Regino Díaz Redondo
Madrid.- Insólito, el señor de las cejas circunflejas acaba de recetarnos otro ejemplo paladino de política inconclusa. Con sus habituales decisiones de banqueta vuelve a las andadas.
Espero que esta vez sea la penúltima digresión incoherente e intolerante del presidente del Gobierno de España. Demos gracias a su colmillo socialista para decir con bombo y platillo que “habrá elecciones anticipadas”. ¿Y saben cuándo? Pues el 20 de noviembre próximo.
Es tal y tan grande su finura estratégica que para él esa fecha es “un día cualquiera”.
Don José Luis nos conmueve
José Luis Rodríguez Zapatero afirma, con buen talante, que el mismo día de hace 36 años murió el bendito de Francisco Franco. Se fue también, anteriormente, Primo de Rivera. Y que en honor de ellos se levantó el maravilloso monumento a la democracia: el Valle de los Caídos.
Honor a quien honor merece. Don José Luis nos conmueve con estos arranques de arrojo político y cree haberse convertido en el icono de la socialdemocracia actual. Ni es icono ni existe ya la socialdemocracia en España. Esta ha sido sepultada con todos los honores más despreciables. El personaje de León estuvo cavando su fosa durante siete años y pico y por fin logró meter el cadáver. ¡Qué hazaña!
Los dioses del olimpo le rinden tributo. Los españoles sorprendidos y agradecidos apechugamos con tal quimera. Nadie en nuestra democracia pudo imaginar tal despedida del líder del Partido Socialista Obrero Español.
Qué belleza. Rezamos, los que rezan, pedimos al gran arquitecto del universo, los masones; los musulmanes nacionalizados echan mano de Alá y los indios vuelven sus caras avergonzadas hacia Buda. España está a la vanguardia de una nueva tesis política de trascendencia internacional. El castellano ilustre nos descubre un horizonte de felicidad. De felicidad bochornosa.
El idioma español carece de adjetivos encomiásticos para adjudicárselos. ¡Cómo es posible no encontrar más palabras y conceptos para catalogar esta macabra decisión del jefe del gobierno!
No se equivoque, don José Luis
El líder socialista perdió el poco peso político que le quedaba. Es ya un personaje oscuro del pasado. Se rindió ante el acoso vil. Dobló las manos y la cintura y cayó inerme a los pies de una oposición que no tuvo más que tocarlo suavemente para derrumbarlo.
A lo mejor estamos equivocados. Quizá Rodríguez Zapatero no recuerda la fecha a que se refirió. Es un hombre que a lo mejor en plena juventud entró en un periodo de demencia senil. Por eso le recordamos que cuando acudamos a las urnas, en esa misma jornada, los nostálgicos de la dictadura peregrinarán con mayor fuerza a rendir homenaje al amigo de Hitler. La ultraderecha, tan beata y sincera, católica por conveniencia y no por amor, capitalizará el momento en su favor.
Y no se equivoque don José Luis, no será al revés como quizá usted pudiese pensar. No, la ocasión de ninguna manera servirá para alimentar a las víctimas del negro pasado.
Puede haber enfrentamientos, señor presidente, puede haber usted convocado a confrontaciones impensadas y cuyos resultados pueden tener mayor trascendencia en la historia de España. Volvió usted a equivocarse. Y yo considero que no sólo se equivocó sino que su agilísima y preclara inteligencia es una demostración más de la incongruencia en que habita y lo condujo a esta situación tan iconoclasta.
¿Cómo decirle, para que no se enoje, que es usted el presidente de la democracia más controvertido e impredecible?
De hombre carismático que surgió de la nada hace poco más de ocho años, se ha transformado usted en un ser anónimo e indeseable políticamente. Asusta su capacidad para cambiar de parecer. Siempre llega tarde, se deja cachetear y obedece a cuanta orden proviene de los que en Bruselas están contaminados por el poder económico.
Siempre dio muestras de sumisión y puso las dos mejillas (no se crea Dios) para hacer el sparring ideal de la finanzas neoliberales, de los inquisidores de la leyenda negra, de los soberbios y de los fundamentalistas.
Usted nunca se abrochó bien los zapatos… por eso tropezó y tropezó; perdió la carrera de los 100 metros y nunca llegó a participar en la de 200. Quien parecía atleta de élite actuó y actúa como minusválido, con todo el respeto que me merecen estos últimos.
Nunca tuvo entereza ni juicio sereno. Improvisó cuando le venía en gana. Amanecía con decisiones inconsistentes o impuestas por los que mandan. Nunca se rebeló ante las injusticias. Encajó con dolor, pero sumiso, las embestidas de las hordas.
Abanderado de lo absurdo
No fue juez ni parte, sino abanderado de lo absurdo. Débil, se acostumbró a recibir el golpeteo. Es usted un gran masoquista.
Triste y débil león, está listo para recibir los santos óleos. Quizá quiera que se le entierre junto a su abuelo “rojo” pero no hay lugar. Dormirá eternamente a la sombra de un valle y junto a miles de personas que no merecen tenerlo como vecino.
Quiso confundir a todos y sólo logró el desprecio de los suyos y los coscorrones de la oposición que en cuatro meses formará gobierno.
Inclusive, acaba usted de hacerle un flaco favor a Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato de su partido, a la jefatura de gobierno.
Alfredo, como pide que lo llamen, iba apuntando buenas ideas y empezaba a delinear las bases de un programa político creíble. Pero usted, yo no digo que por envidia, acaba de reducirle el tiempo para que se afiance.
Muchas cosas tendrían que pasar —nunca se sabe— para que el ex vicepresidente primero de su gobierno pudiese ganar las elecciones de finales de este año. Es decir, no sólo usted se aparta de una conducta impopular, sino que también se lleva consigo a un hombre que podría ser una esperanza para los que aún creemos en la democracia real.
Quizá leyó usted u oyó que hay encuestas en las que se apunta la reducción de la distancia de Rubalcaba con Mariano Rajoy (Partido Popular), el conservador que llegará a La Moncloa.
No puedo creerlo, ni siquiera imaginarlo, pero existe la posibilidad de que esto y otras cuantas cosas sin importancia, como las presiones y los azotes económicos, le hayan llevado a tomar la decisión de citar a elecciones antes de tiempo, no vaya a ser que…
Rubalcaba, si bien no es un hombre de fachada atractiva, piensa y sabe manejar los tiempos de la verdadera política. Y en eso de los tiempos y de su manejo es usted un ser ajeno. No sabe qué son ni cuándo utilizarlos.
La derecha llegará al poder
La derecha llegará al poder sin moverse de su poltrona. Sin ideas y con dos virtudes evidentes: el insulto y la atonía ideológica.
Desde su sofá (caricatura de El País), Rajoy, puro en boca, barba rala y vaguedad en ristre, tomará el poder.
¿Tendrá mayoría absoluta? Es posible, pero no tiene por qué preocuparse. Si no ocurre así, se aliará con Convergencia i Unió y formará un gobierno de coalición otorgándole un ministerio al señor Josep Antoni Durán i Lleida. Está cantado. Y es además lo que ese partido busca desde hace tiempo. La política de Puyol: con unos con otros, sin ninguno y sin otros. Trashumancia característica del ex presidente del gobierno catalán.
Es usted el egoísmo personificado.
¡En cuanto a los ciudadanos, que los parta un rayo!


