Ignacio Trejo Fuentes
(Primera de dos partes)

Iván Ríos Gascón (Ciudad de México, 1968) estudió Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam, y se agrega a la larga lista de egresados que se convierten en escritores (subrayo porque periodismo y literatura son lo mismo, con algunos matices), entre ellos Ángeles Mastretta, David Martín del Campo, Guillermo Chao Ebergenyi, Andrés de Luna, Hortensia Moreno, Arturo Trejo Villafuerte, Josefina Estrada y varios más.

Señalo lo anterior porque en la literatura de Iván se percibe la agilidad del discurso periodístico salpimentado con los recursos de la ficción, sobre todo en su reciente libro Broadway Express. Antes había publicado el poemario Espacios liminares y las novelas Tu imagen en el viento y Luz estéril. Al reseñar éstas en su oportunidad advertí que el autor se perfilaba como uno de los narradores más notables de su generación, y que no desmerecía junto a David Toscana, Enrique Serna e Ignacio Padilla, entre otros. Lo sostengo al leer su nuevo libro.

En sus novelas, Iván apela a una prosa al mismo tiempo certera y elegante, fina y precisa; y en cuanto a la temática recrea el mundo de sus contemporáneos hundidos en crisis que parecerían no corresponderles. Sus filias, por otra parte, están sobre todo con escritores norteamericanos tipo Thomas Pynchon y Breat Easton Ellis. Broadway Express mantiene este perfil, aunque en su propio jugo. ¿Por qué? Porque Iván Ríos Gascón vivió una temporada en Nueva York, y no podía desaprovechar la oportunidad de recrear mucho de lo que vio y sintió en esa urbe demencial aunque adorable.

El volumen contiene cinco cuentos en los que se respira y se siente de cerca a los newyorkers y su circunstancia, principalmente Manhattan y su dédalo impresionante de experiencias. Sí, la ciudad antes retratada magistralmente por tantos autores locales y fuereños (Dos Passos, Capote, Salinger, Auster) atrapó al mexicano y éste se hizo de aquélla. El resultado: no nos enfrenta a una metrópoli de estampita, vista por un turista cualquiera, sino por alguien que se mete a la médula: si la obra no llevara la firma del mexicano y sí, supongamos, la de un pseudónimo con aire anglosajón caeríamos en el garlito, así de auténtica me parece.

“Fabbiene” nos mete en el glamour de los artistas neoyorkinos, vemos sus maniobras, asistimos a sus exposiciones y a sus cocteles, pero sobre todo nos enteramos de sus pasiones y desvaríos. “Somethin’ Stupid” es la experiencia de un joven totalmente newyorker que tras pelear con su mujer y llevarse su dinero y joyas deambula por la ciudad y se refugia en un pestilente bar de clientes viejos que escuchan canciones de sus tiempos. Él, en cambio, se pone a oír Barren Lights, el éxito de Ian B. Le llama la atención la mesera, joven y muy gorda, a quien coquetea. Más tarde se la encuentra en otro sitio y ella insiste en que él le haga el amor. Al final lo atraca y lo deja literalmente en la calle.