Cuidado con la privatización de la industria petrolera

Magdalena Galindo

En el turbulento ambiente de las elecciones, pareciera que la economía pasa a un segundo plano, no obstante hay que recordar que la situación económica es la que define, en última instancia, la realidad social y política del país. Y en estos días se han publicado algunos datos que provocan alarma y que pueden conducir a una crisis de grandes proporciones. Me refiero al crecimiento acelerado de la deuda pública y privada que se ha registrado en los últimos seis años. Al terminar mayo de este 2012, la deuda pública, es decir, del gobierno federal y de las empresas paraestatales, sumó nada menos que 4 billones (millones de millones) 988 mil 227.7 millones de pesos, lo que significa que se ha multiplicado una y media veces en sólo seis años, o lo que es lo mismo, que ha aumentado en 152 %.

Naturalmente, esa deuda ha generado intereses que suman la enorme cantidad de un billón 301 mil 576 millones de pesos, o sea que los intereses de la deuda representan el mayor rubro dentro del presupuesto federal. Para tener una idea de lo que significa esta cifra y en general el monto de la deuda, hay que recordar que la Secretaría de Hacienda estimó que el producto interno bruto de 2012, esto es todo lo que produce el país en mercancías y servicios, sumará 15 billones 164 mil 900 millones de pesos. O sea que el saldo de la deuda llega ya a representar 32 % de todo lo que generará la economía mexicana en este año.

Por si fuera poco, también la iniciativa privada ha recurrido ampliamente al crédito, de manera que según datos de la Comisión Económica para América Latina, las empresas mexicanas tienen una deuda de 73 mil 800 millones de dólares que equivalen, considerando un tipo de cambio optimista de 13.33 pesos por dólar, como el registrado el 30 de junio pasado, a 983 mil 754 millones de pesos. Se trata también de un crecimiento acelerado, pues en los últimos 10 años, que son los que estudia la CEPAL, la deuda de las empresas mexicanas ha aumentado en un 140 %. En su informe, la CEPAL indica igualmente que son cinco las naciones que concentran el mayor monto, México, Chile, Brasil, Argentina y Colombia, y de ellos, nuestro país lleva la delantera, pues contrató el 48 % de la deuda asumida por estos cinco países.

Junto a este aumento desmesurado de la deuda pública y privada, hay que registrar el descenso en el precio del petróleo, ocasionado por la recesión que viven hoy los países altamente industrializados, a la que se suma el menor crecimiento de China. Hoy el precio de la mezcla mexicana se cotiza en 85.25 dólares por barril, muy cerca de los 85 dólares que había calculado el gobierno para este año. Y hay que recordar que la recesión, según todos los pronósticos, se agudizará en los próximos meses. Por supuesto que este hecho tiene una enorme importancia para México, porque de las ventas de petróleo se obtiene alrededor del 30 % de los ingresos gubernamentales que se utilizan para financiar todo el gasto público, en el que se incluyen los intereses de la deuda. En estas condiciones, lo peor que se podría decidir es permitir la inversión privada en la industria petrolera, ya que se reflejaría en un descenso de los ingresos gubernamentales, lo que conduciría a aumentar todavía más la deuda pública y a dañar la economía nacional todavía más y por lo tanto a profundizar la crisis económica.