Lo dicen el FMI y el BM
Magdalena Galindo
Aunque se tardaron para reconocer los múltiples indicios, no deja de ser notable (y alarmante) que el FMI y el BM hayan declarado que la economía mundial enfrenta hoy una nueva recesión. Y no sólo eso, sino que los términos de las declaraciones son inusuales en esas organizaciones financieras.
Por ejemplo, la directora del FMI, Christine Lagarde, señaló que el desempleo es hoy “aterrador e inaceptable” y que “existen riesgos extremos que pueden ocurrir”. Advirtió también que “hay un efecto de propagación”, es decir, que la recesión en Europa y la desaceleración en Estados Unidos y Japón ya se está reflejando en los países subdesarrollados.
En ese mismo tenor, el presidente del BM, Jim Yong Kim, destacó la necesidad de acciones para que el crecimiento económico de los últimos cinco años en Latinoamérica, Africa y Asia “no se destruya por el empeoramiento de la situación”.
Las declaraciones de los dirigentes de los dos organismos financieros que han dominado el escenario internacional no sólo son inusuales por el grado de alarma que manifiestan, sino también porque muestran un cambio en las prioridades de sus recomendaciones.
A lo largo de estos cuarenta años de reestructuración del capitalismo, la recomendación invariable para los países que enfrentaban problemas graves fueron las políticas neoliberales, y ahora, esos mismos organismos rechazan la reducción del gasto público como medio para abatir el déficit fiscal.
En tal cambio de posición tiene que ver, por supuesto, que hoy la recesión afecta a los países hegemónicos, es decir a Estados Unidos, Europa y Japón, pero también el temor a estallidos sociales por la desesperación y el hartazgo de los trabajadores del mundo.
Sobre México, dos señalamientos me parecen de especial importancia. El primero es la recomendación del economista en jefe del BM, de que la reforma al sector energético para permitir la inversión privada, como la planteada por el próximo gobierno debe “contar con un amplio consenso social”.
La otra referencia a México en la reunión de Tokio que me parece importante es la expresada como parte del informe del Departamento del Continente Americano del FMI, que identificó como un “factor de riesgo” el incremento de ingresos financieros a través de la compra, por extranjeros, de bonos de deuda del gobierno federal, incremento que, en efecto, de acuerdo con los informes del Banco de México, ha significado que los bonos de deuda en manos de extranjeros se hayan más que cuadriplicado al pasar de 200 mil millones en 2008 a 870 mil millones de pesos en septiembre de 2012.
El riesgo, según el FMI, se concretaría “si un episodio de volatilidad” (tan frecuentes en estos tiempos) “precipita una salida de capitales a gran escala”. La conclusión, pues, que sugiere la reunión de Tokio es que la recesión mundial, que incluye a nuestro país, está ya empezando.


