Joaquín Pérez Sánchez
La Organización de Estados Americanos (OEA) celebró en Tiquipaya, Bolivia, su 42 Asamblea General, abordando como tema central la seguridad alimentaria, pero también recibiendo fuertes críticas por parte de algunos estados miembros, que buscan cambios de fondos en la estructura de ese organismo.
Al cierre de este material, se iniciaba la segunda jornada de la 42 Asamblea de la OEA, evento que se programó para llevarse a cabo del 3 al 5 de junio, teniendo como tema central la “Seguridad Alimentaria con Soberanía en las Américas”. El cónclave se realizó en la población de Tiquipaya (90 mil habitantes) a diez kilómetros de la ciudad de Cochabamba.
En la inauguración de la cumbre contrastaron los discursos principales. Primero habló el Secretario General del organismo, José Miguel Insulza, quien aseguró que la entidad que dirige es una “institución indispensable” para el hemisferio, pese a que existan discrepancias ya que, aseguró, cada vez son más los países y las organizaciones de la sociedad civil que acuden al organismo.
Por su parte, el presidente anfitrión, Evo Morales, criticó duramente el papel de la OEA y, al hacer un recuento histórico de ese organismo, consideró que éste nació para “garantizar la economía de los Estados Unidos”.
“La OEA sólo tiene dos caminos: renace al servicio de los pueblos o fallece al servicio del imperio”, sentenció Morales, al enfocar sus críticas, sobre todo al accionar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) del organismo continental.
Para Morales, en el terreno de los derechos humanos, el organismo continental se ha dedicado a criticar a los países y gobiernos que no comparten la misma visión que Estados Unidos, por lo que demandó la “refundación” de la CIDH para que supervise la vigencia de los derechos fundamentales “no sólo en Latinoamérica, sino también en Estados Unidos”.
Otros países que también pidieron cambios en la OEA fueron Brasil, Venezuela y Ecuador, incluso trascendió, al cierre de este material, que el mandatario de este último país, Rafael Correa, se trasladaría al lugar de la Asamblea, para participar en el encuentro.
Independientemente de las discrepancias en la OEA, la asamblea avanzó en sus trabajos y se espera que al terminar el cónclave, se aprueben unas 70 resoluciones, además de un pronunciamiento de consenso sobre la estrategia para lograr la seguridad alimentaria.
En este contexto, cabe destacar que, independientemente de que se logren o no cambios en la estructura de la OEA, el simple hecho de que haya voces discrepantes que ahora se expresan con claridad, genera un nuevo contexto donde Estados Unidos tendrá que aceptar que ya no puede seguir utilizando esta entidad para amedrentar a los Estados que no sealinean a sus políticas.