Presión sobre los medios
Regino Díaz Redondo
Madrid.- Las primeras víctimas del nuevo gobierno de derecha, ultra-derecha, Cristo Rey y la Falange, saltan ya al escenario de la tragedia a sólo un mes de la toma de posesión de Mariano Rajoy como presidente del gobierno español.
A saber, el diario Público —único periódico que defiende abiertamente la libertad, condena el fraude y los negocios ilícitos, airea la corrupción de la trama Gürtel, descubre al pillo de Iñaki Urdangarin, hace tiritar a los ex presidentes de Valencia y Baleares y recela de las brutales medidas de recortes sociales impuestas por la Unión Europea al servicio de los mercados agiotistas e insaciables—está a punto de morir.
En capilla, aguardan inquietos la televisión pública que quieren privatizar o al menos que vuelva a tener anuncios publicitarios; Ana Pastor, una de las periodistas de mayor prestigio en este país, está en la mira porque no es grata para los intereses del Partido Popular.
Dos programas de televisión, el Gran Wyoming y Al fuego vivo han puesto sus barbas a remojar.
Nada se dice de Telemadrid, cadena al servicio de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad, aunque ha sufrido fuertes pérdidas y continuamente está siendo cuestionada por sus trabajadores que la acusan de tendenciosa.
Niegan el crédito
Al primer medio escrito que mencionamos, las instituciones bancarias le niegan el crédito. Acaba de declararse en concurso de acreedores —casi en bancarrota— y los grandes consorcios nacionales le niegan la publicidad; la izquierda permanece callada, la élite económica se vanagloria y contribuye para que cierre sus puertas.
A cuentagotas aparecen avisos comerciales en Público. Este diario nació hace menos de cuatro años con el propósito de ser una alternativa leal y verídica, reivindicativa de la auténtica izquierda y ahora está siendo apaleado desde tribunas no tan ocultas.
Sus textos han dado a España una visión acertada, cruda e inteligente, de las dolorosas decisiones de Zapatero y del insigne gallego de Pontevedra.
Desde luego, la debacle podría retrasarse porque el Consejo de Ministros se ha dedicado todo este tiempo a propinar hachazos al gasto público, reducir ingresos de los funcionarios o congelarlos y crear los minijobs que son un reflejo de la penuria en que se encuentran los más de 5 millones de parados.
Es tal la algarabía que el silencio se escucha. Paradójicamente, es estridente. Público, con una circulación superior a los 100 mil ejemplares y en continuo crecimiento, se enfrenta a la cerrazón oficial y a la sordera de las empresas poderosas. Sólo los lectores abarrotan su página web y defienden su presencia y permanencia. Miles de internautas lo apoyan y se ofrecen para conseguir que perviva.
Los intelectuales comprometidos —no son muchos— protestan pero no en demasía. Los organismos sociales, los que tienen subsidios del gobierno y los “independientes” han hecho mutis.
Con sus propias uñas
De pronto, el escaso campo floreciente del progreso está secándose. ¡Que cada quién se rasque con sus propias uñas! El PSOE, en plena lucha interna, se mueve en aguas turbias. Sus candidatos Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, ex ministra de la Defensa, se lanzan puyas y disfrazan sus diferencias con melosos halagos mutuos.
Izquierda Unida, que aumentó su número de votantes hasta lograr 11 diputados, no se da por enterada del asunto. Olvida a su principal valedor. La cercana muerte de ese ente informativo —hay una remota esperanza de que sobreviva— no le llama la atención.
Es sólo un eslabón de la cadena de decisiones posteriores que nos llevará, valga la exageración, a quemar libros y nos remite a la frase de Unamuno, quien al ser obligado a abandonar la Universidad de Salamanca por las fuerzas franquistas, lanzó esta frase imborrable: “Venceréis, pero no convenceréis”.
Los acreedores agobian a los periodistas que osaron tocar al entonces partido de la oposición. Los estrangulan y quieren asfixiarlos.
Todo indica que es el momento de tomar venganza aunque lo disfracen con declaraciones tendientes a justificar los recortes draconianos.
De una u otra manera, la derecha ufana sigue motivando con las mismas frases de siempre: “España se hunde, los socialistas fueron torpes, nos han engañado, han llevado al país al borde del abismo”, y en este momento, agregan, que ante tal panorama no tuvieron más remedio que reducir el estado de bienestar y someterse a las imposiciones que exige la Unión Europea.
A Rajoy y Cía. se les ve el plumero por más que se empeñen en ocultarlo y lanzan diatribas contra los trabajadores y las clases medias que se muestran cansadas, débiles y sumisas ante estos ataques.
Las hipotecas basura otorgadas por los bancos, la burbuja inmobiliaria creada por José María Aznar —el Trío de las Azores— sepultan la esperanza de la gente cuyo horizonte no se aprecia.
Se gastó más de lo que teníamos. Pero lo hicieron, sobre todo, los nuevos millonarios con la recalificación de terrenos verdes en toda España. Terratenientes omnipotentes, intocables, hicieron un largo agosto que se prolongó muchos años y cuyo fin no supo atajar el gobierno de don José Luis.
Investiguen si no las cuentas bancarias, aquí y en el extranjero, de los dueños de consorcios intocables. Lean cómo una tienda de fama mundial estuvo explotando a obreros chinos a los que pagaba una miseria para que fabricaran ropa que vendían a precios de mercado internacional con pingües ganancias. Este asunto tardó menos en salir que en volver a la oscuridad.
Los obreros, los empleados, los autónomos reciben salarios ínfimos, ganan cada vez menos; no les alcanza y el desempleo aumenta.
Los recortes a los burócratas de tercera línea son los más numerosos.
A la Casa Real no se le quita un céntimo. Al clero, naturalmente el clero católico, sigue recibiendo 10 mil millones de euros al año. Para estas dos entidades, la Corona y el Vaticano, la tijera no ha llegado.
Los laicos denuncian, pero sus protestas caen en un profundo saco roto que va a parar a la nada.
La democracia real ya está triste; no logra rehabilitarse. Ojalá lo haga más adelante. Pero en estos momentos, adormece.
Será 2012 el peor año para la economía española.
Hay un cambio de hábitos y una transformación completa o la sociedad de consumo, de latrocinios, tendrá impunidad para que el hambre y el descontento aumenten.
Descabalgar a los falsos ídolos, a los defensores de la riqueza extrema, a los jinetes del Apocalipsis, es una utopía. Los tétricos rostros de estos caballeros vuelven a asomar ávidos porque es el momento propicio.
Pocos se dan cuenta que la enfermedad y la miseria va a extenderse y contaminar a los privilegiados. Es una epidemia que se propaga como mal endémico por Europa, un continente que nunca atravesó momentos tan graves desde el término de la Segunda Guerra Mundial.
Estómagos vacíos
Los que mandan ya se dieron cuenta de los errores cometidos y empiezan a parchar los agujeros rotos. Sin tocarse los bolsillos, no saben cómo solventar las penurias, ni reducir la sed. Las ayudas son pocas y casi no llegan a los estómagos vacíos y sin futuro. Se dan el lujo, también, de coartar los gritos anhelantes de la gente. Pero las voces indignadas ya asoman la cabeza también en Estados Unidos, no digamos en Africa y Latinoamérica.
En el Valle de los Caídos —caídos no, asesinados más bien— duerme Franco junto a sus víctimas y son pocos los que claman por quitarle de su pedestal. La tumba del Caudillo es un mausoleo al servicio del fascismo. Los que construyeron ese enorme insulto a la humanidad, están enterrados y sus huesos esparcidos en el subsuelo del gigante con píes de barro.
La vergüenza de los Caídos, monolito enclavado en tierras castellanas, seguirá vigente por un largo tiempo más.
Este gobierno, desde luego, no pondrá remedio a la situación.
Porque dicen que no hay que revivir el pasado. Los 40 años vividos a la sombra del resto de las naciones, no son más “que un incidente”.
El pesimismo que invade a todos aquí y en otras partes de la geografía continental, está bien fundado. Nada prevé mejorías. Aunque subsiste la esperanza como único eslabón que nos une a un mundo civilizado.
Rajoy está a unas semanas de ir a la cumbre de la Comisión Europea del 30 de enero. Allí, le marcarán la hoja de ruta. No puede ser de otra manera. La culpa no es sólo de él sino de todos los políticos que se supeditaron a la especulación financiera. Volverá don Mariano a España para cumplir las órdenes recibidas con obediencia puntual.
Después, se presentará en el Congreso de los Diputados, dónde los leones hacen su guarida, para explicar por qué cortó y cortó con alevosía. Justificará sus medidas con acusaciones al gobierno pasado —que en buena parte lo merece—. Será su estribillo.
Mas, quedémonos con el verso de la canción que está de moda en lo medios cibernéticos, Internet y anexos que también circula entre la juventud. Póngale música y cante conmigo: …“resistiré, resistiré los cuatro años de gobierno del PP…”
¿Verdad que se pega al oído y nos permite sonreír?