La crisis global podría durar décadas
Por Joaquín Pérez Sánchez
La crisis sistémica del capitalismo sigue su curso y los principales países involucrados en ella, Estados Unidos y la Unión Europea, lejos de encontrar soluciones reales, prefieren continuar con las viejas recetas neoliberales, que prolongan la incertidumbre y agravan los escenarios económicos.
En este contexto, el caso argentino se convierte hoy en un referente obligado para encontrar salidas exitosas a la crisis mundial.
El reconocido politólogo belga Éric Toussaint, en una entrevista para el diario argentino Buenos Aires Económico, afirmó recientemente que la “crisis mundial” va a “durar una o dos décadas”, ya que los directores de los bancos centrales mintieron al considerar que la crisis estaba bajo control.
Para este experto, las medidas económicas tomadas por los gobiernos de Europa y los Estados Unidos, durante los últimos cuatro años, son la causa del aumento del nivel de gravedad de la reciente crisis sistémica del capitalismo global. Sin embargo, opinó Tuossaint, las movilizaciones sociales no han alcanzado los mismos niveles que ocurrieron en Argentina en 2001 y que a la postre, fueron la base del cambio en las políticas económicas de ese país.
Otro experto, éste Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, en una entrevista para el matutino argentino Página 12, indicó que los planes de ajuste que se aplican en Europa y Estados Unidos, llevan al estancamiento, además de que la política monetaria no es efectiva. La mejor forma para enfrentar los “déficit” es “con mayor gasto” y no con “planes de austeridad”, ya que ésta es una “visión equivocada” es la “misma receta que aplicó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la Argentina” y ya sabemos lo que pasa. “La economía se desacelera, luego entra en recesión y finalmente termina con una depresión”, agregó.
En este contexto, el Premio Nobel de Economía, reiteró que entre más se retrasen las decisiones políticas que beneficien la generación de empleos, así como el cobro de impuestos a los sectores pudientes, al mismo tiempo que la regulación financiera, “mayores serán la inestabilidad y los costos”.
Ambos especialistas han recordado el caso argentino que, aún sin ser la panacea, ha sido un claro ejemplo de aplicación de políticas económicas alejadas de la ortodoxia neoliberal.
En estos momentos, Argentina, junto con Brasil y otros países del Cono Sur, los cuales conforman la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), encabezan una iniciativa política y económica alternativa a las recetas de los organismos internacionales, la cual empieza a generar opciones para protegerse de los efectos de la crisis mundial.
La iniciativa no es sólo económica sino también política y dibuja un nuevo bloque en el escenario global, el cual podría convertirse en la voz de América Latina. Por lo pronto Argentina es un buen ejemplo, tanto de lo que no se debe hacer, como de lo que sí es posible llevar a cabo, pero al parecer a las potencias económicas europeas y a los Estados Unidos, todavía no les es suficiente con la actual inestabilidad. Sin embargo, no se puede tapar el sol con un dedo y más temprano que tarde la cruda realidad se hará presente.