Un cambio paulatino

 

Joaquín Pérez Sánchez

Mientras Estados Unidos enfrenta su “otoño” de “indignados”, que amenaza con convertirse en la gota que derrame el vaso del descontento acumulado en la poderosa nación capitalista,  la isla de Cuba cambia pausadamente, con su propio ritmo e incluso mejora sus números macroeconómicos, revelándose un escenario contrastante en ambas naciones.

Hace unos meses, cuando las autoridades de la isla anunciaban “cambios” en la estructura económica y política del sistema cubano, los cuales incluyeron fuertes anuncios de despidos en el aparato estatal, el escenario era pesimista, sobre todo para la mayoría de los analistas de medios de comunicación internacionales que comulgan con las ideas neoliberales.

Sin embargo, los cambios pausados pero efectivos han empezado a transformar  la realidad cubana, aunque todavía no se perciba en forma generalizada. Así, por ejemplo, desde agosto pasado, cuando el Parlamento cubano aprobó los “lineamientos económicos y sociales” que surgieron en el pasado VII Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC), se produjo una ligera, pero efectiva recuperación económica con un crecimiento del 1.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), durante el primer semestre de este año.

Además, las previsiones de las autoridades económicas de la isla pronostican que esa “recuperación” podría alcanzar 2.9 por ciento del PIB al finalizar el 2011.

Entre las medidas que se aprobaron, destaca la Ley de Trabajo por cuenta propia, que de acuerdo con las autoridades de la isla, alcanza ya a más de 300 mil personas, además de los cambios en la gestión de vivienda, adquisición de herramientas e instrumentos agrícolas, créditos a la “iniciativa privada” y la nueva Ley de compra venta de vehículos.

El escenario de transformación ocurre en Cuba,  a paso lento pero seguro.

En contraste, en Estados Unidos, los cambios que anunció el presidente Barack Obama, se han quedado en el tintero, el seguro médico, la política migratoria, el control del capital financiero, poco o casi nada ha podido llevar a cabo.

Quizá por ello, ahora el descontento estalla en las calles de las principales ciudades estadounidenses, encabezadas por los miles de “indignados” que se plantaron en Nueva York, en Wall Street, la catedral del capitalismo.

Los desempleados, los obreros, la clase media, pero sobre todo los jóvenes “sin futuro”, son los principales opositores a las políticas neoliberales que sigue privilegiando los intereses del capital financiero.

“Ocupa Wall Street” es el movimiento popular que ha ido creciendo en Estados Unidos y que amenaza con desbordar las respuestas cotidianas de la clase política estadounidense, que no encuentra cómo responder a este fenómeno político que ahora ocurre en su seno.

Los gobiernos de Cuba y Estados Unidos siguen enfrentados en el escenario global y ambos tienen sus propias contradicciones internas, sólo que ahora, parece ser que la isla está mejor preparada para resolver su situación de crisis, mientras que su enemigo político ideológico, enfrenta su peor crisis interna en años que podría volver a dividir a la nación norteamericana.