Entrevista a Lorenzo Navarrete/Decano del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid
Hay riesgo de que la gente
viva más de lo esperado.
Christine Lagarde, presidenta del FMI
Regino Díaz Redondo
Pozuelo de Alarcón, Madrid.- “Hay que manejar el euro a tres velocidades. El edificio de la moneda única se alquila según la orientación solar y el tamaño de sus habitaciones. Sólo así podrá evitarse la intervención y el sojuzgamiento de algunos países como Grecia, España, Portugal e Irlanda”, afirma Lorenzo Navarrete, decano del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid.
Para él, la Unión Europea “va mal, la política está hecha pedazos y la salvación es instaurar un pacto fiscal común y congeniar las demandas de los países con el desarrollo comunitario del continente”.
Un ejemplo claro lo aporta Alemania. Angela Merkel precisa mantener el apoyo de sus ciudadanos que exigen mejor nivel de vida y menos Europa. Están cansados, dicen, de invertir dinero para rescatar a naciones que no han cumplido con sus compromisos. No somos una inagotable fuente de dinero, se oye por los rincones. La canciller sabe que tener el hacha en sus manos es imprescindible para que su locomotora consuma la energía que producen las naciones a las que arrastra.
La burla de Cameron
¿Incongruencia?
No, logística pura: poder social y hegemonía económica. Aunque mantener el equilibrio es tarea complicada y, a la larga, no dará los frutos apetecidos.
Agrega que “el soporte en las urnas debe ser igual de prioritario que el manejo de las finanzas publicas del grupo de los 27”. Navarrete reitera que “hacemos un euro elástico, lo suficiente para soportar la crisis, o nos caemos sin remedio”.
Este catedrático, seguidor de Max Weber (su economista de cabecera) es un dialéctico realista.
El primer país de la Unión Europea en rechazar el acuerdo fiscal es Gran Bretaña. David Cameron mantiene su popularidad interna a costa de perjudicar los intereses supranacionales en los que está integrado.
Ordeña la vaca europea y le da de topes. Se burla de los Estados miembros y vocifera, aquí y allá, en su feudo y en el ajeno, que nunca entrará al Eurogrupo y que no acepta ningún acuerdo financiero que “lesione” los intereses de la City.
Con su majestad hemos topado; impone condiciones, defiende egoístamente su independencia y permanece intocable frente a la timidez de los demás.
Don Lorenzo aborda temas de actualizad y apunta que son muchos los problemas por resolver.
No para el catedrático de analizar las dificultades que atenazan: “Si fuese necesario ¾que no lo deseo¾, España, u otro país, puede salirse de la moneda única y recurrir a su divisa fortalecida y avalada con una producción mayor, responsabilidad, trabajo y políticos y clases sociales responsables. Ahora, hay un divorcio evidente entre los que gobiernan y el resto de la población. Las etapas de recesión hay que asumirlas y saber gestionarlas”.
Proscribir las agencias de rating
Una política fiscal sin una base común “es terrorífica, pavorosa”.
Más: “el dinero especulativo se vuelve contra sus dueños. Depositado en paraísos fiscales funciona como pirata, antiguo corsario, que sostiene o hunde según convenga. Los propietarios del tesoro lo tienen guardado en bancos y geografías extranjeras, oculto por organizaciones que no existen, creadas para simulación y el lucro”.
¿Los culpables?
Las agencias de rating son las que informan a la nave corsaria por dónde va el barco cargado de oro y con poca protección.
Son los ojos de los fondos financieros internacionales, “ubican la presa y la preparan para que la capturen sus cómplices”
Por lo tanto, no se trata sólo de crear instituciones similares europeas sino conseguir que las que existen caigan por su propio peso, se derrumben. Que sus vaticinios resulten, como lo son a veces, falsos y que su parcialidad quede en evidencia, insiste.
¿Fuera de la Unión Europea?
Sí, hay que desalojarlas, así, posiblemente proscribirlas. Que hagan lo que quieran pero fuera del continente. Tenemos que ser beligerantes. Así, posiblemente negocien para no ser expulsadas y nosotros pondremos nuestras condiciones apegadas a derecho y auténticas.
Se lamenta, más bien le preocupa, cómo funciona la sociedad moderna: “entendamos que los términos izquierda y derecha se acercan cada vez más; no son tan visibles sus diferencias. El dominio de dos partidos mayoritarios, como ocurre en España, puede confundir o hastiar. En estos momentos, el ciudadano bosteza o se abstiene de votar. Vive convencido de que “ninguno nos sacará de la crisis”. El malestar aumenta y más adelante acentuará la desigualdad con graves peligros.
Está convencido deque “es tan grande el descrédito de la política que puede originar movimientos sociales incontrolables y, entonces, surgirán, o ya aparecen, ideas nuevas, frescas, sin intereses bastardos. Lo estamos viendo con el 15M (Democracia Real Ya) que insufló oxígeno a éste y otros continentes.
En seguida, se refiere a que “los políticos viven de y no para la política”.
Son unos profesionales burócratas que aprovechan los puestos públicos para defender privilegios y canonjías en uno y otro bando.
Suelta frases: “Hay que impedir que el capitalismo rebase los límites aconsejables; que no haga operaciones hostiles que provocan la corrupción”.
Aquí, “han reducido la democracia a la mitad más uno. Obtener la mayoría en las elecciones (aunque el ausentismo en las urnas sea alto) se reduce a una cuestión cuantitativa no de la calidad del que lo tiene”.
¿Por qué el neoliberalismo gobierna en Europa?
Los socialistas consideran que la política es una profesión, no una ideología y fracasaron en el calado de sus medidas; están menos preparados para afrontar problemas globales. Su horizonte es escaso y ven las dificultades españolas por un catalejo de poco alcance. Les falla el prisma multicolor que requiere el momento.
De todas formas, el politólogo accede a valorar las dos tendencias seculares, al menos en teoría:
Izquierda es aquello que tiende o propende hacia la igualdad, el progreso justo, sostenible y equitativo. Derecha es un concepto que soporta el estatus en que se encuentra la sociedad. Incluye, de manera subyacente, que hay varios estratos sociales bien diferenciados.
México es un Estado precario
¿Obviamente saldremos de la crisis, pero cuándo?
Primero, que el Banco Central participe en el mercado con más fuerza y que, como en Estados Unidos, emita su moneda libremente y negocie con otras ajenas. Hasta el momento, el comportamiento de la institución crediticia europea ha sido pírrico.
El sonido del celular nos permite motivarlo como sociólogo:
¿Qué opina de un presidente [Felipe Calderón] que se comparó con Churchill ¾sólo les ofrezco sangre, sudor y lágrimas¾ para equiparar su epopeya contra el narcotráfico en México?
El problema radica en que México es un Estado precario. No existe una política federal competente. Tiene muchos cordones sueltos y poco controlables. Necesita un espíritu y una identidad nacionales, un plan financiero más estable que asegure las redes de seguridad y justicia. Otra de sus prioridades es fortalecer una administración pública solvente, formar un tejido social con agentes bien dotados y mejor pagados.
Pero: que un jefe del Ejecutivo recurra a Churchill para defenderse ¿no le resulta, cuando menos, exagerado, a no ser que su imaginación invada los terrenos pantanosos de la psicología?
Ese señor no debió llegar nunca a presidente. Utiliza cualquier cosa para salir del paso. Llegó el PAN (así lo dice textualmente) por un hartazgo social del PRI. Ahora, puede ocurrir lo mismo pero a la inversa. Poco duró la credibilidad de Acción Nacional y los votantes ¾así lo dicen las encuestas¾, respaldan otra vez al Institucional.
Y termina: “el PAN produce inseguridad, incertidumbre y alarma”.



