Joaquín Pérez Sánchez

Murió en prisión el exdictador argentino Jorge Rafael Videla, la cara más visible de la temible dictadura militar que asoló ese país sudamericano  (1976-1983). Sin arrepentimiento por los crímenes que cometió, Videla se llevó a la tumba muchos de los secretos que restan por descubrir, para saber dónde están los desaparecidos y los niños nacidos en cautiverio o robados a las víctimas.

Videla, de 87 años, murió en la prisión de Marco Paz, en la provincia de Buenos Aires, la madrugada del 17 de mayo de 2013, mientras cumplía cadena perpetua por diversos crímenes, algunos de lesa humanidad, tales como tortura, desaparición y homicidios calificados. A diferencia del régimen que él presidió (1976-1981), el Estado argentino le garantizó un juicio justo y una condena en prisión con plena garantía y respeto a sus derechos humanos.

El exdictador fue condenado en 1985, pero sólo cumplió cinco años de prisión efectiva, ya que en 1990, bajo la administración del presidente Carlos Saúl Menem, él y otros militares represores fueron indultados. Sin embargo, debido al curso de otros procesos judiciales que se siguen, pero sobre todo por la imprescriptibilidad de los delitos que cometió, la justicia argentina sentenció, el 31 de agosto del 2010, que el indulto fue inconstitucional y, por lo tanto, la condena que anuló Menem debería ser cumplida cabalmente.

A la suma de su primera condena, se añadieron otros cincuenta años, el cinco de julio de 2012, cuando otro tribunal lo encontró culpable por los delitos de secuestro, robo y sustracción de identidad de menores de edad durante su gobierno. De hecho, al momento de su muerte, seguía siendo juzgado por su participación en la llamada Operación Cóndor, estrategia contrainsurgente que involucró a diferentes jefes militares de varios países del Cono Sur, en la década de 1970 a 1980. Bajo esa operación, las dictaduras militares se coordinaron para secuestrar, torturar, desaparecer y matar a diversos opositores, comunistas, marxistas o disidentes políticos.

Hay que recordar que Videla llegó al poder a través de un golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 y se mantuvo en el cargo hasta 1981, cuando las divisiones en el ejército argentino eran evidentes. Con el retorno a un régimen democrático en 1983, Videla y decenas de involucrados en la guerra sucia han sido o están siendo juzgados por la justicia argentina; de hecho, este país de América Latina, es donde mayor número de personas han sido condenados (244) por delitos relacionados con la dictadura militar.

Videla fue la cara más visible de la junta militar que impuso el terror en Argentina, donde la dictadura (1976-1983) fue responsable de cerca de siete mil muertos, 30 mil desaparecidos y miles de exiliados políticos.

Sin embargo, Videla nunca se arrepintió por los crímenes cometidos, por el contrario, hasta sus últimos días, consideró correcto su demencial actuar; es más, manifestó que lo volvería a hacer y llamó a sus antiguos camaradas de armas a combatir el presente régimen.

Videla murió sólo y en prisión, cumpliendo una condena producto de un sistema de justicia en una imperfecta democracia, que sin embargo le garantizó todos sus derechos. No obstante, prefirió llevarse a la tumba sus secretos, no se atrevió a aportar la información que tenía, pero su cobardía no frenará la búsqueda de la verdad.