Ignacio Trejo Fuentes

Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954) es un autor polifacético y prolífico: escribe ensayo, poesía, crónica, teatro y cuento; y todo lo hace con rigor  y belleza. Ha venido trabajando el cuento desde hace más o menos tres décadas, pero lo publica a cuentagotas, por lo que voy a comentar el volumen Morir todos los días, que contiene nueve piezas, algunas de ellas incluidas en libros precedentes, y la mayoría inédita hasta ahora.

“Plenilunio de la muñeca” (precioso título) ofrece una extraña relación entre dos capitalinos que al principio parece de lo más normal, y sin embargo el cierre nos sorprende: estamos ante un caso de licantropía. Suena raro, pero resulta convincente.

“Pisar en el aire” refiere la relación de dos jóvenes estudiantes totalmente distintos a los demás, esa “otredad” es la que los acerca y los lleva por caminos inciertos y hasta sobrecogedores, donde la locura campea a sus anchas. Por su parte, “Octubre en el Museo del Chopo” refiere el amorío de dos jóvenes, hombre y mujer, que luego de una erotiquísima serie de encuentros culmina de manera brutal.

“Retrato de una dama” es quizás el cuento más sorprendente. Quien narra habla sobre su amante europea, y se confiesa subyugada por su personalidad, por sus locuras. Pero dejaré que sea el lector quien se encargue de descubrir el encanto de esta pieza magnífica.

“Booz ve dormir a Ruth” tiene como protagonista al poeta Gilberto Owen, quien se involucra con una jovencita luego de sufrir una severa pérdida amorosa. Y es, por añadidura, una seria reflexión sobre el amor despedazado, como ocurre en varios de los cuentos de Quirarte.

Todos los cuentos son de gran nivel, mas quiero destacar que imperan poemas en prosa (no olvidemos que el autor es poeta), como “Habla la Regenta”, cuya protagonista es la misma de la novela homónima de Clarín, quien se declara encarcelada en ella misma, en su nombre, en su sensualidad. Enorme ritmo, notables hallazgos poéticos.

De ese tenor es “El cuaderno de Aníbal Egea”, donde se rescatan los apuntes en prosa poética del esquivo personaje, llenos de conceptos como el amor y la soledad; se dice que el poeta no publicado existió, aunque sospecho que Vicente recurre a él para exponer sus propias ideas. “Hoy no habrá función” y “La isla está rodeada por un mar tembloroso que algunos llaman piel” son los textos más apegados al género cuento: son historias estrujantes, de esas que uno no puede dejar por ningún motivo. El primero es un himno a la soledad, mientras el segundo es una inquietante venganza amorosa.

Es obvio que el conocimiento de las técnicas literarias, la vena poética del autor y su singular imaginación arropan estas bellas, emocionantes (conmocionantes) historias, que recomiendo sin ninguna reserva.

Vicente Quirarte, Morir todos los días. Joaquín Mortiz, México, 2011; 141 pp.