¿Qué le pasa al PAN?  

Guillermo García Oropeza
(Segunda de tres partes)

Entre los males del PAN, hay uno que poco se analiza y es el de su absoluta desorientación ideológica actual, eso que los franceses llaman estar déboussolé, o en México andar perdido, sin saber a dónde ir. Y es que el PAN se traicionó a sí mismo y olvidó su esencia original, allá cuando sus ilustres fundadores se inspiraron, tengo la sospecha, en aquel clásico movimiento de la derecha llamada la Action Francaise, movimiento católico, medio monárquico, medio burgués, conservador, antisemita, antisindical y etcétera, etcétera.

Y es que los primeros grandes panistas, como el jalisciense Efraín González Luna, eran jesuíticos y de formación cultural francesa (don Efraín fue un notable traductor de Paul Claudel, el poeta católico que hoy, irónicamente, es famoso porque su hermana fue la amante de Rodin y heroína de las feministas), y el PAN clásico, enemigo de los gobiernos revolucionarios, sabía que no estaba destinado a gozar del poder sino de ser una elegante y virtuosa oposición. En lo que González Luna llamaba “brega de eternidad” y por cierto que hay que leer el análisis magnífico que hace Carlos Arriola, que fue joven panista sobre la incapacidad que tiene el PAN para gobernar.

Luego, en un momento dado, un movimiento de jóvenes universitarios donde estaban gentes como el mencionado Arriola o el ahora famoso poeta Hugo Gutiérrez Vega, todos ellos alumnos muy nice de los jesuitas, propusieron al PAN el modelo en ese momento muy atractivo de la Democracia Cristiana, que gobernó Italia antes de corromperse totalmente, pero que sigue hoy en el poder en Alemania.

Pero esta renovación terminó en el fracaso y el viejo PAN siguió inamovible por un tiempo más hasta que llegaron los “bárbaros del norte” y tirando por la borda la ideología,  aunque no la beatería, sacaron la nueva horneada del PAN que culminó en el mayor bárbaro de todos,  el inefable Chente Fox, que usó el partido para llegar al poder y sacar al PRI de Los Pinos, seguramente con el beneplácito de la American Embassy que así nos conducía hacia la democracy en este México que ya tenía años sujeto al neoliberalismo voraz.

Pero Vicente tendría muchas cualidades como un cierto carisma ranchero que recuerda al del otro Vicente, el Fernández, pero que eso sí no tenía que cargar con ninguna ideología ( ni la menor cultura) y tras de Chente vino Felipe, el del sexenio de los 60 o 70 mil muertos (nadie sabe, nadie supo), que si alguna ideología tiene es una secreta atracción por el franquismo de línea dura y su vasallaje a la España de Rajoy y de Repsol.

Y ya de Josefina Diferente, ni hablo porque me imagino que en su total ignorancia histórica y su gran erudición en la felizología y superación personal para burguesas insatisfechas, tampoco tendrá una ideología a no ser que sea la misma de su asesor gachupín, también de la extrema derecha armada y bendita. Así es que si se dieran cuenta los padres fundadores del PAN de lo que es hoy el blanquiazul girarían los pobres en sus tumbas como trompos chilladores…