Mientras tanto, Rajoy parece un muñeco de goma

Regino Díaz Redondo

Madrid.- Un niño de alrededor de cinco años de edad pide limosna muy cerca de la Plaza Mayor… a pocos metros, una oficina del empleo está abarrotada de solicitantes de trabajo y, muy cerca, hay dos comedores públicos en donde españoles de todas las edades, sin distinción, devoran lo que instituciones benéficas reparten entre ellos…

Insultos

En diez años hemos pasado de ser el milagro español a la basura del continente. Quizá Chipre sea el único país que nos iguale en empobrecimiento general y comparta con nosotros los insultos que provienen de la Unión Europea.

Dije insultos, pues dije bien. Insulto es exigir a España que reduzca aún más el presupuesto para instituciones públicas, mientras muchas de las privadas —no todas—, hacen su agosto a la vista de los deprimidos ciudadanos.

Va a Bruselas el presidente del Gobierno sólo a recibir órdenes. Y todas son para obligarlo a que siga con los recortes en forma draconiana e indecente.

Es cierto que se ha despilfarrado mucho en los últimos años en varias naciones, entre ellas la nuestra, pero de ahí a mantener como única política económica la genefluxión es indignante, y dice poco de quien en un tiempo obtuvo una mayoría absoluta en noviembre del 2012.

En su mandato de año y medio no ha encontrado ninguna fórmula nueva para evitar la agresividad contra la península y sus habitantes. Mariano Rajoy parece un muñeco de goma al que todo el mundo le tira, y a quien le da, obtiene beneficios y felicitaciones por haber acertado a pegarle a la escoria.

La gente, en la calle y en sus casas, ríe y llora al mismo tiempo. El abuelo da cobijo a sus hijos, porque están en el paro; el padre comenta que nunca antes se había presentado una situación similar y que los responsables, responsables sin perdón, responsables ahítos de dinero y sin vergüenza, son los políticos y empresarios que han unido esfuerzos y malas mañas para exprimir a los asalariados.

Es obvio que no son todavía los más quienes se encuentran dentro de esta categoría de desahuciados, pero, cuidado, no vayan a llegar éstos para resolver los múltiples problemas de forma violenta.

Fechorías de los políticos

Aumentan los desempleados, siguen los despidos en empresas cuyos dueños las cierran fraudulentamente y roban el dinero a los que trabajaron con ellos sin reportarlos como empleados suyos.

Todos los días aparecen nuevos datos sobre las fechorías que cometen políticos, empresas, miembros de la Casa Real y algún que otro magnate que se escuda en sus influencias para lucrar a costa de los de siempre.

Si bien hay dos empresarios presos, Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, y Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de los empresarios, hay más de cien multimillonarios que encuentran en nuestra tierra abono suficiente para cometer arbitrariedades; deformar la realidad, prolongar los juicios a que son sometidos.

El juez Pablo Ruz, de la Audiencia Nacional, sigue recibiendo acusaciones, datos, impresos, documentos en los que se ve, se lee y se entiende claramente, que hay individuos que hace meses, o años, deberían estar en la cárcel para que el ambiente no se enrareciera aún más.

Pero no, el mundo sigue entregándose a juegos peligrosos y hace ya varios meses que no se oye una sola palabra de dos individuos nefastos para la Unión Europea que son: Manuel Durào Barroso y Herman Van Rompuy.

¿Cuándo se irán estos señores o cuándo los echarán en vista de su ineficacia, y posible, presunta ceguera ante el mal manejo de las instituciones que presiden y que se han dedicado a fortalecer los actos delictivos en un territorio poblado por cerca de 500 millones de habitantes?

Si hace todavía seis años se consideraba que Europa sería el tercer poder en el mundo para sostener un equilibrio económico y político adecuado, ahora es territorio de nadie. De nadie que no tenga dinero y que no lo haya hecho indebidamente.

Llegar, por ejemplo a Portugal, es aterrizar en el tercer mundo de los años 40 en América Latina. La ira se ha apoderado de sus habitantes mientras el gobierno conservador acepta, como Rajoy, todos los tirones de orejas que son heridas en el cuerpo europeo.

Ya no se piensa ni siquiera en las dos Europas (o tres) porque el momento ha llegado en que multimillonarios e indigentes se empiezan a enfrentar cuerpo a cuerpo y en esta batalla ganará, ténganlo por seguro, la mayoría. Y usted sabe quiénes son.

Las aguas en las que está asentada la tradición española aumentan su nivel y pueden llegar a inundar los grandes palacios.

¿No es anacrónica una monarquía en pleno siglo XXI?

Millonarios presupuestos a la Casa Real

¿Cree usted que es aceptable que la Casa Real reciba oficialmente 60 millones de euros al año y casi otros tantos en casos varios que se distribuyen y aportan para el bienestar del rey los distintos ministerios?

Muchos hablan de que Juan Carlos debería abdicar en Felipe VI pero lo que el rey debe hacer es abdicar en un sistema democrático que desconozca a la nobleza.

¿Sería una república solución para los problemas que nos afectan?

Ninguna organización política hace milagros, pero la república es el menos malo de los sistemas políticos. Se trata de elegir un presidente directamente por el pueblo para avanzar mucho en la estabilización del país.

¿Por qué cayó la república en 1939? Sencillamente porque los que fueron elegidos democráticamente por los votantes de todos los partidos, derecha e izquierda incluidos, eran personas de bien, cultos, pero sin idea de lo que significa gobernar con fuerza un país que salía del fascistoide gobierno de Primo de Rivera.

La república permitió que, estando en el gobierno, la ultraderecha española, como siempre, desfilara por las calles de Madrid pegando tiros a diestra y siniestra vociferando, insultando y menospreciando a un Estado puramente popular.

No hay que hacerse ilusiones o despreciar la posibilidad de un sistema parecido porque está aún lejos de cambiar el régimen actual esté en manos de los conversadores o de los que se autollaman progresistas.

Mientras los partidos Popular y Socialista Obrero Español defiendan el status quo de la situación económica del país y se sometan, unos más y otros menos, pero se sometan los dos a los dictados de la troika, de nada vale hacer esfuerzos por hacer conseguir la situación en España.

Falta adquirir una conciencia de libertad, de respeto al prójimo, de buen reparto de utilidades, de incentivos para crear fuentes de producción, de trabajos para dar de comer al obrero y de recursos suficientes para impulsar la ciencia y la tecnología y cualquiera de las bellas artes.

Los recortes han llegado a estas instituciones, las protestas aumentan, pero hay muchos que aún no se dan cuenta que el porvenir negro puede alcanzarnos.

A ver si despiertan los teóricos, los que se dicen demócratas y viven como reyes con casas en cuatro o cinco países europeos y americanos, amén de pertenencias personales de muy alto valor.

Todo lo anterior puede ser una utopía, pero no está mal señalar algunas de las torpezas en que se incurre actualmente (que son muchas) para ver si hay quiénes con valor y posibilidades, logran rescatarnos (otra vez el rescate) a los que formamos la clase media. No hay duda que se conseguirá pero si vuelven a triunfar los bellacos del dinero, serán nuestros nietos los que tengan que afrontar las situaciones de peligro bélico, o por lo menos, de violencia callejera, que llegarán.