Joaquín Pérez Sánchez
El gobierno de coalición en Italia, enfrenta la presión política de la derecha que busca forzar un indulto para su líder Silvio Berlusconi, además de “reformar” la justicia. La reciente condena por fraude contra “Il Cavaliere” (Berlusconi) abre un escenario político que podría acabar con el frágil gobierno y forzar elecciones o provocar una alianza entre el centro y la izquierda.
El pasado 1 de agosto, el Tribunal Supremo de Italia confirmó la condena a cuatro años de prisión, por fraude fiscal, contra el ex primer ministro Silvio Berlusconi, lo que provocó una tormenta política, la caída de la bolsa e incluso interpretaciones románticas sobre verdaderos cambios revolucionarios en la realidad italiana.
La verdad es que el fallo contra Berlusconi sí es importante en términos políticos, pero en cuanto a justicia deja mucho que desear. De hecho el ex primer ministro, por razones de “edad” (76 años) y por “recursos” legales, muy difícilmente pisaría la cárcel. Tendría que pasar un año en “prisión domiciliaria” o realizar en el mismo período, trabajos comunitarios.
Este escenario, inhabilitaría a Berlusconi para poder acceder a algún cargo político, es decir no podría regresar al Congreso, pero cumplida su sentencia, nada le impide seguir siendo el líder del derechista Pueblo de la Libertad (PDL) o de otra agrupación que él controle y ejercer presión desde fuera.
De hecho, tras el fallo, Berlusconi, en un mensaje televisado, atacó a los jueces que lo condenaron y utilizó como escenografía banderas del partido que él fundó en la década de los 90 y que lo llevó a la conquista del poder, Forza Italia, por lo que se da como un hecho que hará surgir de nuevo esta agrupación.
Por lo pronto, algunos parlamentarios del PDL defendieron a Berlusconi y amenazaron con renunciar y con ello romper la frágil alianza política que llevó al poder a Enrico Letta, hace unos meses. Uno de los ex funcionarios de Berlusconi, el ex ministro de gobierno, Sandro Bondi, amenazó incluso con una “guerra civil” si no se salva al Cavalieri.
Lejos están los tiempos en que Berlusconi aglutinaba a las masas, ahora, apenas unos cientos de manifestantes acudieron a su castillo en Roma, para ofrecerle apoyo. Sin embargo, eso lo sabe muy bien el líder de la derecha italiana, por eso busca torcerle el brazo a un gobierno débil como el de Letta, para garantizarse impunidad o por lo menos para modificar las leyes y construir un escenario adecuado a sus intereses. De hecho, ya se habla de su heredera política, Marina Berlusconi, su hija mayor. Que cambie todo, para que todo siga igual.
La amenaza de renuncia de algunos de los diputados del PDL, podrían acabar con la gobernabilidad, pero tal vez no, si el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) que encabeza el cómico Beppe Grillo, decide apoyar al Partido Democrático (PD) de centro izquierda y formar gobierno con ellos.
Por lo pronto, agosto y parte de septiembre, será el tiempo máximo del que Berlusconi dispone para tomar una decisión sobre su condena y para el gobierno de Letta y los partidos que participan en la coalición, para tomar una decisión sobre si ceder o no a los chantajes de la derecha que representa Berlusconi.