Así quiere el gobierno que sea España
Regino Díaz Redondo
Madrid.- Vivimos en el mundo de Pimpinela, El Mago de Hoz, La Cenicienta y Caperucita Roja, en cuyos territorios todo es apacible, la gente se arrepiente de sus pecados, se salvan los héroes y la bondad es virtuosismo. Respiramos en un campo lleno de flores y el corazón disfruta de un ambiente maravilloso.
Así quiere el gobierno que sea España, sin hacer nada por lograrlo. Para que haya paz los populares desean tapar las tropelías, los fraudes, las evasiones fiscales, las fugas de dinero, los blanqueos de capitales y las falsedades cometidas por funcionarios de ayer y de hoy entre los que hay políticos, empresarios, miembros de la Casa Real y terratenientes que gozan de buena salud por decreto.
Cuidado, porque los medios de información deben callar, “en bien de la patria”, las corrupciones que cometen los poderosos. Olvidemos las más que evidentes felonías que ocurren a diario y por ningún motivo hay que solidarizarse con los periodistas y jueces que reciben presiones y amenazas.
País irreconocible
Intenta Mariano Rajoy cerrar heridas que aún están llenas de pus y que se amontonan bajo una piel carcomida por el miedo y el chantaje. No toquemos a los individuos que usan el cohecho y la mentira y dejemos que se conviertan en personajes intocables aunque merezcan estar en el banquillo de los acusados.
Este país está irreconocible, los trapicheos, el engaño, el dinero negro y los amaños han permitido el florecimiento de fortunas sin igual. Esperpénticos sujetos siguen chupando de la ubre de los españoles y los tienen en artículo mortis.
La igualdad ante la ley es una entelequia y los malversadores, cínicos, tapan a toda prisa los infinitos agujeros malolientes que mantienen abiertos con impunidad.
Los tiempos de bonanza de que tanto se alardeó fueron ficticios. La clase media nunca disfrutó del bienestar de sus jefes y dueños. Los favorecidos fueron los bancos y las grandes empresas que descansan a la sombra del árbol de la felicidad porque aún no han sido molestados pese a que cometen delitos comprobados.
(A propósito, en los últimos diez meses de este año, los bancos rescatados con dinero público, nacionalizados y luego privatizados y luego nacionalizados y luego privatizados, ganaron 6,702 millones de euros) Cualquier cosa, amigo Mariano.
Esta nación ha perdido el perfil de dignidad que la caracterizó a lo largo de los tiempos. Si acaso, escondidos, aún perviven los que mantienen posiciones honestas y comportamientos respetables; estos son los que hacen declaraciones valientes contra los ignaros con tufillo dictatorial.
Hay miles y miles a los que aún no les llega su hora pero ya está cerca. Mantienen posiciones soberbias aunque empiezan a destaparse más asuntos de la trama Gurtel que infecta a media España y que tuvo su origen en la burbuja inmobiliaria y los negocios hechos con el tráfico de armas.
El arsenal bélico ha llegado a ser materia de intercambio entre políticos y jefes de grandes consorcios. Se sabe de correos en los que se insta al gobierno a que favorezca a los compradores de artefactos para las guerras que se suscitan en el Medio Oriente y en África.
Empleados del gobierno o personajes con fuero han presionado en múltiples ocasiones al Estado para que adjudique ventas ilegales a los que hacen de la muerte un negocio.
No se conocen aún las contabilidades pero sí los sms en donde aparecen diálogos que ruborizarían a cualquiera que tuviese un mínimo de moral.
Delincuentes de todas las raleas
Si son pocos los gobiernos surgidos de la democracia, menos son los funcionarios del Estado que se mantuvieron insobornables. Casi no hay; los tratos de favor otorgados por los jefazos, son recompensados con dinero que surge de las cloacas.
Subsisten instituciones que no cumplen con el fisco… y tan campantes. Respiran, aunque ya no tan bien, organizaciones creadas mediante el chantaje. Centenas de alcaldes de pequeños pueblos españoles se han hecho millonarios de la noche a la mañana. A la vista de sus coterráneos que malviven, estos señores otorgaron tierras que forman parte del patrimonio nacional y que no deben ser utilizadas para levantar instalaciones de lucro.
Hay predios que costaban 2 euros el metro cuadrado y ahora valen 5,000 tan sólo en 24 horas.
Por ahí andan sueltos delincuentes de todas las raleas. La mafia, repartida por el gobierno de la nación y los regionales, rinde tributo a los poderosos. Y estos, muchos de estos todavía, siguen libres.
¿Cómo es posible que los presidentes de gobierno ocupen puestos en empresas públicas a las que deberían vigilar cuando ocupaban cargos políticos?
Todos los ex, desde Felipe González, menos Rodríguez Zapatero, han hecho su agosto y están ahora como asesores de multinacionales que les pagan cantidades millonarias por sólo sentarse en los Consejos de Administración o desvelar algunos secretillos sin importancia.
Una gran cantidad de ministros han pasado al sector privado con salarios que nunca imaginaron.
José María Aznar se lleva las palmas. Asesora a dos o tres empresas, lo que es evidente. Primero, rompió España, después la volvió a unir y por fin señaló que sólo él puede mantenerla junta. En sus autoelogios (autobiografías) se muestra como el gurú del devenir de España y del resto del continente.
Censura a los que fueron sus amigos pero que no acataron sus órdenes y alaba a los que cumplen con su misión de obedecer las sugerencias que envía.
Su participación en la guerra de Irak que arrojó cientos de miles de muertos, fue para él un hecho sin mayores transcendencias. Se quitó de encima el remordimiento con un todos nos podemos equivocar y dio vuelta a la página.
El ex del gobierno es el representante de la derecha pura y dura, más bien durísima y no tan pura. Junto a Jaime Mayor Oreja y Esperanza Aguirre, encabeza el sector más radical pos fascista de esta nación.
Forma parte de la picaresca española y no tiene parangón ni similitud con ningún otro personaje inventado o real. Es un producto auténticamente de la España inquisitorial, sin ideología concreta pero sí cambiante según le va en la feria.
Enardece a los que pueden enardecerse, que gente como él mantenga peso específico dentro de la política nacional.
¿Cómo se explica que no hayan resultado responsables de las tragedias del Prestige y del avión en la que murieron 47 militares? Todos saben que las decisiones judiciales a este respecto, no son más que el resultado de un conciliábulo que se permiten los militantes del poder y que refrendarán posiblemente a principios del año próximo durante las elecciones europeas.
El trío de las Azores es uno de los más famosos del mundo, con el permiso de Los Panchos. Durao Barroso, que prestó la isla, es presidente de la Comisión Europea; George W. Bush recibe 600 mil dólares por cada conferencia que ofrece; Tony Blair se ha hecho amigo de los socialistas y participa y brinca de un continente a otro para dar charlas costosísimas.
¿Qué tal?
Además, hay políticos y expolíticos de cualquier signo que no duermen tranquilos porque tarde o temprano se descubrirán los tejemanejes.
Hemos vuelto, por tanto, a los tiempos de la España de charanga y pandereta, que, con el permiso de Antonio Machado, escuchamos nostálgicos para olvidarnos de que aquí hay hambre y hace frío.
