Sobresale el cardenal Sandoval Iñiguez

Por Guillermo García Oropeza
(Segunda y última parte)

Entre tantos personajes siniestros que pueblan estos últimos años de vida nacional, sobresale el cardenal de Guadalajara (esta capital de la extrema derecha mexicana), don Juan Sandoval Iñiguez, quien por cierto ya llegó, desde hace tiempo, al momento de su jubilación, la que al parecer está a punto de hacerse efectiva para alivio de muchos.

Pero pese a estar en capilla, Sandoval aprovecha toda oportunidad para realizar sus famosas declaraciones que lo han impulsado a ser el más ruidoso portavoz del más temible conservadurismo mexicano. Así, hace unos días Sandoval consagró la subversión cristera de allá de los años veinte del siglo pasado como la verdadera revolución mexicana, ese movimiento de asesinos, bandoleros y traidores a la república, a los que Sandoval está levantando una demencial basílica en la sumisa Guadalajara con beneplácito (y según se dice  financiamiento) del gobierno panista de Jalisco.

Pues bien, ya entrado en gastos el inefable señor cardenal proclamó la Colonia virreinal como la mejor época de la historia de este país. Esa época que marcó el total dominio del catolicismo hispánico y romano sobre el masacrado México indígena. Aquella época que comienza con el genocidio de la Conquista que por poco acaba con la población de los aztecas y con el robo de las tierras de los indígenas y la explotación de los recursos mineros del país. Y habrá que recordar que los españoles se robaron una cantidad de plata mexicana que podría haber formado una gigantesca esfera cuyo diámetro equivale a la altura de la Catedral Metropolitana. Esta época de rapiña colonialista y de persecución de las libertades por la Santa Inquisición y de tantos corruptos funcionarios que se enriquecieron con el codiciado puesto de ser virrey de la Nueva España es para el señor cardenal la mejor época de nuestra trayectoria histórica, olvidando el ignorante clérigo las realizaciones maravillosas de las culturas prehispánicas o las luchas por la libertad y la dignidad de los mexicanos en contra del imperialismo español que culmina con el bárbaro ritual del sacrificio del padre Hidalgo por la crueldad de los realistas. Pero como en la Colonia se construyeron con explotada mano de obra indígena infinidad de iglesias y conventos para el clero peninsular y criollo, y se levantaron carísimos retablos dorados y se acumularon impresionantes tesoros en las iglesias (como el que se puede ver en la riquísima catedral de Guadalajara) para Sandoval Iñiguez esa época de explotación y vasallaje es lo mejor de nuestra historia.

Una arrogancia nostálgica que quisiera hacer volver a este país a la total sujeción a la tiranía romana, esa tiranía oscurantista, misógina, homofóbica, divorciada del movimiento de la historia, enemiga de la ciencia y el pensamiento crítico. Pero eso sí, muy decorada con  vírgenes, ángeles  y santitos barrocos.