DE MICROSCOPIO

Cobraba 10 por ciento de comisión en la Comunidad de Madrid


La Organización Internacional del Trabajo prevé un aumento del paro mundial

porque se detuvo el crecimiento en países emergentes.

Mientras,  las transnacionales reducen personal y salarios.

 

 

Regino Díaz Redondo

Cebreros, Ávila.- En estos momentos hay 1,691 casos de corrupción de importantes políticos, empresarios y banqueros. Imputados son muchos más y el 95% de ellos están libres porque depositaron fianzas millonarias o no han sido llamados a declarar.

Aquí, como en México, los juicios tardan lo suficiente para que las triquiñuelas puedan ser olvidadas, prescriban  o se llegue a un arreglo.

Además los personajes que han delinquido cambian de domicilio, se van al extranjero, y casi ninguno está en la cárcel. Los hay salpicados por el fraude y los que intentan evitar acusaciones de lavado de dinero, maltrato al personal y manejo de importantes depósitos monetarios en otras naciones donde los capitales son bienvenidos aunque procedan de la ciénaga.

Siguen sin resolverse las tramas Gürtel, Bárcenas, Urdagarin y los ERES de Andalucía, sin olvidar los que surgirán del manejo indebido de dinero en la Comunidad de Madrid.

España se ha convertido en el primer país del mundo que acepta el delito como enfermad pandémica de la que ya se habla, inclusive, entre los obreros del ladrillo.

Menos mal, tómenlo como un descanso, les diré que esta nación se mantiene a la cabeza en la donación de órganos vitales. Algo es algo.

Vivimos en un mundo donde la infamia se permite y no se castiga con sanciones a los grandes evasores de Hacienda. El Código Penal es muy generoso y permite a los delincuentes salir después de cumplir cinco años en prisión, sea por buena conducta, trabajos especiales, chivatazos o alguna relación con personajes que estén en el candelero político o empresarial.

Sépalo bien, aquí se dan amnistías de presos por delitos comunes como suele ocurrir en otras partes del globo. Sólo que en la lista de los favorecidos aparecen nombres de individuos liberados que casualmente tienen algún parentesco o son amigos del sobrino de un tío que es hermano del portero del ministerio de Justicia.

 Venimos de un agosto vacío y entramos a un septiembre de amenazas. Las agresiones verbales, los “papeles” de Bárcenas, las denuncias, los análisis y las resoluciones teóricas, vuelven a presentarse y a discutirse entre los tertulianos de la televisión y los articulistas de los periódicos.  Todos los días surgen delitos nuevos; los tribunales se llenan de documentación y de casos sin resolver. Hay centenas en trámites y otros tantos han sido archivados o abandonados en los cajones de los jueces.

Iniciadas las sesiones del parlamento, aparecen, con la misma cara pero lavada, viejos asuntos que abochornan a los ciudadanos y fortalecen el descaro de quienes cometen ilícitos y quedan impunes.

La opinión internacional —insisto— vuelve por sus fueros. No somos buenos para nada.

El panorama está más oscuro que las catacumbas y mucho más desesperante que pasar tres días en el desierto cabalgando sobre una mula desdentada.

Los casos gordos de individuos con heridas abiertas no han salido de su armario. Permanecen dentro y, a veces, se aprovechan las noches para dejar vacíos los armarios que contienen oficios que incriminan a importantes funcionarios.

La gente sabe que el que más golpes de pecho se da es un pillo. Los hay miedosos que se presentan como si fueran arcángeles para anunciar la buena nueva que para ellos es la honestidad, dama a la que no han sido presentados.

Los sospechosos declaran en cuantos medios de comunicación se lo piden y se presentan como abanderados evangélicos dispuestos a sacrificarse por el prójimo al que acaban de apuñalar.

Tomar con pinzas… y a la basura

El nombre de Alberto López Viejo, exconsejero de la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre, salta otra vez a la luz pública. La historia negra que lo acompaña tiene puntos ridículos e insólitos. Se pasa de la risa a la decepción y a la burla; es un tipo al que hay que coger con pinzas y depositarlo en el bote de la basura.

Pero antes esta es su historia: motu proprio, López Viejo se adjudicó un 10% de comisión en todos los eventos que realizaba esa comunidad en cualquier parte dentro de “su” territorio.

Llegó a embolsarse alrededor de setecientos cincuenta mil euros (unos 16 millones de pesos) porque cobraba hasta por el aire acondicionado que respiraban los participantes a cualquier reunión.

Escuchen y escuchen bien. Este individuo, que por cierto es del Partido Popular, realizó esfuerzos titánicos y trabajó de sol a sol para cumplir con su cometido. Quiso hacerse rico en el 2013 y lo consiguió; tiene cuentas abiertas en varios bancos y algún dinerito en el extranjero porque el paraíso de Dios no lo alcanzará, pero el chantaje y los dineros mal habidos, desde luego que sí.

Es admirable saber que este señor ingresaba ese porcentaje de eventos provenientes de fiestas políticas, bautizos, mítines, juntas oficiales, tomas de posesión, homenajes y en cuantas ceremonias participara la Comunidad madrileña.

Quizá Guiness lo ande buscando.

Obtenía  beneficios de comidas privadas “oficiales” en donde cobraba 20 o 30 euros que era el porcentaje correspondiente.

Se embuchacó dinero de homenajes a los muertos del terrorismo, de los accidentados en autobuses y trenes, del culto a muertos in situ, de las víctimas del Prestige y de cuanta reunión interviniera Esperanza Aguirre.

Llegó a tal punto su desvergüenza que cobraba por cualquier funeral que se hiciese a cuyo acto asistía contrito a dar el pésame.

Sin duda, esta modalidad es única en la historia del chantaje. Nadie recuerda algo parecido. Le daba lo mismo ganar 20 euros que miles porque las manifestaciones eran la base de sus ingresos. De las protestas públicas se llevaba un buen pico.

Naturalmente, está libre. No dudo que alguna vez lo encarcelen pero ya va siendo hora de que lo hagan. ¿Será que es un asunto menor frente a los millones que se han llevado Luis Bárcenas y compañía y ante los miles y miles de euros que recibían en sobres negros los militantes de la cúpula popular?

Seguramente, don Alberto López Viejo está convencido que es un delincuente menor y que si otros que han robado montones de cajas llenas de euros no están en prisión, ¿por qué él habría de estarlo?