Joaquín Pérez Sánchez
Las elecciones regionales adelantadas en Cataluña, mostraron que los independentistas son mayoría, pero sus diferencias ideológicas los dividen. La fragmentación política es un reflejo fiel de lo que ocurre en España y en otros países europeos golpeados por la crisis, donde los electores quieren un cambio de rumbo económico.
Después de una serie de manifestaciones populares contra la gestión económica del gobierno español en general y contra la administración local en Cataluña, el pasado 11 de septiembre día oficial de esa región, miles se pronunciaron por la independencia. El presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, y su partido Convergencia y Unión (CIU) decidieron adelantar las elecciones y subidos al carro del independentismo creyeron posible una mayoría absoluta para encabezar la secesión.
Sin embargo, el resultado de los comicios celebrados el pasado 25 de noviembre, no respaldan este escenario. El CIU ganó las elecciones (50 escaños) y seguirá al mando del poder, pero muy lejos de los 68 que dan la mayoría. Por lo tanto tendrá que pactar con la segunda o tercera fuerza política.
He aquí el problema o quizá la solución. La segunda fuerza política fue la también independentista Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) que obtuvo 21 asientos en el parlamento, pero que no comulga ideológicamente con las políticas económicas del CIU.
El resto del espectro político catalán quedó de la siguiente forma: La tercera fuerza el Partido Socialista Catalán (PSC) con 20 escaños; el Partido Popular (PP) con 19; la coalición de izquierda Iniciativa por Cataluña Verdes-Alternativa, Esquerra Unida (ICV-AEU) con 13 ; Ciudadanos 9 y Candidatura de Unidad Popular (CUP) 3.
El resultado de las elecciones arroja que dos terceras partes de los catalanes están a favor de la independencia de España, pero las diferencias ideológicas hacen inviable en lo inmediato un proceso de secesión. Por otra parte, los comicios también indican que, aunque fragmentado el voto, las opciones nuevas de izquierda, tanto nacionalistas como las que están a favor de mantener la integración con España, son las que irrumpieron con mayor fuerza en el escenario político.
En este contexto, se abre un escenario interesante, ya que Cataluña, la región más rica de España, ahora tendrá un parlamento dividido, donde cada vez se expresan con mayor fuerza las opciones que se oponen a las políticas neoliberales que ahora se están implementando.
Si bien es cierto, la independencia sigue siendo una opción, quedó claro que el factor económico es el de mayor peso y puede ser el factor que genere un cambio a las políticas conservadoras que devastan España.