Todos son honrados “por decreto”

 

Regino Díaz Redondo

Estamos cavando la fosa de Babel.

Frank Kafka

 

Madrid.- Llega el gobierno, expropia Bankia, le inyecta 5 mil 500 millones de euros, deja al mismo Consejo de Administración gestionar sus finanzas y sólo dimite, no lo sustituye, el presidente Rodrigo Rato, quien, entre aplausos, nombra a su sucesor Goirigolzarri con el beneplácito oficial y culpa al Banco de España del desastre por no supervisar bien las finanzas de esa entidad.

El PP incrimina a Miguel Angel Fernández Ordóñez porque “sabía el mal estado de las cuentas” y permitió, con engaños, que comprara Caja Madrid y no proporcionó datos sobre su precaria salud.

Otras joyas teóricas: Mariano Rajoy asegura que no permitirá la quiebra de organismos similares y que el Fondo de Rescate español aportará el efectivo necesario para mantener la prosperidad de la economía nacional.

El dinero proviene del contribuyente, la deuda exterior aumenta, no podrá cumplirse con el déficit exigido por la Unión Europea;  los mercados ponen contra la pared a España y podrían multarla, en cualquier momento, o intervenirla si es necesario y útil para el mantenimiento de la austeridad pura y dura. Por otra parte, los activos tóxicos del país alcanzan los 180 mil millones de euros, no pueden pagarse ni los intereses de la deuda, mucho menos parte del capital. Estamos entrampados sujetos a lo que ordene y mande la troika que se mueve lentamente hacia el crecimiento porque no tiene más remedio.

Permanecen las desigualdades en los tributos a Hacienda. Las grandes empresas, con intereses en el exterior, hacen malabares y pagan ridículos impuestos mediante artimañas y en complicidad con funcionarios.

Abren empresas afuera y declaran pérdidas para eludir compromisos. El sector económico oficial abraza a los defraudadores y no aplica la Tasa Tobin ni revisa las subvenciones a la Iglesia.

También, por lo tanto, descarta cobrar intereses en las transacciones financieras y no aplica la Ley de Transparencia a la Casa Real porque “no es una institución pública”.

Cuentas claras

Bruselas pide cuentas claras, informes exactos sobre el estado de la nación, sospecha que hay más instituciones crediticias en quiebra y pide su fusión a como dé lugar. De lo contrario, habrá consecuencias graves.

Esta peculiar nacionalización legaliza el retiro de sus funcionarios con pensiones millonarias y sus dirigentes son absueltos de cualquier delito de mal manejo o prevaricación a priori. Todos son honrados por decreto; las denuncias no existen, son rechazadas por el Poder Judicial, por no haberse presentado a tiempo y los jubilados se van a sus casas con el reconocimiento publico a sus labores de años de sacrificio.

La prima de riesgo llega hasta los 490 puntos y cada vez resulta más difícil colocar deuda en los mercados. Si se logra, los intereses son leoninos y las bolsas de valores se mueven sin control; sube y baja el carrusel del dinero, los desocupados aumentan, los salarios disminuyen, se relega la cultura y los programas educativos son más precarios para favorecer a los centros de enseñanza privada u organismos afines al régimen.

Se ha montado una obra teatral sin argumento, con diálogos ininteligibles, protagonistas que están a la luna de Valencia y un público decepcionado que empieza a pensar en el “corralito” argentino.

Tiembla el ciudadano; todavía no cunde el pánico pero el caos se acerca ante la indiferencia de sus irresponsables que descalifican el bono español y lo ponen al borde de la basura.

Ocho de las diecisiete comunidades autónomas han sido castigadas por la Standard & Poor’s y algunas pueden ser ocupadas, desde lejos, por la Unión Europea ante la perplejidad de los ciudadanos.

Las promesas circulan como si fueran confeti y no se cumplen.

El nivel de vida español adelgaza tanto que se acerca a la tuberculosis. Es la peor crisis desde que “estamos en democracia”.

Enfermedad grave

El continente está enfermo de gravedad. Operamos de inmediato o Europa se convertirá en cotos de poder privado en manos del rancio medioevo.

Aquí, cambian a funcionarios públicos sin miramiento. Ocupan los cargos políticos conservadores y se apoderan de sociedades humanitarias y de investigación cuyo presupuesto languidece por recortes. Pero para ellos, lo que queda.

Los responsables de la burbuja inmobiliaria viven a tutiplén, tranquilos, respetados, venerados por sus cómplices.

Los viernes de cada semana son días negros, esperados con temor porque salen nuevas medidas de “ajustes” que facilitan el desempleo a los empresarios y fortalecen su capacidad para reducir sueldos, echar a trabajadores con docenas de años e indemnizaciones ridículas. El discurso cambia: los que ganan menos dinero, pero ganan, lo manifiestan como pérdidas y la navaja de rasurar se aplica con mayor rigor en los rostros macilentos de los empleados menores.

La izquierda tradicional censura pero mantiene su postura monárquica; evita excesos, sus críticas se oyen pero no convencen y  ¾acuérdense de la frase de Adolfo López Mateos: “Soy de izquierda dentro de la Constitución”¾, pierde credibilidad, le retiran apoyos y no consigue remontar pese a que el gobierno hace todo lo contrario de lo que prometió durante su campaña política.

“Madrid pide ayuda… ¿quién lo escucha?”, afirma el Financial Times hace unos días y las empresas periodísticas internacionales dan primera plana a cualquier síntoma negativo sobre la economía y la sociedad españolas.

Todos a una, Fuenteovejuna es España y nos permiten respirar mientras los esfuerzos están encaminados a destruir a Grecia que se ha convertirlo en el payaso de las bofetadas de la Europa rica.

 Bueno, mientras tanto, dale con el problema helénico para distraernos. Pero nos llegará el turno.

Nos esconden la información

La información pública escasea; sólo se publica en el Boletín Oficial del Estado (BOE) o mediante escuetos comunicados de tres párrafos desde la Moncloa. Las noticias de qué ocurre, cómo y hasta cuando seguiremos así, se esconden.

Se agudizan las diferencias entre las clases sociales y, tanto fuera como dentro, nos hemos convertido en una nación sospechosa e infiable.

Los bancos se han convertido en el alma máter indiscutible de los ciudadanos españoles.

Dentro de este maremágnum, la confianza se escapa y, aunque resta puntos a los populares, no agrega ninguno al PSOE.

Las autoridades tienen que responder de inmediato a múltiples cuestionamientos. ¿Habrá más rescates públicos, cuándo y dónde?… ¿Cuál es el plan de reglamentación global?, eufemismo que da risa… ¿Quién recibe primero la información sobre las medidas que se toman, la Unión Europea o los españoles?… ¿Qué programa presentará Rajoy en la Cumbre del 23 de este mes?… ¿Cómo responde a lo dicho por Merkel en el sentido de que “el pacto fiscal es innegociable y hay que cumplir con él y a la negativa de emitir eurobonos”, oxígeno que necesitamos contra la asfixia que afecta los pulmones económicos del Eurogrupo?…

¿Por qué tanta censura?

Igualmente, ¿buscará apoyo del presidente Hollande para impulsar el crecimiento del continente?… ¿Se unirá al grupo merkeliano ante la risible paradoja de que primero hay que estrangular al enfermo hasta matarlo para luego intentar su resurrección?

Que nos aclare, con pormenores, si Bankia ha sido nacionalizada, como se asegura, o simplemente subvencionada con el dinero de todos… ¿Cuándo se pondrán de acuerdo los ministros de Hacienda y de Economía?… ¿Se castigará o no a las comunidades en bancarrota sean de cualquier partido?… ¿Por qué tanta censura a Andalucía, que les arrebató el mando, y casi ninguna a Valencia, Baleares y Madrid donde el entonces alcalde y ahora ministro se endeudó de forma escandalosa?… ¿Cómo resolverá el problema actual en que el gasto en prestaciones por desempleo va más allá de lo aprobado en los Presupuestos Generales del Estado?… ¿Cómo explica el resurgir de la extrema derecha del independentismo del país Vasco y Cataluña?…

Otras dudas: ¿Seguirá permitiendo que la Generalitat exprese que analiza la forma de deslindarse de las órdenes del Estado para impulsar su soberanía, sinónimo de separación territorial?… ¿Son adecuadas las políticas de Van Rompuy y Durào Barroso o hay que cambiar de líderes y reconvenirlos como se merecen.?… ¿Por qué de los 25 millones de parados que hay en Europa seis millones son españoles?…

Se agotan los recursos dialécticos. Entonces, que vengan a gobernarnos porque, hasta ahora, hemos sido incapaces de hacerlo.

Quedan algunos ingenuos o iluminados que aún creen en la salvación. Mantengamos esa ilusión con énfasis.