La recesión se prolongará hasta el 2014

Regino Díaz Redondo

Madrid.- La mala situación llega a su límite. El gobierno presiona y obliga a renunciar al gobernador del Banco de España, lo que origina el estremecimiento de las finanzas con una intensidad nunca antes experimentada. Mariano Rajoy  evita una investigación camaral sobre la fáctica bancarrota de Bankia y no explica cómo sacar el país del atolladero.

Los “ajustes” no convencen a la Unión Europea y el Banco Central se niega a comprar deuda pública para inyectar liquidez a esa institución.

La convulsión social aumenta; el cuestionamiento crece, los mercados hincan sus uñas y elevan la prima de riesgo en forma peligrosa. El IBEX desciende a sus máximos históricos y propicia que los bancos internacionales se ceben, los medios de información aprieten tuercas, los especuladores engorden y la gente no sabe qué camino tomar.

En el limbo

Miguel Angel Fernández Ordóñez dimitió ante la negativa del Partido Popular a que  fuese a dar explicaciones en el Congreso. La mayoría sólo aceptó que rindiera cuentas ante una subcomisión y a puerta cerrada. Por tanto, tiró la toalla y agravó la ya inaguantable presión que sufre el país.

Vivimos en el limbo y el agobio es tan grande que destruye la imaginación y reprime la búsqueda de soluciones viables que tanto se necesitan.

El presidente no informa; cuando lo hace, es en la sede de su partido y no ante los parlamentarios. Sólo ha concedido una entrevista de prensa en seis meses, con funestos resultados.

Los ánimos están exaltados; los choques en el hemiciclo se agudizan, el diálogo da paso a la descalificación; todos contra todos. Los ministros hablan de cambio en la hoja de ruta pero no explican en qué consisten y el prestigio de los diputados está por los suelos. Su valoración es cero.

La Comisión Europea manipula, dice que los recortes hechos por España “van por el buen camino” e, inmediatamente, se niega a emitir eurobonos porque no le incumbe resolver las dificultades internas. No está dispuesta a echarle más dinero bueno al malo. De esta forma, los intereses a pagar por la colocación de deuda externa alcanza los niveles más altos de su historia. La Bolsa de Valores se derrumba sin esperanza de que haya una recuperación o que al menos se evite su desplome.

El debate no se da. No conviene ni al gobierno ni al Partido Socialista Obrero Español, principal partido de la oposición. Ninguno de los dos desea que se aclaren las incógnitas que llevaron a Bankia a la situación en que se encuentra. Ambos tienen miedo a que se desvelen datos y cifras que comprometan a funcionarios y exfuncionarios de éste y el pasado régimen de José Luis Rodríguez Zapatero.

La inestabilidad de la nación se acentúa aquí y en el resto de Europa. Porque “si España tiene que ser intervenida, habrá un desajuste muy importante no sólo en el continente sino en el resto del mundo” según profecías de los analistas.

La ineficacia nacional atrae la codicia y contribuye al posible quiebre comunitario.

El hambre de igualdad es sinónimo de sacrificio; hay que purgar el pecado por el despilfarro cometido. Porque hiciste mal los deberes y no sacaste a pasear al perro, a la cama sin cenar, una cachetada y no habrá domingo.

Los globalizadores exigen quitarse de encima a los incómodos que no los ayudan a medrar. Nos dicen que no quieren débiles inútiles ni explicaciones unilaterales. Hay que deshacerse de quienes increpan y rechazan la política de austeridad con un crecimiento menor. Un crecimiento que es una utopía porque España permanecerá en recesión, en el mejor de los casos, hasta finales del 2014 y su déficit será mayor al aprobado en el pacto fiscal.

Confusos y aterrorizados

Estamos a merced de las artimañas multinacionales que después de aplastar a Grecia se lanzan sobre nosotros sin forma de remediarlo.

Don Mariano rinde cuentas al Eurogrupo antes que al Congreso de los Diputados. Anuncia que todavía no está elaborado el plan de trabajo y ya en la web internacional aparece la contestación de la Unión Europea a lo que él dice no ha sido aún propuesto.

Estamos confusos pero también aterrorizados de las medidas que pueda tomar el parlamento en Estrasburgo. Los hilos se mueven allá con el único fin de evitar la catástrofe del sistema financiero actual. Sus responsables están dispuestos a dar la batalla antes de despedirse, si es que lo hacen. Mientras tanto, muchas naciones europeas permanecerán en los hospitales por largo tiempo.

Los dirigentes de los bancos españoles que se jubilan, como es el caso de Rodrigo Rato, reciben indemnizaciones millonarias sin pudor. Agachan la cabeza y llenan los bolsillos. Se ríen de los ingenuos y el ruido de los tambores de quienes protestan no es para ellos más que un canto a la melancolía.

Hay que encontrar culpables con nombres y apellidos de tanto desatino financiero. Es vergonzante escuchar “la buena salud” de la mayoría de los bancos y amanecerse, simultáneamente, con que recibirán dinero público a espuertas.

Ahora sí, destronamos a los falsos monarcas o perderemos la Bastilla.

Por negligencia u omisión, los prevaricadores gozan de impunidad. Hay que decapitar a algunos receptores de las finanzas públicas y privadas. Lo llaman profilaxis política. O como usted quiera. La troika se ha lanzado contra la yugular de España, próxima víctima del statu quo continental.

Nos reímos con desprecio de las repúblicas bananeras sin darnos cuenta de que nos hemos convertido en el plátano que proporciona potasio a nuestros dueños.

El látigo y la guillotina sustituyen al chicote. Los favorecidos quieren cerrar heridas infectadas. La pus seguirá dentro del cuerpo y acelerará nuestro fallecimiento.

Ya tiene gangrena y no cortamos la pierna del enfermo. Mala cosa. Quieren adormecer nuestras neuronas y han transformado la democracia en demagogia.

No le basta al casino global con una obediencia absoluta. A su juicio los mercados no están satisfechos; reprueban a eruditos economistas y a sus tesis.

¿Por cuál camino, presidente?, pregunta el ciudadano. Pero la contestación no llega.

Los conservadores son intratables. Los socialistas les hacen el juego y no quieren pensar en nuevos ordenamientos electorales. Los dirigentes del mayor partido de oposición se muestran precavidos. Cambiar las normas del Estado de derecho es impensable para los dos grupos políticos.

Estornudan en la ciénaga pero nada hacen para secarla. Estamos requetebién es la palabra que más se oye. De la cosa pública, ni acordarse. La excusa para mantener la inmovilidad es la acostumbrada por los tímidos que defienden una democracia desgastada. Los líderes sindicales, con sutileza, poco representan ya a sus afiliados y cada día tienen menos. Se justifican y aducen que, por patriotismo, no hay que enardecer a las masas. Pero es que las masas están no sólo enardecidas sino desesperadas y ya no creen en ellos. Se toman la justicia con sus propias manos y pronto veremos cómo la resignación da paso a movimientos violentos.

Tal escenario está muy cerca. El protectorado de la UE se acabó. La realidad muestra la cara sucia de quienes aprovecharon la riqueza ajena y ahora se alejan y refugian para evitar el mal olor que sale de las alcantarillas de los funcionarios y muchos dirigentes empresariales. Estamos a merced del excesivo calor que cae perpendicular desde un sol domesticado por la miopía de todos.

 

Pasos en la azotea

El asfalto social que nos mantiene necesita una reparación urgente. Si para ello es necesario cerrar temporalmente la carretera, hagámoslo. No hay que esperar a que se convierta en un camino inservible.

Sin embargo, en Bruselas tampoco están en la gloria. Los dirigentes de la Unión Europea y socios sienten pasos en la azotea pero no quieren hacer cambio de velocidades. Aún confían en que la histeria popular se reduzca con unas pocas cataplasmas.

Están en babia. Ya no será posible detener el empuje de la mayoría que desborda con razón a los que han sido intocables durante decenios.

Canalicemos las cascadas de indignación que se aproximan, antes de ahogarnos.