Joaquín Pérez Sánchez

Tras la decisión del gobierno ruso de otorgar asilo temporal al ex analista de inteligencia de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), Edward Snowden, la tensión política y las presiones no han cesado y Brasil se ha convertido en uno de los escenarios más importantes. Los roces diplomáticos de la saga enfrentaron al gobierno británico y su homólogo sudamericano.

El pasado 18 de agosto, fue detenido durante nueve horas en el aeropuerto internacional de Heathrow, en Londres, Gran Bretaña, el ciudadano brasileño de 28 años de edad, David Miranda. Las autoridades inglesas realizaron la detención amparándose en el apartado 7  de la ley antiterrorista 2000 (Schedule 7 of the terrorism act 2000).

Miranda es pareja del periodista estadounidense Gleen Greenwald, quien publicó en el periódico inglés The Guardian los primeros documentos y análisis sobre los programas secretos de espionaje que los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña utilizan. Miranda fue liberado tras las nueve horas de detención (máximo tiempo según la cuestionada ley), pero las autoridades inglesas le requisaron su teléfono celular, su computadora portátil, cámara de fotos, memorias, discos digitales y una consola de juegos, es decir todos los aparatos electrónicos.

El compañero de Greenwald viajaba de regreso a Brasil, procedente de Berlín, Alemania, donde visitó a la documentalista estadounidense Laura Poitras, quien también trabaja con las revelaciones de Snowden.

El gobierno brasileño manifestó su “grave preocupación” por el incidente y consideró la medida como “injustificable”, ya que se implementó (la detención) contra un individuo sobre el que “no pesa cualquier acusación que pueda legitimar el uso de la referida legislación”.

En Brasil, el periodista estadounidense consideró la detención de su pareja como un acto de intimidación, un ataque contra la libertad de prensa y una seria amenaza contra los periodistas, pero, advirtió que lejos de disuadirlos, el hecho los exhorta a “seguir informando agresivamente”.

El gobierno estadounidense y el británico saben que el periodista que reside en Brasil, tiene en su poder entre 15 mil y 20 mil documentos aún no divulgados y que le fueron entregados por Snowden.

El hecho de que Greenwald se encuentre en Brasil es un factor que complica las relaciones diplomáticas, pero también lo es el que las revelaciones de Snowden mostraron que el gobierno estadounidense ha espiado indiscriminadamente durante muchos años a personas, instituciones, funcionarios y empresas brasileñas.

De hecho, el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, visitó Brasil la segunda semana de agosto pasado, para tratar de limar las asperezas causadas por el caso Snowden. Sin embargo, ahora sucede este incidente que, aunque haya ocurrido en Gran Bretaña, es evidente que involucra a Estados Unidos.

Por lo pronto, la saga Snowden sigue provocando choques diplomáticos, lo que evidencia que la información que aún no se conoce, debe ser muy explosiva.