Joaquín Pérez Sánchez

Terminaron los XXX Juegos Olímpicos en Londres y la estafeta de los mismos fue entregada a Brasil que organizará la siguiente justa en Río de Janeiro en 2016, convirtiéndose en el segundo país en América Latina (México 1968) que organiza un evento tan importante en nivel global y que sin duda refleja el liderazgo de la emergente potencia sudamericana.

Barcelona 1992 puede marcarse como el inicio de los Juegos Olímpicos en el marco del fin de la Guerra Fría y del establecimiento global del sistema capitalista. Esos juegos fueron los últimos en que la Unión Soviética participó como bloque, aunque ya en evidente proceso de desmoronamiento.

Desde entonces a la fecha, las olimpiadas han estado organizadas en un nuevo escenario global que no termina de cuajar, pero en el que emergen con fuerza países que antes eran opacados por la disputa entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
China y Brasil, son dos ejemplos de los nuevos poderes emergentes y como tales también se expresan en los escenarios deportivos. En 2008 China mostró su poder al organizar la justa olímpica en Beijing, evento en el que no sólo hizo gala de despliegue tecnológico, sino que además ganó más medallas de oro (49)  que Estados Unidos (34), país que ha dominado los juegos olímpicos modernos.

De hecho, casi siempre se asocia el poderío económico de una nación, con el resultado en cantidad de medallas, quizá por eso Estados Unidos, el país más poderoso económica y militarmente ha dominando el medallero. Pero en el caso de América Latina, la historia ha sido distinta, los países más grandes y con mayor potencialidad económica, como México y Brasil, siempre han sido superados por Cuba, el principal “enemigo” político e ideológico de Estados Unidos.

Londres 2012 no fue la excepción, Cuba fue el mejor país latinoamericano ganando 14 medallas olímpicas, cinco de ellas de oro. Sin embargo, en esta ocasión otros países latinoamericanos tuvieron una actuación destacada. Jamaica, México, Colombia, República Dominicana, Guatemala y Venezuela tuvieron una buena actuación.

Brasil sumó 16 preseas, pero sólo tres de oro y, de acuerdo con los expertos deportivos, quedó a deber pues las expectativas eran que alcanzara 20 medallas.

Sin embargo, el gigante sudamericano mostró su potencial y como organizador de los próximos juegos, seguramente buscará mostrar su potencial, tal y como lo hizo China o la propia Gran Bretaña en la última edición.

De cualquier manera, el hecho de que los próximos juegos se lleven a cabo en Brasil, seguro impulsará a los demás países latinoamericanos para alcanzar mejores metas, sobre todo de los países que en el continente han invertido en la promoción y el desarrollo de los deportes. Brasil ejerce un liderazgo, ojalá sirva para que América Latina avance en un rubro que casi siempre ha sido olvidado.