DE MICROSCOPIO

Su gobierno no gobierna y miente insultantemente

 

 

 

Cuánto temo el final de la jornada y

la vuelta a mi vida disminuida.

Joyce Carol Oates

 

Regino Díaz Redondo

Madrid.- Dueña y señora de la política, la mentira oficial descansa en los mullidos sofás y en las butacas de dirigentes del Partido Popular, satisfecha de obtener jugosos beneficios y ajena a la vergüenza que mantiene en vilo a un gobierno desahuciado por la sociedad española.

Los funcionarios de alto nivel  —el presidente Mariano Rajoy entre ellos— se empeñan en seguir burlándose de la gente y disfrutan de su amoralidad manifiesta.

La señora en cuestión ha encontrado en el neoliberalismo la impunidad a sus fechorías y el respaldo de quienes tienen millones, pero carecen de dignidad

Siguen negando la evidencia de un mal gobierno y no se dan por enterados de que hay millones de personas que aúllan de hambre y otras están a las puertas de la desesperación y han sido desahuciadas física y sicológicamente.

La desidia, el fraude, el chantaje, los apaños de empresarios van a sentar uno de los precedentes más ignominiosos de la historia de España.

Cúpula embustera, ignorante e inepta

La ultraderecha frenética y sucia asoma otra vez su cara oscura; pasa sobre la democracia que nunca practica, y a la vez se refugia en ella como el asesino que corre a meterse entre las faldas de la madre a la que odia porque es incapaz de amar.

Las dos Españas sobreviven, son inmortales.

Los máximos dirigentes del Partido Popular se deslindan de su responsabilidad, pierden la memoria a las preguntas del juez Pablo Ruz y niegan rotundamente que hayan recibido dinero en b pese a las listas manuscritas, que se dan por buenas, presentadas por el extesorero Luis Bárcenas.

La Policía Nacional rindió un informe en el que asegura que Luis Bárcenas sacó 8.2 millones de euros de origen ilícito y afirma que son falsas las justificaciones que da el millonario exgerente del Partido Popular.

En el texto enviado a la Audiencia Nacional, la policía afirma que una gran parte del efectivo está relacionado con la trama Gürtel.

Al ser llamados a declarar, Francisco Álvarez Cascos, exvicepresidente de gobierno; Javier Arenas, ministro con Aznar, y María Dolores de Cospedal, actual secretaria general del Partido Popular, ésta dijo que el pago en diferido que recibió Bárcenas fue acordado por el propio presidente Rajoy y Arenas.

De tal forma, ella se excluye de cualquier actitud ilegal pero pone una vez más en la picota a don Mariano que ya no aguanta la paliza que está recibiendo de sus propios colaboradores.

Las contradicciones entre ellos continúan y aumentan. Siembran la consternación y la duda. El nerviosismo domina en las filas populares y reduce cotidianamente la honorabilidad de muchos de sus componentes.

Cospedal es también presidenta de Castilla la Mancha y no se sabe cuándo acude a su despacho en Toledo. Hasta ahora se la ha pasado en la sede del partido aquí en Madrid y cobra varios sueldos de puestos que desempaña a la vez.

Por primera vez en la historia de la política, se presenta la ubicuidad como un fenómeno posible.  Lo logró Cospedal que realiza al mismo tiempo dos trabajos totalmente distintos y a 100 kilómetros de distancia uno del otro.

No deja de sorprender la forma en que la esposa de Ignacio López del Hierro, realiza un sacrificio casi inhumano para luchar por la defensa de los intereses de la gente.

Por si fuera poco, la política manchega asegura que ella no controlaba la tesorería de su partido cuando en el artículo 45 de sus estatutos se señala claramente que la Secretaría General debe supervisar las cuentas del partido.

La cúpula del Partido Popular engaña, es embustera, ignorante e inepta. No sé cuál de las dos opciones le convenga más. Ninguna es muy positiva. Y salta a la vista que ya hay enfrenamientos entre ellos mismos porque les hace equivocarse en forma grotesca.

La desconfianza que existe ya sobre la honestidad intelectual y material del gobierno abre las puertas a una anarquía nacional que es necesario detener antes de que se desparrame la poca credibilidad que tiene Europa sobre la economía.

El remedio a esta enfermedad pandémica se encuentra indiscutiblemente en la desaparición de un gobierno que hace todo menos gobernar y que miente en forma insultante.

El refugio en el que se cobijan los dirigentes nacionales está  destrozado. Agua y nieve han caído sobre él, además la losa de los embustes que ya rompió una de las paredes del búnker. Las otras están a punto de desmoronarse y dejar al descubierto a unos señores que se apoyan en el pasado ideológico y mantienen el látigo con la impunidad que les da el aforo del que disfrutan.

Sin olvidarnos de que hay otros partidos que usufructúan también un derecho que no cumplen y cometen irregularidades como el Partido Socialista Obrero Español en Andalucía,  hay que concluir que la situación del país se encuentra arriba de uno de los botes de los saharauis que quieren alcanzar las costas españoles para “vivir mejor”.

 

“Gobierno ladrón”, revelan las encuestas

Mientras, Rajoy se esconde desde el 1 de agosto y no aparece en público más que para acordar medidas contra las autoridades del Peñón. No admite preguntas a los reporteros y casi siempre aparece con un discursito escrito y leído a través de un plasma de televisión.

En todas las encuestas que se han recopilado, inclusive en los medios de comunicación afines al Partido Popular, el 80% de las personas calificaron peyorativamente al gobierno. Lo tacha de “ladrón” y de “llevarse el dinero de los ahorradores depositado en los bancos” que no hace más que dejarse subvencionar por el Banco de España mientras los dirigentes se lucran sin medida, arteramente, a costa de millones de cuentahabientes.

Es muy divertido ver y escuchar a los tertulianos que intervienen en las televisiones privadas, porque hay algunos que insisten en creer que los españoles son poco menos que retrasados mentales, muy manejables, incapaces de ordenar dos ideas, incoherentes y sin el menor sentido de la lógica.

Sería ingenuo pensar que los individuos a los que me refiero participan en los debates con razonamientos honestos. Estos individuos no se creen lo que dicen y han encontrado un filón en sus apariciones por televisión.

El olor a fachismo traspasa cualquier obstáculo y se alberga en la casa de los trabajadores que cada vez, aunque no lo crea Rajoy, están más atentos del devenir social de España.

Los ciudadanos se están convirtiendo en testigos de las barbaridades que se emiten en los medios y de la permisibilidad que se da a los dirigentes de algunos periódicos como La Razón que sólo destruyen la poca seguridad que aún tenemos en la gente que nos gobierna.

Sin embargo, tanta adición por parte del gobierno, empresarios —no todos, quizá los menos— y periodistas, ha surgido efecto. Se prevé que al regreso de vacaciones, nunca antes del 15 de septiembre, se iniciará una reestructuración en el Partido Popular y algunas cabezas caerán.

Por desgracia, no avizoro que puedan ser las de Rajoy o Cospedal porque el destituir a políticos de nivel medio dentro del partido y en el gobierno no conduce más que a prolongar la senectud de un partido por el que jamás había votado tanta gente en la historia democrática de España.

Se apoya Rajoy en que su legitimidad la dieron las urnas. ¡Cuán equivocado está! El respaldo lo obtuvo en noviembre del 2012, pero ahora sus votantes también establecerán un récord para convertir a los populares en el partido menos votado de los últimos 40 años, equiparándole  al Partido Socialista Obrero Español de tiempos recientes.

La verdad es que el presidente del gobierno, que es el menos malo de la película, tiene lo suyo, pero en comparación con alguno de sus ministros, es una hermana de la caridad.

Rajoy pudo haber recibido algún dinero en b durante su militancia política, pero no es partícipe directo de los robos y alteraciones económicos de las que son responsables muchos de los exministros y expresidentes de comunidades autónomas.

Álvarez Cascos y Arenas fueron dos extesoreros que llevaban al dedillo los ingresos que recibía su partido y recibieron en su momento cómo canalizarlo. Lo hicieron mal, se aprovecharon de su posición, engordaron sus bolsillos y ahora padecen amnesia.

Desde el púlpito, Rajoy pide en su homilía un perdón que nunca tendrá.