Malos diccionarios biográficos, dedazos e himnos intercambiados


Regino Díaz Redondo

Madrid. Dos nuevos problemas graves, de amaneceres lluviosos, junto a los muchos que hay, enturbian la precaria situación social y política en que está inmersa España.

Son ejemplo de la creciente descomposición ideológica en que se encuentra el país gobernado por el feo-socialismo. Mientras, los populares marchan con paso de ganso, mano en alto, por todo el territorio nacional.

Los conservadores han enseñado los dientes de inmediato. No hay tiempo que perder, dicen.

Vayamos por partes antes de que se parta realmente la nación o sufra una herida mortal. Figúrese: la Real Academia Española de Historia, admirada y seria institución compuesta por respetables estudiosos, acaba de dar a conocer los primeros veinticinco de los cincuenta tomos del Diccionario biográfico español.

En presencia de los reyes Juan Carlos y Sofía y de la ministra de Cultura, Angeles González Sinde, se presentaron los volúmenes con todo el boato y el lujo que requería el momento. El monarca —reconozcamos que es carismático— abrazó con sobrio entusiasmo al director de dicha institución, Gonzalo Anes. La ministra se sumó a la felicitación e hizo lo mismo. La ceremonia fue ejemplo de cómo se conservan y pulen los momentos tradicionales que tan gratos recuerdos nos trae.

 

Atención, amigo lector

Pues bien, lea usted lo que dicen algunas de las páginas de dichos libros. Yo me abstengo, en lo posible, de hacer comentarios:

Franco no fue un dictador sino un valeroso militar. Montó un régimen autoritario pero no totalitario ya que las fuerzas políticas que le apoyaban, la Falange, Tradicionalismo y Derecha, quedaron unificadas en un Movimiento y sometidas al Estado. Fue una guerra fría de casi tres años que le permitió derrotar a un enemigo que en principio contaba con fuerzas superiores. Por ello, faltando posibles mercados y contando con la hostilidad de Francia y de Rusia, hubo [don Francisco] de establecer compromisos con Alemania e Italia.

Cumplo con mi promesa de no hacer comentarios pero sí felicito a los académicos por su excelente manejo del castellano en donde los adverbios se suceden unos a otros sin el mayor pudor.

Agrega el mencionado texto que estará a disposición de los eruditos y del pueblo que…

…Franco, enviado a Marruecos al agravarse la situación en 1912, pronto se hizo famoso por el frío valor que sobre el campo desplegaba. Herido en Biutz, en 1919, se le describe como de incomparable valor [otra vez valor], dotes de mando y energía desplegada en combate.

Restaurando [más gerundios] la bandera bicolor anunció desde el primer momento su propósito de que las reformas por él emprendidas [ejemplo de sintaxis] desembocasen en la monarquía pero sin partidos políticos, pero declarándola, [olé otra vez por los literatos que reseñan tal proeza] sin embargo, confesionalmente católica.

Los textos que aparecen en tan esperada biografía de nuestros héroes, están firmados fundamentalmente por los señores Luis Suárez, Manuel J. González, Carlos Seco Serrano y José Angel Sánchez Asian.

Estos doctos personajes tienen una relación totalmente independiente, dicen, con José María Aznar, Esperanza Aguirre, Jaime Mayor Oreja y otros distinguidos y envidiables dirigentes de nuestro país.

Con ellos, con la ayuda del ex presidente del gobierno popular, tuvieron contacto al terminar el siglo pasado y  al menos dos de ellos pertenecen a la Hermandad del Valle de los Caídos y fueron funcionarios menores en cierto período de tiempo en esa época.

De Manuel Azaña se da a entender también en esos intachables documentos que fue un pelele a las órdenes de Negrín que “presidió un gobierno dictatorial en coalición con los comunistas”.

Por tanto, no se recuerda, error y omisión por falta de memoria y no a propósito, al Frente Popular que se formó durante la Segunda República para defender la legalidad democrática ante el acoso del Eje nazi-fascista.

Ahora lea con detenimiento lo que dice la Real Academia Española de Historia sobre el bueno de don José María Aznar:

Impuso definitivamente la integración atlántica sin descuidar su aportación lo que entendió como la auténtica Europa unida en valores y estrategia con Estados Unidos. [¿al servicio de esa nación?

Ahora sí agárrese:

Aznar consigue que España deje de ser un país de segunda en el concierto internacional; inscribe su decisión de apoyar la actuación  norteamericana.

Qué oración tan bellamente expuesta y tan clara para aquellos que tengan dificultades para entender!

Algo habría que decir en su contra. Y así lo hace el imparcial Diccionario biográfico:

“Aznar se desgastó frente a la opinión pública después del hundimiento del Prestige” y su ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, contribuyó a su debilitamiento por considerar que el posible acuerdo para que ETA abandonase las armas era una “tregua-trampa”.

Comprenderán que de inmediato se levantó una ola de protestas. ¿Fue así? Pues no. Si acaso Santiago Carrillo y algún que otro intelectual con agallas censuró los indiscutibles atributos que se le endilgan al señor bajito, exultante con el bigote afeitado y su cara rasurada, bien rasurada. Es decir, con su cara… dura de siempre.

¿Cree usted haberse totalmente sorprendido por tales panegíricos?

No se haga ilusiones. El Ministerio de Educación, ahora en manos del socialista Angel Gabilondo, es el que patrocina (da el dinero, lo dio) tan magna obra de recopilación.

Al preguntar en dicha institución si tenían conocimiento de esta labor titánica, se contestó tajantemente: el Ministerio aporta los euros, pero no pregunta para qué van a ser destinados ni cuál es el contenido de los proyectos.

Por añadidura diré que el costo de tal trabajo fue de 6.8 millones de euros. ¿De quién? Pues de nuestros impuestos.

 

Rodríguez Zapatero y su dedo

El segundo evento al que me referí al principio de este artículo es por demás demostrativo de lo bien que se están haciendo las cosas en el Partido Socialista Obrero Español: José Luis Rodríguez Zapatero dijo ayer —por colocarlo en el tiempo— que habría primarias en su partido. E, inmediatamente, con ese buen talante que lo define, designó a Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente primero, ministro del Interior y portavoz institucional, como candidato socialista al gobierno en 2012.

De esta manera hubo designación por dedo y el dedazo se le propinó a Carmen Chacón, ministra de Defensa, quien pocas horas antes había renunciado a sus posibilidades de competir en un trascendente y bien estructurado discurso, valeroso, encomiable. Dijo en él que se retiraba de la contienda “porque hemos asistido a una escalada que pone en riesgo, inclusive, la estabilidad del gobierno…”.

Luego, el político más avezado del centro izquierda, don Alfredo, pronunció su primer discurso como el preferido de los dioses.

En un alarde de inteligencia ideológica, de seriedad inapreciable, de amor feo-socialista, Pérez Rubalcaba, con virtudes, nadie lo niega, se dirigió a su gente para hacer símiles infantiles sobre las carreras de corto y largo recorrido que “hemos realizado tú, José Luis y yo, durante nuestras vidas”.

Claro, el de la larga carrera es Rubalcaba. Y el de la corta, más bien el que ya no tiene carrera, es Rodríguez Zapatero.

Desgraciadamente para un hombre que lucha a diario desde sus tres atalayas, padre, hijo y espíritu santo (vicepresidente, ministro y portavoz), el futuro muy cercano no parece halagüeño. No se avizoran milagros. Sólo una tormenta de magnitudes descomunales cambiaría el curso de la historia. Los dulces populares, llenos de buena fe y deseosos de ayudar, hundirán a este individuo todoterreno.

Hay que dejar a un lado los aforismos, la semántica, las figuras literarias, tan útiles a veces, y decir claramente que este país, los que lo dominan, se tutean con la ignominia. Son interlocutores de los neo-nada y el gobierno se ha convertido en un saco de entrenamiento en el gimnasio donde funge como sparring para el que quiera aprovecharse.

 

Un himno por otro

La tercera piedrita es anecdótica, da risa, no tiene importancia, pero déjenme decirles: resulta que en dos competencias deportivas, el tour de Francia del año pasado y el giro de Italia de este año fue ganado por el ciclista Alberto Contador. Y nos debemos enorgullecer del control administrativo de nuestras autoridades. En la primera competencia, cuando se premiaba al español se tocó el himno de Dinamarca “por equivocación”. Y en la segunda hace unos días, también a Contador, en el podium de la victoria, se escuchó “por equivocación” el himno franquista.

Vivimos sobre una balsa de aceite. Nada nos conmueve ni nos interesa.