Joaquín Pérez Sánchez
Luego de que saliera a la luz la información sobre los sobresueldos y la corrupción en la cúpula del Partido Popular (PP) que gobierna España, miles de personas exigen la dimisión del presidente, Mariano Rajoy.
Con las cifras más altas de desempleo y una crisis económica que ahoga a la mayoría de la población, el escenario político no podría ser peor para los españoles, pero al parecer la crisis todavía no toca fondo.
El pasado 31 de enero, el periódico El País, publicó los “papeles de Bárcenas”, presunta contabilidad B del ex tesorero del PP Luis Bárcenas.
En los manuscritos, 14 hojas de cuaderno, se registran pagos y sobresueldos para varios miembros de la cúpula del partido popular, incluido Rajoy.
Las revelaciones provocaron manifestaciones populares en varias ciudades españolas y en la página Change.org, al cierre de este material, ya existían más de 775 mil firmas de personas que demandan la dimisión de Rajoy.
Llamó la atención que medios influyentes en el ámbito financiero como el Financial Times (FT), muchas veces vitrina para las declaraciones políticas de Rajoy, ahora le exijan, una “investigación, completa, transparente e independiente” de los escándalos de corrupción. “Casi todas las instituciones en España muestran síntomas de putrefacción, editorializó el FT.
La oposición política, encabezada por el dirigente del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió también la dimisión del presidente de gobierno, “ya que se ha convertido en un problema para España”.
Para la mayoría de la población, ambos partidos son lo mismo, se reparten el poder y siempre están envueltos en casos de corrupción. De hecho un par de encuestas publicadas la primera semana de febrero, muestran que de realizarse elecciones en este momento, el PP perdería por lo menos 50 escaños.
Las encuestas realizadas por los periódicos El País y El Periódico de Cataluña, revelan que el 80 por ciento de los españoles quiere la dimisión de los corruptos.
Sin embargo, a Rajoy no parece preocuparle lo que opinen los españoles, al cierre de este material, en Berlín, Alemania, arropado por la canciller germana Angela Merkel, respondió por primera vez a los periodistas, desde que estalló el escándalo. Ahí en el marco de una cumbre bilateral entre España y Alemania, Rajoy aseguró que los papeles publicados son falsos y que “todo lo que se refiere a mí y que figura allí y a los compañeros del partido que figura allí, no es cierto, salvo alguna cosa”.
Acorralado y frente al verdadero poder que dirige el barco europeo, Rajoy aseguró que su gobierno es “estable, tiene una mayoría, un objetivo y ha marcado rumbo” y por lo tanto debe haber confianza en las políticas que se aplican en España.
El problema es que ya nadie le cree, el desempleo ronda los cinco millones de personas y sigue creciendo y no se ve cómo, en lo inmediato, pueda cambiar esta situación, menos cuando el gobierno, ante las evidencias de la corrupción, no castiga, por el contrario, amenaza y evade.
Los escándalos de corrupción abarcan todos los niveles del poder, desde la realeza hasta el partido en el gobierno. A pesar de las protestas y de que las encuestas revelan el hastío de la mayoría ciudadana, la abulia política y la apatía parecen seguir dominando. La pregunta es ¿hasta cuándo?