Joaquín Pérez Sánchez

La crisis global, sumada a los escándalos de corrupción en las esferas del poder económico y político en este país, hacen agua de la “marca España” y amenazan con dinamitar el bipartidismo e incluso trastrocar la Corona, sobre todo por los últimos escándalos de corrupción de la monarquía española.

Hoy por hoy, en España se utilizan cada vez más vocablos que hablan de independencia, federalismo y abdicación, todos, componentes que apuntan a la posibilidad de un cambio en las estructuras sociales, económicas y políticas de este país, sumergido en una profunda crisis general que amenaza con estallar.

Al cierre de este material, miles de jóvenes españoles marchaban por las céntricas calles de Madrid, llamando la atención sobre el problema del desempleo que arroja a la generación más preparada en la historia de España a elegir entre el paro, el subempleo o el “exilio forzoso”.

La situación no es fácil, ya que con más de cinco millones de desempleados en España, el cincuenta por ciento lo forman jóvenes menores de 30 años, según las cifras oficiales. Además, se contabiliza que, desde el inicio de la crisis, cerca de 400 mil jóvenes han emigrado a otros países.

No extraña por ello que en una reciente encuesta realizada por la empresa Metroscopia para el diario El País, reflejara la caída de más de 20 puntos porcentuales en la popularidad del jefe de gobierno Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP). El estudio revela que si las elecciones se realizaran en este momento el PP no alcanzaría ni el 25 por ciento de los votos, en tanto que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) alcanzaría por mucho el 23 por ciento.

Es decir que más del cincuenta por ciento de la población ya no apoya el bipartidismo. El ejercicio estadístico también analiza la popularidad del rey Juan Carlos I, la cual ha caído 32 puntos porcentuales en los últimos tres meses. De hecho, los menores de 35 años le asignan una nota de -41 por ciento.

Un dato interesante es que el ejercicio estadístico se realizó antes de que se conociera la imputación de la infanta Cristina en un presunto caso de corrupción en el que está involucrado su esposo Iñaki Urdangarin. Aunque la citación de la infanta fue suspendida por el juez, tras un “recurso de apelación” emitido por un “fiscal”, que consideró “discriminatorio” imputar a la hija del rey, tanto para la opinión pública nacional como para la prensa internacional, fue evidente el desaseo del sistema judicial español, dando una imagen que se consideró propia de un país bananero.

Es en este contexto que en el interior de la sociedad española crece el enojo y es evidente que en el poder lo saben, pero las medidas que ahora toman sólo provocan más encono, como por ejemplo la realización de ruedas de prensa sin preguntas, donde Rajoy emite sus discursos a través de una pantalla de televisión, para evitar cuestionamientos sobre los casos de corrupción.

Los casos de presunta corrupción como los Gürtel, Bárcenas, Nóos, entre otros, salpican a las élites del poder en España y cada vez más se percibe que la olla de presión está a punto de estallar, sin embargo, hay quienes consideran que el olvido y la manipulación triunfarán nuevamente. Por lo pronto, las cifras revelan que la monarquía y el bipartidismo en España están en caída.