Joaquín Pérez

El presidente ecuatoriano Rafael Correa recibió nuevamente el apoyo de la mayoría en su país y pasó tranquilamente el examen a su gestión, al ganar con holgura el tercer plebiscito, desde que está en el poder, resultado que le permitirá continuar con las reformas constitucionales que impulsan la transformación ecuatoriana.

El gobierno de Correa llevó a cabo un referéndum que incluía diez preguntas, las cuales, en general, buscan una serie de reformas en el sistema judicial ecuatoriano, pero en términos políticos representaban la aceptación o el rechazo a la gestión del mandatario. De hecho la oposición consideraba que si el resultado de la consulta era negativo para el presidente, esto significaba prácticamente el fin de la era Correa.

Los resultados no fueron así, de acuerdo con el Consejo Electoral de ese país, el sí a las reformas propuestas por el presidente triunfó con más del 60 por ciento en nueve de las diez preguntas, lo que demuestra, sin duda, que el presidente mantiene el apoyo de la mayoría y que ésta busca profundizar los cambios en ese país. Las voces críticas a la gestión de Correa provienen, en su mayoría, de los sectores más conservadores, los cuales consideran que algunas de las propuestas del gobierno buscan el control y limitar las “libertades”. Quizá la iniciativa más polémica es la que tiene que ver con la creación de un “Consejo de regulación de los Medios de Comunicación”, ente que, para sus detractores, la única utilidad que busca es el control de la “libertad de expresión”.

Para el mandatario, en cambio, el respaldo a su iniciativa permitirá acabar con “la prensa corrupta”, que es la única que tiene que temer. Correa ha enfrentado duras críticas en los medios de comunicación, los cuales, como en la mayoría de los países del continente, pertenecen a familias o pequeños grupos conservadores que se oponen a los cambios que modifican la estructura de poder.

Con el triunfo en el referéndum, el mandatario logra sobreponerse al escenario de caos producido por la intentona de golpe de Estado en septiembre pasado. En este contexto, el mandatario ecuatoriano recibe un fuerte apoyo de la mayoría de sus compatriotas, para seguir impulsando los cambios que prometió en campaña y los sectores conservadores sufrieron otra derrota política.