Contra Irán y el ala izquierda de América Latina

Joaquín Pérez Sánchez

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, inició una gira relámpago por América Latina, visitando Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador, hecho que provocó el enojo de Estados Unidos, quien amenaza a los países latinoamericanos con sanciones si continúan estrechando vínculos con Irán. Sin embargo, América Latina ya no es el “patio trasero” de Estados Unidos.

La visita del presidente iraní se inició en Venezuela, país con el que mantiene una relación diplomática y comercial desde 2007. De hecho esta es la quinta visita a la región por parte del mandatario iraní.

Venezuela es el país que desarrolla más programas de cooperación con Irán, de hecho el gobierno venezolano informó que en esta ocasión los presidentes de ambas naciones “revisarán” “todos” los convenios de “cooperación” que abarcan diversas áreas, entre las más importantes: agricultura, industria, comercio y energía.

De acuerdo con la información del gobierno venezolano, el intercambio comercial entre ambas naciones ronda los cinco mil millones de dólares y sigue creciendo.

Ahora el intercambio comercial de Irán empieza a expandirse a otras naciones como Nicaragua, Cuba y Ecuador, quizá por ello el gobierno estadounidense reacciona amenazante.

En la víspera de la visita del mandatario iraní, el gobierno estadounidense declaró “persona non grata” a la cónsul venezolana en Miami, Estados Unidos, Livia  Acosta y ordenó su inmediata “expulsión” del país. Al cierre de este material, no se conocía la reacción del gobierno venezolano.

Además de este hecho, el gobierno norteamericano inició una serie de llamadas telefónicas dirigidas a los gobiernos de Nicaragua y Ecuador, para “explicarles” lo que implica “nuestra nueva legislación para quienes negocien con el Banco Central de Irán”.

El gobierno estadounidense ha intentado crear la percepción de un supuesto “eje del mal” entre los gobiernos de Irán y Venezuela, que favorecería la puesta en marcha de acciones “terroristas” contra Estados Unidos, pero hasta la fecha, no ha podido llevarlo a cabo.

Por el contrario, lo que ha logrado es que cada vez más países latinoamericanos estén interesados en desarrollar relaciones “soberanas”, legítimas entre Estados.

En este contexto, a Estados Unidos le preocupa que el gobierno iraní y sus aliados en la región latinoamericana lo sigan desafiando y continúen variantes independientes a la hegemonía en decadencia de la potencia mundial.