Ignacio Trejo Fuentes
Óscar Cossío ha sido actor y le debemos brillantes ensayos sobre el teatro Noh japonés. Pero también ha incursionado en la novela, el cuento y las memorias; en teatro dio a conocer Largo viaje de regreso al hogar. Acaba de aparecer su novela Suicidio de ida y vuelta.
De este autor he dicho que su fuente mayor es el erotismo, que no pocas veces raya en lo pornográfico. El libro que me ocupa no es la excepción, mas subrayo que a diferencia de otros escritores nacionales metidos en esos asuntos, propone temas que van más allá del calor de las sábanas y las perversiones, es decir, tiene ideas, y de alto calibre.
En esta obra reciente, por ejemplo, Félix el octogenario protagonista, se da cuenta de que la vejez es un lastre muy pesado, y más si se vive en soledad. De ese modo, declara que no le gustaría ver llegado el momento en que alguien tenga que bañarlo, darle de comer y cambiarle los pañales; la idea lo horroriza, y determina que la mejor manera de evitarlo es acabar consigo mismo, suicidarse. Y planea todo, busca la mejor forma de quitarse la vida sin molestar a otros, y decide que eso deberá ocurrir en el mar, así que se hace de una cabaña en un paraje solitario de la costa para esperar la muerte.
En tanto, hace remembranzas de su vida amorosa y erótica, que ya ha quedado muy atrás. No obstante, Félix sigue persiguiendo mujeres, a las que paga por hacerle compañía y que se dejen por lo menos mirar. Y sí, lo consigue, aunque en algún caso debe actuar sólo como testigo de los escarceos de dos mujeres. Otra se burla de él. En fin, la vejez le parece abominable. ¿No es un gran tema?
Al principio del libro, Óscar hace algunas precisiones sobre su literatura, confiesa que su estilo disgusta a muchos lectores sobre todo cuando se mete a balconear a las buenas conciencias. Pero qué le voy a hacer, dice, ésa es mi manera de hacer literatura. Y luego, mientras cuenta episodios de su vida presente y de la pasada, intercala frases de otros autores que han reflexionado sobre la vejez y el suicidio. Este último es un tema que obsesiona a los personajes de Cossío; una de sus obras se titula precisamente Viva el suicidio y otras muertes.
Cossío es un narrador nato, que no se anda por las ramas, no se complica la vida ni se la complica a los lectores; es directo, llano, aunque de vez en cuando a algunos de sus personajes les da por escribir versos.
Suicidio de ida y vuelta abre la colección erótica Los Labios de Venus, de Pluma Rosa Ediciones. Por lo menos se trata de un buen arranque, y espero que la serie se sostenga y se haga conocida e importante, porque hace falta este tipo de literatura.
Óscar Cossío, Suicidio de ida y vuelta.
Pluma Rosa Ediciones, México, 2011; 109 pp.