creado en 1976 fue ejemplo y sostén de la incipiente democracia que respaldó y contribuyó a su consolidación. Ahora ha dado un giro oportunista hacia el centro. Un centro casi neutro. Se lava las manos (yo Pilato). Ya no quiere ni hablar de Rodríguez Zapatero y se prepara para recibir al Popular en la Moncloa. Algo lo salva todavía: sus articulistas son de primera, los mejores.

Público: Es el más comprometido con un periodismo ideológico. Informa con claridad. Se inclina fuertemente, hay que reconocerlo, a la izquierda, pero su límite es la ética.

ABC y La Razón: poco puede decirse de ellos. El primero, decano del periodismo en España, sigue siendo monárquico y de extrema derecha. El segundo es la antítesis de su propio nombre, la sinrazón. Son infumables.

En medio de este panorama acaban de surgir dos problemas más que influyen en la desorientación que nos invade. Uno: los pepistas gritan que Bildu es y será etarra. Y para justificarlo presentan la imagen del terrorista Ander Errandonea quien al salir de la cárcel, después de 25 años de purgar la condena que le fue impuesta, enarboló una pancarta en la que con grandes aspavientos pedía el voto por ese nuevo partido político vasco.

Digo yo: ¿cuál es el delito que podría imputarse a Bildu si esta organización fue legalizada por el Tribunal Constitucional?

El segundo consiste en que la Unión Europea está ya en poder de los gobiernos neoliberales y de ultraderecha. Los socialistas José Sócrates, de Portugal; Rodríguez Zapatero, de España, y Georgio Papandreu, de Grecia, dejarán sus puestos muy pronto. Frente a ellos surgen los nacionalistas xenófobos como en Finlandia, Holanda y Dinamarca que completan un panorama inquietante en el continente.

Descontento por todos lados

Junto a esta intensidad de acontecimientos tan poco sólidos (no digan que en la diversidad se finca la democracia), se mueven candidatos imputados por supuestas actitudes delictivas. Es el caso, entre muchos otros, de Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana, quien posiblemente se sentará en el banquillo de los acusados aunque sea reelegido con el voto de los habitantes de ese territorio.

Por lo que respecta a Convergencia i Unió y el Partido Nacionalista Vasco, ambos aprovechan la incertidumbre que impera para exhibir cada vez más su cara independentista. Para ellos, España es un lastre aunque siguen mareando la perdiz.

Se prevén manifestaciones multitudinarias en el país. Todo es válido con tal de sembrar la semilla del descontento dentro y fuera.

La transición está amenazada. Se tambalea. Pide auxilio y busca más bases sólidas y argumentos que la fortalezcan porque en su momento fue la mejor salida para conseguir la democratización española.

Ya en el poder, dentro de ocho meses, el Popular buscará cabezas de culpables aprovechando la ingenua complicidad de un buen número de votantes que, ilusoriamente, piensan en mejorar cuando Mariano Rajoy sea presidente del gobierno.

Llegamos a lo de siempre. Los regímenes totalitarios de derecha o izquierda han sido siempre muy claros: sin mí, la debacle; conmigo, el paraíso. Doctrina que no cuaja como se ha demostrado históricamente.

Así es España, así sus ciudadanos. Sensible y bronca, rabiosamente retrógrada o inteligentemente razonable.

Al parecer no tenemos memoria, no aprendemos de los fracasos anteriores. Somos tercos, sordos y ciegos a lo ocurrido en el pasado.

El remedio sale más caro que la enfermedad por lo que preferimos morir, pecho a fuera, a pensar y buscar el reencuentro político y económico que nos lleve al fortalecimiento de las instituciones y a recuperar la confianza.

Está todo tan contaminado que nos esperan muchos años de sombras y angustias.