Las frases, la lluvia y las balas en España
Si los vecinos del sur se hunden,
¿quién nos va a comprar los coches?
Bundesbank
Regino Díaz Redondo
Madrid.- Lea estas frases y dígame si no vivimos en un mundo en donde el juicio es sólo manjar de dioses y la demencia ocupa un primerísimo lugar…
Hay que catalanizar a España: Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid y del Partido Popular en esta región.
Debemos españolizar a los catalanes: José Ignacio Wert, ministro de Educación.
Volverá España a asombrar al mundo como ya lo hizo en otras ocasiones: Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda.
Drink a relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor de Madrid: alcaldesa Ana Botella, durante la comparecencia en la que perdimos la sede de los Juegos Olimpos en Buenos Aires.
Se evaporan 15 mil millones de euros al año por fraudes y errores en el IVA: Hacienda.
La mayoría, es la mayoría: Ana Mato, ministra de Sanidad.
Yo nunca me he vendido, me han comprado: Pere Peret.
España da otra oportunidad a Merkel: Javier G. Gallego, corresponsal de El Mundo en Bruselas.
Cometieron delitos pero no los suficientes para enjuiciar a Francisco Camps y Rita Barberá: Fiscalía Anticorrupción de Valencia.
La ultraderecha no es un problema en España: Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior.
El Govern azuza la hispanofobia: Gobierno español.
Economía gorda, bofa y radical
A esto añádale cuantos comentarios sesudos y originales considere oportunos para redondear las incoherencias y barbaridades que expresan a diario los funcionarios públicos que nos representan.
La gente está cansada de oírlos, de escuchar los comentarios y de aguantarse las estulticias que se dicen; irritada también, por la demagogia que exudan los miembros del gobierno. Han sembrado el terror dialéctico o la tontería imprescindible. Subir a la tribuna significa aguantar media hora de prejuicios, insensateces y acuerdos partidistas que conducen a la sorpresa, la perplejidad y el malestar que se extiende por todo el territorio.
Son cantos al despropósito; van impregnados de ignorancia con soberbia que forman un dúo impresionante de torpezas. Volvemos a aislarnos y escondernos de todos y de nadie.
Aporrean nuestra puerta carcomida y nos echan a la calle con todo y recién nacido porque así “lo dicta la ley”.
Somos víctimas del peso de una economía gorda, bofa, radical que convierte en carroña lo que toca.
Nunca en la historia moderna, España había estado tan maltratada y herida. No sale del hospital porque tiene rota la columna vertebral o al menos las vértebras que la mantuvieron vertical durante cientos de años.
Impone sanciones que nos apresuramos a cumplir. El Poder Judicial da bandazos y exime de responsabilidad a delincuentes comprobados por la voz pública y encarcela o retira de sus puestos a jueces como Baltasar Garzón que cumplió con su deber pero era un obstáculo para el dominio absoluto del tripartito insoportable que forman, con sus sesgadas decisiones, los tres poderes del gobierno.
En Bruselas, descargan el coraje y el fracaso con cargas múltiples contra la economía del pueblo. Nos imponen castigos impagables. Lesionan a los que menos tienen y se olvidan del daño que originan los poderosos.
El Ministerio de Justicia se ha convertido en un organismo que regula las penas según el criterio muy personal de su titular Alberto Ruiz Gallardón; Educación recorta cincuenta mil personas en toda España y propicia la edificación o permanencia de instituciones privadas. Para cursar una carrera en las universidades públicas hay que pagar cantidades no menores de 2 mil 500 euros anuales, cifra que pocos hijos de trabajadores pueden erogar.
Para el curiosísimo y gracioso ministro Wert, la situación en que se encuentran maestros, alumnos y personal de las escuelas oficiales en España, “son fiestas y diversión”, comparándolo con “lo que ocurre en México y Chile”.
Desde luego, este personaje, que esperamos no tenga un sosías por lo menos en este planeta, llega a extremos inalcanzables por la imaginación. Da cátedra desde su pupitre (curul) en el Congreso de los Diputados y cuando lo interpelan carga contra los estudiantes “perezosos” que no se afanan por mejorar y que, según él, son la mayoría que se han beneficiado de privilegios irracionales.
El caso de 15 neonazis
Contra las declaraciones gubernamentales en el sentido de que existe la libertad de expresión en el país, precisaré un caso concreto para dar una idea de que se está mintiendo: los empleados de la TV pública han denunciado en tres ocasiones, por escrito, y en muchas más con plantones, que se “manipula la información” en ese ente en manos del gobierno neo-brutal de Mariano Rajoy. A su director, Julio Somoano, lo acusan con razón de “tergiversar informaciones sobre casos tan importantes como el de Bárcenas y la Diada”.
Efectivamente, a estos asuntos don Julio ordenó dedicarle escasos 25 segundos o menos al día y elevar las noticias sobre la moda y los deportes en forma, casi descomunal. Con tal dirección “Somoano lesiona la independencia y credibilidad”, que se sostiene con los impuestos ciudadanos. Además, solicitan la dimisión de José Gilgado, director de Contenidos Informativos de dicha organización. Aseguran que, de no hacerles caso, adoptarán medidas más severas en defensa de la libertad de comunicación.
A otra cosa: pasó casi desapercibida la detención de 15 neonazis en esta capital pese a que destruyeron una librería importante del centro. Irrumpieron en el local, arremetieron contra los que allí estaban, rompieron estanterías y micrófonos, fue desactivado el sonido y para abrirse paso empujaron a algunos de los allí presentes.
Pero para don Julio estos son asuntos menores que no deben tomarse en cuenta puesto que estaban demostrando que “con ello se refuerza la libre expresión”.
Al mismo tiempo, se conoció, horas después, y no fue digno de una sola mención en TV, que se gastaron doce millones de euros en el traslado y estancia de tres días de una comitiva de 150 personas a Buenos Aires para apoyar la fallida obtención de los Juegos Olímpicos del 2020.
Al día siguiente fue la inauguración del periodo ordinario de sesiones de la Cámara de los Diputados, pero no pudo realizarse porque el techo que repararon durante el verano, y que costó 4 millones de euros, tenía goteras, chorros caían del techo y tuvieron que aplazar la junta para 24 horas después.
Sus señorías rieron primero y luego, contritos, fueron abandonando el lugar. Algunos de ellos hicieron bromas y se mojaron la palma de sus blancas manos con el agua bendita de la lluvia.
Y lo que es el colmo, los albañiles encargados de renovar el hemiciclo, taparon la mayoría de los agujeros hechos por las balas que disparó el teniente Tejero durante su intento de golpe de Estado en 1981.
¿Culpables?
Jesús Posadas, presidente del Congreso de los Diputados, agrega carne al asador. Se comporta como un diputado más del Partido Popular; en vez de llamar a la calma aumenta el caudal de los enfrentamientos, obedece órdenes de su partido y permite que en el hemiciclo se realicen vulgares escenas que exaltan los ánimos de la ultraderecha doméstica y mediática.
El futuro será peor. Llegará el momento en que la mayoría silenciosa aprobará todas y cada una de las propuestas de ley y la casa de la democracia llegará a convertirse en el epicentro del neoliberalismo merkeliano.
