El pleito por las morusas/III y última parte
Guillermo García Oropeza
El pleito de los grupos panistas por lo que sea todavía rentable y por el futuro, si es que lo hay, está en plena y divertida confusión; mientras Madero y Cordero se sacan el mole, Josefina Diferente resucita para ir por la presidencia del partido quizá pensando en que su amiga Margarita florezca para la Grande y un Calderón regrese a Los Pinos.
En los estados que fueron panistas empiezan a salir los cadáveres ocultos de una corrupción de cinco estrellas como el robo de santo dinero internacional, miles de millones, etiquetado para dar agua potable a una colonia pobre y que, cosas del agua, se evaporó…
Lo importante es saber qué va a pasar con el alma del PAN, partido católico y que, por ende, tendría que salvar su alma, aunque quizás el problema no sea espiritual sino psicológico ya que el blanquiazul sufre una grave crisis de identidad que podía rematar en una esquizofrenia política: ser o no ser oposición. Ser el partido de Gómez Morin y la tradición conservadora y del mártir Clouthier, o ser el partido del Jefe Diego neoliberal en traje Armani, o el partido que diseñe, en inglés, me imagino, el Profesor de Harvard.
Leer una historia del PAN es leer la crónica de una incongruencia. Lado civilizado de la ultraderecha clerical, cristera, sinarquista, fundado por un administrador genial y gran abogado corporativo en ceremonia que se llevó a cabo ¡en un banco!, o el de las elocuencias de los salvadores de la patria que tanto atraían a las pequeñas clases medias siempre antigobiernistas pero nunca rojillas.
Aquel PAN en que militaron mis amigos como Hugo Gutiérrez Vega y sus compañeros, todos educados por jesuitas y que querían salvar la patria, y el PAN siguiendo el modelo prestigioso de la Democracia Cristiana italiana, de Aldo Moro y Giulio Andreotti que terminó, ¡o dolore!, hundida por sus conexiones con la mafia, aunque con bendición papal. Hugo, por cierto, terminó de poeta muy cosmopolita y… de izquierdista, Hugo al que una vez el Jefe Diego agarró a latigazos como un hacendado que castigara a un peón.
Las luchas en el PAN siempre han existido entre los feroces, alma de cruzados, que se originan en la ultraderecha europea y los demócratas con los que no es tan difícil cohabitar (en ambos sentidos de la palabra) y yo, malpensado de nacimiento, siempre he sospechado que eso de la Acción del PAN se inspiró en la Action francesa enemiga de los trabajadores y rabiosamente antisemita que terminó de colaboradora de los alemanes.
Cuando los panistas eran abogados cultos eran también afrancesados, como Efraín González Luna, uno de los santos fundadores, admirable traductor de Paul Claudel, poeta católico y elegante diplomático, famoso por ser el hermano de Camille Claudel, escultora feminista y sufrida amante del machista Augusto Rodin. Y mientras nos divertiremos con los autogoles que se mete el PAN.