Joaquín Pérez Sánchez
El presidente cubano Raúl Castro, fue reelecto por otros cinco años en el cargo, pero él mismo anunció que será su último mandato, ya que se inicia la “transferencia, paulatina y ordenada” del poder a las nuevas generaciones. De esta manera, Cuba continúa con los cambios políticos y económicos que buscan adaptar su sistema al entorno global.
Durante la constitución del nuevo Parlamento, en la que estuvo presente su hermano y recién electo diputado, Fidel Castro, el mandatario cubano anunció que se estudian cambios constitucionales, entre los cuales, la limitación a un máximo de dos periodos de cinco años en sus funciones, a los dirigentes electos en los principales cargos.
“Con independencia de la fecha en la que se perfeccione la Constitución, este será mi último mandato”, precisó el Presidente. De hecho, fue nombrado como número dos en el poder, el ingeniero Miguel Díaz-Canel, de 52 años, convirtiéndose en el primero en ocupar el cargo de Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, sin ser parte de la generación histórica de la revolución.
Díaz-Canel, nació el 20 de abril de 1960 en la provincia de Villa Clara, y es ingeniero electrónico de profesión. Se desempeñó como profesor universitario en la Universidad Central de las Villas y ha ocupado diversos cargos políticos, entre los últimos, Ministro de Educación Superior en 2009, Vicepresidente del Consejo de Ministros en 2012 y ahora el eventual sucesor del presidente.
Este nombramiento marca el relevo de la generación histórica, de hecho, el nuevo parlamento cubano (612 diputados) tiene un promedio de edad de 48 años, mientras que el Consejo de Estado (31 miembros), alcanza los 57.
Llama también la atención la composición del Parlamento, ya que más del 48 por ciento de los diputados son mujeres y más del 37 por ciento corresponden a personas de color o mestizos, además de que el 82 por ciento son personas con grado universitario.
Sin duda ésta será la legislatura que continúe el relevo generacional en la estructura de poder cubano y consolide los cambios que el mandatario ha impulsado, entre los cuales la reforma agraria, el trabajo por cuenta propia y la apertura migratoria. Estas políticas, se han llevado a cabo, pero sin tocar el papel rector del Estado. El mandatario cubano reconoció que los cambios que se impulsan “crearán una sociedad menos igualitaria, pero más justa” y advirtió que no se aplicarán “terapias de choque contra el pueblo”.
Los cambios son una realidad pero, dijo Castro, “a mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba, ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo”.
Independientemente de las interpretaciones que cada cual haga sobre lo que sucede en Cuba, es evidente que los cambios ocurren y ahora emerge una nueva generación de dirigentes que se preparan para ejercer el poder.