Regino Díaz Redondo

Madrid.- “Vamos al desastre. Del milagro español pasamos a la decepción y estamos casi ahogados. El déficit público es inmenso. Nos han prestado 300 mil millones de euros en los últimos tres años y ni así se han podido hacer las reformas que precisa el país”, dice a Siempre! Alvaro Nadal, secretario de Economía del Partido Popular español.

Mientras, se mueve de un cubículo a otro, ordena, concede charlas y se mantiene alerta en su despacho de la calle de Génova en esta capital.

Dedica la mayor parte del tiempo a analizar y filtrar mensajes a sus políticos con la regla de cálculo del financiero.

Creo en la sociedad española

Nadal no llega a los 40 años de edad y se expresa con contundencia contra el gobierno: “[José Luis Rodríguez] Zapatero hace todo lo que pide Bruselas, pero su actitud es la equivocada. Siembra incertidumbre entre los políticos, los especialistas del dinero no se ponen de acuerdo, la gente sufre y, lo que es peor, el  porvenir se viste de negro”.

Opina que “el gobierno no cumple con sus obligaciones y tendrá que arreglar el asunto a hachazos, pero así no se resuelven las cosas”.

Lanza unas frases de aliento: “Pero creo en la sociedad española. Sería suicida no pensar así”.

Sin embargo, “por el momento, Rodríguez Zapatero ha cometido un error, muchos errores, ha llegado tarde para intentar cambiar el curso de la economía y no puede responder con recortes porque los intereses de la deuda pública nos asfixian y, pese a ello, se sigue gastando y se gastó demasiado cuando se negaba una crisis más que evidente”.

Nadal es una de las caras nuevas de la derecha española. Tiene talento y sabe lo que dice, aunque naturalmente desde su ideología. Así y todo, es una de las esperanzas futuras del Partido Popular (derecha) que será la alternativa o alternancia en 2012.

Según él, los presupuestos generales del Estado para este año están orientados a que los bancos financien el déficit oficial y, por tanto, poco podrá crecerse. “Ni siquiera para evitar un mayor decaimiento que se presenta como amenaza”.

Para resumirlo: “Si los bancos están financiando a las organizaciones del gobierno no pueden apoyar proyectos empresariales que serían necesarios”.

Con la mano en alto, pese a que no es muy expresivo, habla de la España de los 60, 80 y 90 del siglo pasado “que fueron de expansión”. Y dice que los requerimientos de la Unión Europea son “las tempestades después de que aquí se sembraron los vientos”.

Los juicios

Emite sus juicios, uno tras otro, con lucidez y serenidad:

a) Necesitamos un bisturí muy fino para operar a nuestro enfermo. Hacerse el sordo ante la dolencia tendrá consecuencias impredecibles, pero siempre negativas.

b) Hay que reducir el déficit público hasta el 6% del PIB para ir saliendo de la crisis, por lo que está en veremos la posibilidad de enderezar el entuerto originado por los titubeos gubernamentales.

c) Ya es demasiado tarde. Tendrá que venir otro gobierno, el del Partido Popular, porque así lo pide la mayoría de la gente desde hace ya tiempo.

No le cabe la menor duda de que “se han concedido créditos baratos y sin garantías; se derrochó y tenemos una de las deudas más altas del mundo. Sólo un cambio radical de política nos permitirá evitar la caída libre”.

Sobre la reforma laboral está seguro que “tiene muchos defectos, es farragosa de leer, ambigua y deja en manos de los jueces la decisión final en detrimento de la política económica, lo que puede sembrar el desconcierto”.

Reitera: “No sabemos, o no saben mejor dicho, negociar en materia salarial. Se han limitado a abrirle el paso al despido duro y puro. Inclusive los sindicatos necesitan un barniz de modernidad, además de que a estas alturas las huelgas generales tampoco son las medidas para protestar. Hay que crear, modificar, no irse al paro, lo que siempre redunda en perjuicio de las mayorías”.

La inmigración es positiva

Aunque admite que “en España hemos tenido líderes sindicales responsables y serios, comprometidos con el país porque aparecían en escena cuando era necesario. Ese tipo de sindicalismo fue buenísimo para España, creó siete millones de empleos.

—¿No podrá haber una coalición de los dos grandes partidos?
—Sí, es razonable. Pero está muy lejos de concretarse por lo que se ve en estos momentos.

Aborda ahora el tema de la inmigración:
“Todas las naciones grandes lo han sido gracias a ella. Se fortalecen los países y tenemos que poner como ejemplo a Estados Unidos, Alemania y Francia, y hasta hace poco España en que recibimos seis millones de inmigrantes que contribuyeron al desarrollo interno y a nuestra proyección internacional”.

Se deduce que si un país recibe a inmigrantes es porque le va bien. Es bueno para la salud y enriquece la cultura. “Es el caso de México cuando recibió a los exiliados republicanos españoles”.

La Unión Europea se estancó

Y a otra cosa:

—¿Funciona bien la Unión Europea y progresa la integración?
—Hace tiempo que se estancó. Europa necesita una reforma de su sistema socioeconómico. Antes, en otras épocas, los acuerdos se lograban a cañonazos. Ahora creamos una moneda única en el mundo por su caudal de fuerza política y económica, pero hay que ir aprisa o avanzar al menos con solidez. Después de ello, no se ha hecho nada significativo. Por ejemplo, hoy por hoy se habla más de Asia que de Europa y de los países emergentes. Digamos de Brasil.

Precisa: “Hay que integrar mucho más nuestros mercados, eliminar las empresas públicas innecesarias como las telecomunicaciones, la energía y fortalecer la educación y la salud social”.

O sea que “nuestro comportamiento económico es mediocre en un continente que fue tremendamente puntero”.

A Nadal sí le afectan las calificaciones que hacen las agencias del rating y no descarta la creación de un instrumento similar europeo, pero “cuando eres sólido no necesitas a esos organismos”.

En unos cuantos párrafos más termina Nadal su análisis específico, temporal, de la economía española y de la Unión Europea:

“Somos el continente más deficitario en materia energética y el petróleo lo pagas en dólares con lo que importas más de ese combustible, pero tus exportaciones son mucho menores y alcanzan índices graves”.

“Es cierto —agrega— que hay trucos monetarios, que se especula con el valor de las divisas, y así lo hacen China, Japón, Estados Unidos, porque devaluar es un arma de doble filo. Es pan para hoy y hambre para mañana”.

“Hay que entrar —dice Nadal— en la primera división mundial y para lograrlo no valen los atajos. Alemania, Luxemburgo, Holanda y Austria entre otros, nunca han devaluado sus monedas. Lo que hicieron en su tiempo fue poner las cuentas en orden”.

Para sentenciar:
“No deben implantarse políticas proteccionistas que generen bloques económicos aislados porque sería el desastre”.