Rajoy padece sordera ante las quejas
George W. Bush expulsó la verdad del mundo para,
en su lugar, hacer fructificar la mentira.
La sociedad humana está contaminada de mentira
que es la peor de las contaminaciones mundiales
y circula por todas partes.
José Saramago
Regino Díaz Redondo
Madrid.- Por fin, el juez Pablo Ruz, que lleva el caso Bárcenas, acaba de informar lo que han negado desde el presidente del gobierno hasta empresarios, ministros y funcionarios públicos de segundo nivel. El partido popular “tenía una contabilidad b continua en el tiempo” con la que pagaba a sus proveedores y premiaba con dinero negro a políticos neoliberales según sus meritos.
El propio Mariano Rajoy aparece en “los papeles de Bárcenas” como el receptor de miles de euros subterráneos que no declaraba a Hacienda.
Este hecho evidente y delictivo propiciaría, en otra parte, la caída del gobierno con la renuncia sine qua non de su presidente; aquí no sé cómo podrá subsistir la autoridad neoliberal y cuáles serán las sentencias penales a las que deben ser acreedores si se quiere conservar un mínimo de decencia nacional.
El absurdo montaje elaborado por los defraudadores — Bárcenas es el líder— se ha venido abajo después de varios años de mentiras y contradicciones de los miembros de la cúpula de esa organización política.
Los que manejaban todo, según Ruz, eran Bárcenas, Álvaro Lapuerta, extesoreros, y, por lo pronto, ya quedó acreditado que las reformas a la sede de esa partido en la calle de Génova fueron pagadas sin manifestarlo al fisco. Igualmente, han empezado a caer personajes que participaron en los chanchullos, entre ellos algunos exministros y la secretaria general María Dolores de Cospedal.
Como las decisiones vienen de arriba, y arriba andan mal o no quiere aceptar las desvergüenzas de sus súbditos, las renuncias no se esperan pero sí algún cambio de ministros a principios de año.
Empleados de la Tesorería han declarado que ellos eran sólo figuras decorativas y que todas las órdenes “venían de los jefes” y eran obligados a cumplirlas a rajatabla.
Las campanas de La Almudena emiten un sórdido sonido para avisar al rey, que vive al lado en Palacio, que despierte, se recupere y tome providencias.
Don Mariano no se quiere ir
No hay que olvidar que él es el jefe del Estado y, por lo tanto, uno de los que puede llamar al orden a Rajoy y a su séquito para sugerirle que se marche “por el bien de la Patria”, frase esta que hemos escuchado a don Mariano al defender su causa sin argumentos y sin el mínimo asomo de vergüenza.
Los medios de comunicación nacionales —los que ejercen en verdad el periodismo— dan a conocer todas las incidencias de este asunto y siguen el desarrollo de la corrupción con verdadero profesionalismo.
Hay otros, los de siempre, los de la derecha-ultra, que se resisten a admitir verdades y defienden a capa y espada a sus compañeros ideológicos con razonamientos vacíos de contenido.
Ni siquiera el rubor aparece en las mejillas de quienes gobiernan y que deberían estar en la calle desde hace mucho tiempo.
Como el gobierno esperaba el golpe judicial, acordó la estrategia de que todos a una, en cualquier parte, en no importa qué tribuna pública, lanzarán otro cuento sánscrito traducido al chino para colgarnos el san Benito de que “hemos comenzado la recuperación” y, aún más, que “en 2014 se crearán un millón de empleos”.
Desgraciadamente, ni en sueño es cierto. El embuste es el arma gastada que ya no convence a nadie. Otra vez la mentira, de nuevo la sibilina palabra envuelve a los que la llevan como bandera impresentable.
Han sido eliminadas las conferencias de prensa a no ser que Rajoy y sus ministros acudan a la televisión pública con preguntas ya elaboradas para hablar sobre lo que quieren, aunque sea falso.
El colmo llegó al anunciarse que las ruedas de prensa serían sin preguntas.
¡Qué bien interpreta el presidente del Gobierno la libertad de expresión, y qué mal gusto tiene al creer que sus inventos y falsedades son avalados por la ciudadanía!
Común resulta en España que las susodichas entrevistas se hagan a través de un plasma y no en persona como debe ser y ocurre en cualquier otro país civilizado del mundo.
¿Le parece poco…? Pues ahí le va otra:
Las cuchillas cortan poquito
En la frontera sur con Marruecos se ha colocado una barrera de 12 kilómetros de largo y tres de alto con alambre y cuchillas cortantes para evitar la llegada de africanos al paraíso español.
Rajoy se permite el lujo de jugar con esta medida. Ha dicho él y su ministro del Interior que esas cuchillas “no cortan mucho y producen heridas leves”.
El pandemónium de la estulticia y mala fe.
Poco a poco el gobierno ha ido cerrando lugares para impedir las manifestaciones en su contra, que son ya multitudinarias y casi cotidianas.
Está clarísima su política de reducir la irritación y el malestar producidos por todas las medidas antisociales que ha tomado.
Se elabora una normativa que castigará con multas de 300 a 600 mil euros a los que infrinjan todo aquello que el gobierno considere que atenta contra la paz social y que, por lo tanto entra dentro del reglón de los activistas subversivos que “desorientan y perjudican a España”.
La oposición política ha pedido que se retiren, pero en el parlamento la mayoría del PP lo impide. En vista de ello, se trabaja en un informe para enviarlo a las Naciones Unidas y al Tribunal Internacional de La Haya con la expresa denuncia de que tales medidas son un atentado de gran magnitud y se oponen a todos los reglamentos internacionales escritos y aprobados por más de cien países de este planeta.
Se dice en el documento que tal atrocidad recuerda épocas pasadas ejemplares por el sadismo y que tal decisión se aproxima por su poder coercitivo a alguno de los actos que desarrollaban los distinguidos miembros del Santo Oficio.
Los conservadores han perdido el rumbo y el piso. Este gobierno ya no sabe por qué camino transitar. Acaba de renunciarle uno de sus valores más importantes y más estimados. Se trata de Santiago Abascal, exdiputado del País Vasco, presidente de Denaes (Fundación para la Defensa de la Nación Española) y el símbolo más reconocido de una de las dos almas del PP. En una carta Abascal envía su carnet a Rajoy y le expresa que está “profundamente decepcionado con tus decisiones e indecisiones” y apunta que son muchos otros los que seguirán su camino.
El presidente del gobierno ya no puede apoyarse ni en la Unión Europea. La troika le pide que haga aún más recortes por un total de 35 mil millones de euros en dos años y medio, cifra que nunca alcanzará el país por ese camino.
Es inútil, por lo visto, que Rajoy entienda y asimile las quejas que le vienen también de sus propios seguidores ideológicos. Está cerrado al diálogo y casado con su mala entraña. Se ha construido una gran cama acolchonada y comodísima a la que llama democracia y se acuesta en ella para descansar de los reclamos de la gente que, con agujeros en los bolsillos y en el estómago, le pide que se vaya.
La otitis de Rajoy es ya un fenómeno popular al que se refieren comentaristas, intelectuales y artistas al hablar sobre su gobierno. El hombre firme en su absurda política social y económica sólo escucha órdenes y obedece los mandatos que le lanza Olli Rehn, comisionado económico de la Unión Europea, quien lo acaricia con la mano izquierda y con la derecha nos manda a los españoles trompicones para que ganemos menos, no seamos tan despilfarradores y busquemos la austeridad como el alma máter de nuestra vida.


