DE MICROSCOPIO
La noticia sirvió para distraer de los problemas locales
El soberanismo debe ser materia
de estudio en las escuelas catalanas.
Xavier Trías, alcalde de Barcelona
Regino Díaz Redondo
Madrid.- Ahora resulta que España es uno de los principales culpables del espionaje masivo que realizó Estados Unidos en Europa. Fue el servicio de inteligencia el que obtuvo información valiosa fuera de nuestras fronteras y la compartió con sus socios de la OTAN.
Aquí estamos de plácemes. Afuera no se lo creen. Los que cometieron el delito buscaron una complicidad, en este caso presuntamente con la agencia de inteligencia de Francia, según los documentos dados a conocer estos días por los medios de información.
¿Por qué darle tanta importancia a este problema? La mayoría de los españoles no sabe siquiera qué es el CNI (Centro Nacional de Inteligencia) y al 90% le importa un rábano si Estados Unidos interviene desde hace años el móvil de Ángela Merkel.
El gobierno está feliz. Sus ministros, de juerga. Fue octubre el mes de los abrazos porque los medios han relegado los casos Gürtel, Urdangarin y Bárcenas, aunque el proceso sigue.
Gracias, Assange y Snowden
¡Aleluya!, ya hay alguien que se acuerda que existimos en esta Europa descangallada, dividida, Torre de Babel en ciernes.
La gente de Assange y Snowden nos ha vuelto a colocar en el mapamundi. La marca España apenas se notaba en la geografía del planeta.
Pero llega el momento de poner un pie fuera de la corrupción interna para entregarnos en cuerpo y alma a asuntos más importantes.
¿Es noticia que Estados Unidos espíe a sus amigos? Desde luego que no. Ocurre desde tiempo inmemorial y es, lógico, comprensible. No digo que sea legal, pero sí natural. Una nación que está al frente de la política y economía tiene que saber qué pasa dentro y fuera de sus fronteras. No es el policía del planeta, pero sí el responsable de él, al menos de momento.
El espionaje existe desde que los neardentales se comunicaban con señales de humo porque, dice la leyenda, que hubo uno de ellos que al ver la proximidad del homo sapiens se confundió con él para aportar datos sobre la llegada de los invasores.
Todos los países tienen cuerpos especializados que permanecen en contacto sobre todo si provienen de naciones líderes. Miles de millones de euros, dólares, libras esterlinas y demás se gastan anualmente en el pago y actividades de espías profesionales que vuelan entre las naciones fraternas porque nadie se fía de su prójimo.
El escándalo suscitado por estas informaciones fue dado a conocer en un momento clave en el que Europa precisa de más ayuda para levantarse y conseguir una mejor reubicación y presencia en el ámbito internacional.
Es difícil creer que Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Sudáfrica y muchos más países manejen su economía sin tener información precisa de los institutos de investigación hacendaria y política de sus amigos.
Los dobles espías se encuentran en todas partes y gozan de impunidad. Son los gobiernes quienes les cuidan, mantienen y alientan para no perderse ningún descubrimiento importante. Las amenazas de lanzar bombas de destrucción masiva hechas por Corea del Norte eran, sin duda, conocidas de antemano por Estados Unidos a través de sus topos. Demostrar sorpresa por las organizaciones de espionaje y lo que medianamente hacen es, cuando menos, una actitud de cinismo y recreo.
Tú, ciudadano, me espías a mí, ciudadano, y los dos, junto a grupos numerosos, unimos esfuerzos para mantener en activo el equilibrio financiero ibérico.
Las entidades semisecretas que manejan los datos privados —no tanto— de los países obtienen suculentos beneficios sin que nadie proteste ni denuncie so pena de caer en desgracia o sufrir accidentes.
Si se construyen armas atómicas “para mantener la paz”, por lo mismo resultan imprescindibles los personajes que trabajan en el anonimato y son muchos los que han muerto sin que haya conocimiento. Murieron, fueron enterrados y pasaron a ser, en la otra vida, igualmente anónimos.
Pongamos un ejemplo claro: el presidente Obama sí tenía noticias de su cuerpo de espionaje (CIA, FBI y otros) de que hay y se fabricaban armas de destrucción masiva en Siria y por eso lo denunció; sin embargo, el presidente George W. Bush supo que no había esas armas letales en Irak y aun así invadió aquel país para defender los intereses petroleros de su vicepresidente y de él mismo.
Tan necesario como el pan y el agua
Si no hubiesen instituciones dedicadas al espionaje habría que crearlas porque el mundo caería en un despropósito social de gran magnitud y la paz sería aún más precaria que actualmente.
Además, el espionaje se ha ampliado a la obtención de documentos sobre nuevos medicamentos y terapias para contrarrestar las enfermedades que nos asuelan.
No controlar a las grandes empresas petroleras, laboratorios y las diversas asociaciones científicas que se dedican a sacar provecho de los recursos naturales, significaría atentar más aún contra la seguridad y el bienestar del 99% de la población del globo terráqueo que subsiste, aunque cada día aumenta el peligro de una conflagración de magnitud inconcebible.
Por tanto, la Agencia de Seguridad Nacional, por más que tenga detractores que la denuncian como organismo delictivo porque sus prácticas y trabajos no trascienden al público en general, es imprescindible. Hasta ahora, ha evitado guerras regionales en todos los continentes.
Los arreglos y convenios subterráneos de los gobiernos consienten la labor del espionaje y lo consideran como un elemento preventivo que se enfrenta a actividades oscuras de naciones que todavía no conocen la libertad.
Miles de libros se han escrito sobre el espionaje y cientos de películas se filmaron para convertir al espía en un ídolo que se juega la vida para defender la integridad de ciudades y naciones.
Si le parece simpático el 007, ¿por qué no habría de serlo también el consorcio internacional que salvaguarda, hasta el momento, la paz?
Llegamos a la conclusión que los espías son tan necesarios como el pan y el agua. Sólo que ellos toman champagne y caviar y nosotros apenas tortillas de maíz con frijoles. Así está conformado el mundo.
Aquí, este asunto ha permitido al gobierno desviar la atención de otros casos importantes ocurridos en territorio nacional y de los que seguiremos hablando. El espionaje y el seudoenfrentamiento con Gibraltar han servido de escudo, maravilloso parapeto para que las tropelías de los miles de imputados gocen aún de libertad y se presenten en sociedad como seres impolutos.
¿Qué secreto puede tener España que interese a quienes dominan el mundo? El presidente del Gobierno sabe que ninguno, pero mantiene a la expectativa el asunto para desvirtuar una actualidad de fraudes, malos manejos y contabilidades b.
No lo tome en broma si le digo que la noticia principal de los medios de comunicación durante dos días en España fue que de diciembre del 2012 a enero del 2013 el servicio secreto estadunidense intervino sesenta millones de llamadas telefónicas.
Compruebe usted si alguna de ellas proviene de su teléfono o si ciertas conversaciones privadas que tuvo pueden salir a relucir y causar un zafarrancho familiar de inmensas proporciones.
Con bombo y platillo fue llamado a la cancillería española el embajador de Estados Unidos para que diese explicaciones sobre el espionaje que se atribuye a los servicios secretos de su país. Para demostrar que España estará siempre con el país anglosajón, el ministro de Relaciones Exteriores no acudió a la cita y dejó al secretario de Estado para que charlara con el diplomático. Es decir, tal cosa no tiene importancia y la prueba es que nosotros no se lo damos aunque protocolariamente hayamos tenido que requerir la presencia de James Costos para cubrir el expediente.


