Vivir aquí es muuuy divertido

Guillermo García Oropeza

Guadalajara allí la iba pasando y aunque ya no es aquella ciudad tan habitable y guapa en la que crecimos y ha engordado de manera caótica e irresponsable, perdiendo muchas de sus cosas buenas y patrimonio, había venido ofreciendo todavía un estilo de vida con ciertos privilegios como el de un clima que exceptuando los africanos calores de la primavera es todavía “de un suave temperamento”, como decía un cronista colonial, así como de una buena habitabilidad en la Guadalajara burguesa así como ciertos resabios de la añorada vida provinciana.

Por otra parte, Jalisco fue una de las primeras víctimas del panismo inepto y corrupto y de extrema derecha clerical que venimos sufriendo desde hace tres sexenios, si bien el PAN perdió estrepitosamente todos los municipios del área metropolitana, al PRI y a un joven alcalde de un municipio de dinámico crecimiento, Enrique Alfaro. Pero a nivel de gobierno del estado sobre el pintoresco e ignorante gobernador Bebeto Cárdenas y el alcohólico y majadero Emilio González Márquez, frustrado pretendiente presidencial, el verdadero hombre fuerte ha sido el que quizá sea el peor jerarca mexicano, el inefable Juan Sandoval. Guadalajara, situada en la tradicional región cristera, ganó el dudoso honor de ser la capital de la extrema derecha.

Sin embargo, por un tiempo la ciudad pareció estar a salvo de los excesos de la guerra de Calderón, pero hace unos días con el regalo de veintiséis muertitos dejados frente a los Arcos del Milenio (llamativo símbolo del fracaso panista que nunca los pudo terminar) Guadalajara perdió su complacencia y entró de lleno en esa geografía de la violencia que se imputa a los narcos, pero que quizá en sus peores expresiones (como Veracruz) sea cosa de turbios grupos paramilitares que quién sabe quién controle.

Y aunque el secretario de Gobierno, Fernando Guzmán (candidato a la gubernatura por el Opus Dei) afirmó que el estado cuenta con los medios para garantizar la seguridad, el alto poder que es el cardenal Sandoval exigió que se militaricen las calles de nuestra pobre Guadalajara. Sandoval, que por cierto ya debería de estar fuera de circulación pero como diría aquella canción “que te vas, que te vas  y no te has ido…”

Mientras tanto, en la desordenada, onerosa y sobrevaluada Feria del Libro el también sobrevaluado escritor colombiano Fernando Vallejo, en su discurso de agradecimiento al premio que le concedió la mafia de la Feria no dejó títere con cabeza y criticó a la Iglesia católica y al Islam, al PRI y al PAN, ¡a los diez mandamientos! y coronó su faena declarando que Fox rebuznaba y que “Calderón es indigno del puesto que ocupa porque no es nadie ni ha hecho nada por México”, y que por lo tanto nos conminaba a no votar en las próximas elecciones… como ven que vivir en Guadalajara es muy divertido.