“Trabajo por cuenta propia”
Joaquín Pérez Sánchez
Cada que se implementa un nuevo aspecto del proceso de reformas en Cuba, se desata una serie de interpretaciones sobre el futuro de la isla, desde los que ven un regreso al capitalismo, hasta los que lo consideran un engaño del régimen. Ahora la noticia que provocó mucho ruido fue la autorización del gobierno cubano para que los bancos locales otorguen crédito a campesinos, pequeños propietarios y ciudadanos comunes.
El pasado 24 de noviembre, el gobierno cubano oficializó la puesta en marcha del nuevo sistema de créditos que, en conjunto con otras reformas que ya están en vigor, buscan reactivar la producción “nacional” (sector privado), para que sustituya las importaciones.
Uno de los aspectos importantes de la reforma cubana es la reactivación de la microeconomía a través del “trabajo por cuenta propia”, con lo cual muchas de las personas que trabajaban en el costoso aparato estatal que ahora se reduce, encontrarán créditos para impulsar pequeños negocios que de hecho ya empiezan a proliferar.
Otro aspecto importante de esta reforma se expresa en el terreno de la alimentación, donde la reforma agraria impulsada por el gobierno cubano, en la que las tierras ociosas e improductivas se entregan en usufructo por un periodo de diez años, que puede extenderse otra década, para quienes quieran dedicarse a la producción agropecuaria o similares.
De esta manera, el gobierno cubano busca por un lado generar un mercado interno que favorezca la producción de alimentos, pero por otro lado también busca repoblar las áreas rurales que poco a poco han sido despobladas.
Estos y otros aspectos de la reactivación económica requerían un nuevo esquema bancario y es ahí donde entra la nueva política crediticia, la cual beneficiará sobre todo a estas personas (campesinos, pequeños comerciantes, empresarios), que constituyen en esencia el sector económico que reactivará el mercado interno e impulsará la dinamización de la economía.
Para algunos radicales comunistas, este proceso significa un regreso al capitalismo, mientras que para la extrema derecha cubana, sólo se trata de un engaño del régimen cubano que encabeza Raúl Castro.
Ambas posturas pierden de vista los aspectos esenciales del proceso cubano, que es su capacidad de adaptación y rectificación de sus políticas, basado en una mayoritaria aceptación del proceso revolucionario que vive y sus innegables conquistas sociales.
De esta manera, Cuba realiza un proceso de reestructuración de su economía, pero sin renunciar a su proceso de construcción del “socialismo”, defendiendo su soberanía y las conquistas esenciales en materia de salud, educación, cultura y deportes, entre las más importantes.