Ignacio Trejo Fuentes
(Segunda y última parte)
Hace muchos años, un joven estudiante de Psicología y profesor de preparatoria llegó a la redacción de El Semanario Cultural de Novedades, que dirigía José de la Colina, y entregó un texto. Lo curioso es que Ernesto Herrera no estudió ni Letras ni Periodismo, aunque, eso sí, era un lector aplicado. Su material fue publicado, y desde entonces se hizo colaborador asiduo, hasta que pasó a formar parte del cuerpo de redacción del semanario. Desde entonces no ha dejado de hacer periodismo cultural: ahora lo hace en Milenio Diario.
El encuentro de Ernesto con José de la Colina le abrió las puertas al conocimiento de la literatura y el periodismo, y debido al rigor y la disciplina del maestro, a su ejemplo de magnífico escritor, el joven colaborador supo que la constancia, la disciplina y el estudio constante son indispensables en esas tareas. Por eso, el texto sobre el autor de tantas bellezas literarias y periodísticas que incluye en Movimiento fluido, su primer libro, es a la vez un acto de agradecimiento, pero sobre todo muestra de una lectura aguda y contagiante.
En su andar, Herrera conoció gran número de escritores, entre ellos a Jorge López Páez: otro gran maestro. Como soy admirador del veracruzano me encanta que Herrera escriba sobre él y dé pistas a sus lectores para comprender la obra, vasta e importante, de aquél.
Como señalé en la entrega anterior, Herrera no se ocupa sólo de escritores, sino de practicantes de otras disciplinas, y aun científicos. En la tercera sección hay reseñas y entrevistas con autores que abordan asuntos como la familia moderna, la homosexualidad, la bisexualidad, el nuevo desorden amoroso y las repercusiones del terrorismo, entre otros. El autor de tales textos y entrevistas se maneja con extraordinaria soltura, no en balde su formación como psicoanalista y su incansable lectura de textos que no son sólo de poesía o narrativa.
Es posible que alguien ponga reparos a la organización de Movimiento fluido, pero debe recordarse que se trata de una selección de tantos trabajos como ha publicado el autor, de manera que es factible esperar nuevos volúmenes. Mientras, remito a los lectores a la revisión de éste, que como dije es muestra clara de que la crítica (literaria, sobre todo) goza de envidiable salud en nuestro medio, aunque haya quienes insistan en lo contrario: creo que sostienen su postura porque no saben de lo que hablan, porque no leen; o quizá porque no les ha ido muy bien en la feria de la crítica.
Ernesto Herrera, Movimiento fluido. Libros Magenta / Secretaría de Cultura del DF, México, 2011; 199 pp.