Pierden 80 mil millones de pesos

Magdalena Galindo

Ya nos hemos referido en este espacio a una de las estrategias fundamentales de los capitalistas en esta etapa en un nivel internacional, y que puede resumirse en el descubrimiento del mercado de los pobres. Ante la caída de la tasa de ganancia que se inicia desde la segunda mitad de los años sesenta del siglo pasado y que determinaría el estallido de la crisis a principios de los años setenta, los dueños del capital protagonizaron una ofensiva general contra los trabajadores y, a través de las llamadas reformas estructurales de corte neoliberal y del proceso de globalización, consiguieron disminuir los ingresos de los trabajadores y apropiarse de una mayor proporción del producto nacional.

Sin embargo, esa estrategia, por las numerosas contradicciones que implica, no ha sido suficiente, de modo que alrededor de la segunda mitad de los años noventa, los capitalistas del mundo descubrieron otra vía de explotación de los trabajadores, esta vez a través del mercado.

El descubrimiento del mercado de los pobres generó, durante los años noventa y los primeros del nuevo siglo, un auge de las economías; no obstante en 2008 se reveló como una burbuja cuyo estallido llevaría a la economía estadounidense primero y luego a las europeas, a una de las peores crisis de la historia.

En México, por supuesto, nuestros capitalistas siguieron la misma estrategia. Sólo que aquí, como país subdesarrollado y porque la ofensiva contra los trabajadores ha sido una de las más drásticas del mundo, el mercado de los pobres no ha dado para tanto, esto es, no ha conseguido crear un auge, pues durante los sexenios panistas el crecimiento ha sido tan mediocre que puede igualarse con el estancamiento, y en este año hay tantos focos rojos que ya puede avizorarse una nueva agudización de la crisis.

En cuanto a la vía de apropiarse de los fondos de pensiones, hay que señalar que ésta ha sido exitosa para los capitalistas, pues hoy esos recursos suman alrededor del 13 por ciento del producto interno bruto, y alrededor del 30 por ciento de ese cuantioso monto se ha colocado en la Bolsa y por lo tanto ha servido para financiar a las empresas que ahí cotizan.

Si bien este lado de lo que llamo el mercado de los pobres ha sido exitoso, la crisis de la industria de la construcción, como el aumento en general de la cartera vencida y los muy numerosos casos de ejecución de hipotecas que hay en México, demuestran que no es posible explotar tanto a los trabajadores, al disminuir por un lado de manera tan drástica sus ingresos y, al mismo tiempo, cobrarles altísimas tasas de interés por los créditos. Esa estrategia, que aquí no llegó a crear ni siquiera una burbuja de auge, tarde o temprano tiene que estallar en crisis.