América Latina ha librado bien la crisis

Joaquín Pérez Sánchez

Apenas se inició el 2012 y las turbulencias económicas se incrementaron, por lo que  llama la atención que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que reconocen las mejores condiciones de América Latina -sobre todo Sudamérica-, en materia económica,  busquen ahora asustar con el corte del crédito por parte de los bancos, especialmente los europeos.

Efectivamente, el entorno económico mundial es inestable, la crisis financiera europea está entrando a una fase más crítica, la cual podría desembocar en un escenario de crisis política que desarticule la “integración” lograda hasta ahora o provocar una serie de estallidos sociales que trastroquen el actual esquema geopolítico de la región.

Estados Unidos no se encuentra en su mejor momento. En plena carrera electoral, la actual administración no encuentra como revertir la desaceleración económica y su nivel de endeudamiento es tal que a largo plazo amenaza con un nuevo estallido financiero.

En tanto en América Latina, mal que bien, los países del Cono Sur, con gobiernos surgidos de fuertes enfrentamientos sociales, con tendencias más nacionalistas o de las llamadas corrientes de izquierda, han aprendido en algo la lección y durante los últimos años no han seguido las recomendaciones de los organismos financieros internacionales.

Por el contrario, las políticas económicas de estos países se han enfocado al impulso de su mercado interno, a las inversiones sociales y el abatimiento de la pobreza, favoreciendo también la integración regional.

Los resultados están a la vista, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), América Latina registra la menor tasa de desempleo en 21 años, la cual rondó el 7 por ciento en 2011.

Asimismo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), informó que la región latinoamericana alcanzó un crecimiento del 4.3 por ciento, menor al 5.9 registrado en el 2010, pero muy relevante si se toma en cuenta que el año pasado fue muy fuerte en términos de la crisis financiera global.

En este contexto, si bien es cierto que el panorama para este año es en términos generales muy complicado para la economía, mal harían los países latinoamericanos en regresar a políticas que han demostrado su fracaso, por el contrario, deben avanzar en la independencia regional y el mayor control de sus entornos, para reducir los efectos de una crisis global que lejos está de solucionarse.