En los clubes Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Athlétic de Bilbao

 

Artur Mas hace un balance muy positivo del

primer año de gobierno de Oriol Junqueras.

Jordi Évole (El Periódico)

 

 

 

Regino Díaz Redondo

Madrid.- A temblar, aficionados al futbol: la Unión Europea y el fisco español han puesto la mira en las irregularidades, mañas y posibles fraudes que se cometen en este deporte. Los cuatro principales equipos, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Athlétic de Bilbao, están siendo investigados por la troika y Hacienda porque desobedecieron la orden de convertirse en sociedades anónimas y por consiguiente obtienen tratos privilegiados.

En el caso del Barsa, las autoridades financieras han solicitado datos completos sobre la contabilidad de las tres últimas temporadas. Y requirieron al presidente del club catalán que informe con detalle sobre la contratación del jugador Neymar Jr. porque presuntamente están en el aire 40 millones de euros que han ido a parar a bolsillos equivocados.

El crack brasileño fue adquirido mediante acuerdos y movimientos poco claros. Las cifras no cuadran, no se sabe cuánto dinero le dieron y quiénes fueron los receptores. Existe, dicen, una muy probable posibilidad de que la directiva actual medre ahora y lo haya estado haciendo durante varios años.

La chispa

La denuncia contra Joan Rossel la hizo un socio activo, cuyo nombre aún se desconoce, y la demanda fue admitida por la Audiencia Nacional por estar llena de información seria y digna de tomarse en cuenta.

Para simplificar, la acusación formulada contra los dirigentes del conjunto blaugrana se refiere, para variar, a que utilizaron dinero en negro (contabilidad b) para completar el pago de diferentes enseres no declarados a la agencia tributaria.

Mientras no se levante el sumario, los datos son escasos, pero ya se hizo el escándanlo que tendrá consecuencias graves y obligará a los clubes multimillonarios a ser más claros porque la burbuja futbolística puede alcanzar a personajes muy conocidos y a directores de grandes empresas de la hostelería y de la construcción.

La chispa saltó con la condena a José María del Nido, presidente del Sevilla, a dos años y medio de prisión por haber cometido ilícitos comprobados. Este señor se despidió de su club entre llantos y anunció que pedirá el indulto y la clemencia para quien “ha dado todo por el equipo”.

El indulto se ha convertido en un arma más a favor de los delincuentes que en un momento el gobierno puede ponerlos en libertad. Sobre todo, este gobierno de piel blanca y entrañas oscuras.

También anda por ahí en el ajo Arturo Fernández, presidente del Atlético de Madrid y vicepresidente de la CEOE (patronal) española.

El restaurantero, que tiene concesiones para dar servicios alimentarios en diversos negocios de esta ciudad, está siendo también motivo de duda y la ley ha comenzado a revisar sus libros.

Además de los clubes mencionados hay otros cuatro o cinco como el Valencia y el Hércules a los que también se les pide cuentas de sus manejos contables porque hay versiones de que los clubes fueron subvencionados con dinero publico por las autoridades de las comunidades Valenciana y Balear.

Rosell, sucesor de Joan Laporta, al frente del Barcelona, se distingue por su actitud chulesca (nariz respingada y morrito salido), caracterizado por su sonrisa forzada sobre todo cuando está en público. Es un individuo que le puso una zancadilla a Laporta y ascendió en el escalafón.

A la precaria salud financiera de España, se unen ahora los casi seguros negocios sucios que ocurren hace tiempo, bastante tiempo, en el mundo de balompie.

Se palpaba, sonaba el claxon de la duda, los feos jinetes de este bello deporte tocaban la puerta para entrar, a como diese lugar, en las habitaciones pletóricas de euros. Parece que algunos lo lograron aunque será preciso que se anuncie oficialmente para deslindar las responsabilidades de quienes han sido honestos.

La Liga de Campeones

No todo es luz y mar en Cartagena ni están limpios los funcionarios deportivos.

Además de España, la Unión Europea tiene ya en marcha otra inspección en otros clubes extranjeros que participan en la Liga de Campeones. Entre ellos algunos dirigentes de equipos de Gran Bretaña, Alemania, Italia, Portugal, Francia y Mónaco.

Desde que comenzó la crisis económica en el continente, varios clubes de primera división europeos han sido comprados por jeques, príncipes y altezas reales.

Todos lo sabemos y pocos han pedido informes de cómo se manejan puesto que ellos rinden cuentas a sus respectivas autoridades hacendarias con la mayor discreción, casi en el anonimato.

¿Pero la compra o las gratificaciones a los jugadores no se hacen con euros que van a para a las arcas del Banco de España?

La guerra del futbol se ha desatado. Jugadores van y vienen, transitan de un país a otro y los arreglos se hacen —muchos de ellos— a la sombra del fisco y sin mucha injerencia o ninguna de las autoridades fiscales.

En el ambiente de este deporte hay cosas que llevan al análisis a poco que se piense. ¿Cuánto cobran las empresas por la publicidad institucional en los campos de futbol y en qué forma lo dan a conocer a la agencia tributaria? ¿Cuánto reciben los jugadores y cómo se distribuyen los estímulos económicos por los goles que meten o las actuaciones brillantes en algunos de los partidos que se efectúan?

Y muchísimas otras cosas más. Vale la pena reiterar que al inicio de la temporada de verano se compraron futbolistas a precios inimaginables.

Pongo el ejemplo: Gareth Bale, galés, fue adquirido por el Real Madrid en 101 millones de euros y Neymar Jr. por unos 60 millones. Otros 10 o 12 más ganan cantidades insultantes y viven a lo grande. Hay algunos que tratan de demostrar su bonhomía creando instituciones de ayuda a pueblos y países pobres y hasta visitan las comunidades africanas. Pero eso sí, siempre aparecen junto al negrito de turno, sonrientes, frente a la cámara que dispara y dispara y cuyas fotos se publicarán en todos los diarios del continente.

Da grima esta actitud. Busquen, señores, otra manera de ocultar su afán publicitario porque de esta ya estamos hartos.

¿Cuáles son los acuerdos entre los propietarios de clubes en sus reuniones que, me imagino, tendrán periódicamente?

Lo que cobra un jugador de élite no tiene parangón con el sueldo percibido por atletas del baloncesto, futbol americano, beisbol, jockey sobre hielo, balonmano y otros olímpicos, amén de que se han reducido las subvenciones y los pagos a quienes participan en los eventos de atletismo.

Salta a la vista los apaños que se hacen a la hora de elegir las sedes de las distintas especialidades deportivas. Se otorgan campeonatos del mundo de todas las especialidades a quien mejor se porta. Se pasa por alto a países mejor preparados y a naciones con instalaciones ya construidas por motivos comprensibles pero no desvelados.

 

Millones poco transparentes

La FIFA es una institución multimillonaria, poco transparente, con ingresos desorbitados, que provienen de instituciones privadas o de personajes, algunos de los cuales ya conocemos y otros que permanecen ocultos y que desvían el voto a la hora de que los encargados de elegir depositan en las urnas el nombre del país que les interesa.

Las empresas anunciantes hacen cola por figurar entre los patrocinadores de eventos y atletas. Hasta los calcetines y las cejas de los muchachos tienen la imagen de quien los auspicia. Se invierte también, justo es decirlo, en medios de comunicación de todo tipo y hasta en correveidiles que se cuentan por cientos.

Quizás sea un poco exagerado decirlo, pero estoy seguro que Bill Gates, Carlos Slim, Amancio Ortega y Warren Buffets deberán estar asombrados de la manera tan fácil con que quienes manejan los deportes se hacen millonarios y aumentan sus fortunas en poco tiempo.

Cuantos más goles, más dinero. El jugador se desnuda y lo visten diez o doce patrocinadores, de la cabeza a los pies.

Buen provecho.