“Europa es el continente de las libertades”:

            Canciller Ángela Merkel

 

Regino Díaz Redondo

Madrid.-Vuelve a ser imputada la infanta Cristina de Borbón y Grecia por “fraude fiscal y blanqueo de dinero” y porque utilizó “un plus de codicia” en las operaciones que realizó Aizoon, según el juez Castro lo explica en un dictamen de 78 páginas en las que enumera rigurosamente las irregularidades cometidas por la hija del rey.

      El mundo de la política, la casa real y los empresarios, además de los lobistas de siempre, empiezan a ver cómo la justicia asume responsabilidades que había aplazado o tuvo archivadas durante años.

      El cuchillo de la vieja dama impactó también sobre la cabeza de Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, a quien se le obliga a declarar después que los mandos del gobierno lo rescataron dos veces de la cárcel a la que fue enviado por el juez Elpidio José Silva.

      Además, en escasos cuatro días, será llamado a declarar el diputado por Valencia, Rafael Blasco, y se citará al presidente de las Cortes Valencianas Juan Cotino para que explique las dudas que existen sobre la legalidad de sus actuaciones políticas en varios casos de corrupción evidente.

      Al parecer, los miembros del Poder Judicial se ajustaron bien los pantalones para poner a los culpables en prisión y a los inocentes fuera de ella.

      El gobierno de Mariano Rajoy ya no sabe por donde le llegan los golpes. Uno por uno los jueces empiezan a erguirse y a tomar en serio su trabajo fuera de presiones o sugerencias que pudiesen recibir o haberlas recibido con anterioridad. La burbuja inmobiliaria sigue dando muy fuertes dolores de cabeza. La migraña se apodera de las mentes más sólidas de la pifia del poder, de las corruptelas y las evasiones de impuestos.

      Dentro del Poder Judicial y sobre él, ronda ya la sombra de la legalidad y sus integrantes despiertan, por fin, de un letargo de muchos años de abulia y complicidad.

      De seguir así, comenzará a ser cada vez más difícil llegar a acuerdos con la judicatura y esta recobrará el respeto que ha perdido durante el tiempo en que permaneció al servicio de los intereses más oscuros de la política, la economía y el bienestar general.

      Los folios, centenas de ellos, vuelven a aparecer sobre los escritorios de los encargados de impartir justicia para ser revisados de nuevo y no tardarán en ir cayendo más personajes “ilustres” que siguen dándose golpes de pecho en un acto de falta de pudor inadmisible.

El juez Castro informa también a la opinión pública que la esposa de Iñaki Urdangarin “pagaba a través de Aizoon” la mayoría de sus gastos que alcanzan a más de un millón de euros que se dilapidaban en clases de merengue, coaching especial para sus actos y fiestas, viajes de recreo y demás necesidades domésticas que los duques de Palma realizaban muy a menudo.

Las facturas que presentó esta señora que fueron declaradas falsas en un principio por Anticorrupción, ahora son requeridas por los abogados de la benjamina de los reyes para justificar el injustificable delito de apoderarse de dinero público, si es que no demuestra lo contrario, se inventan o aparecen otros documentos sacados de la manga, porque todo podría ocurrir en esta nación que muestra evidentes estertores.

La enfermedad de España no es la de los españoles. Estos, con sus excepciones que son muchas, permanecen aún sanos aunque manteados y adoloridos, pero con salud suficiente para, en su momento, terminar con los abusos que se cometieron con la aquiescencia de una gran parte de las autoridades y políticos sobre todo de las comunidades de Madrid, Valencia, Baleares y Andalucía.

      Aizoon, el grupo fantasma, esotérico e invisible a veces, se hacía cargo de toda serie de operaciones públicas o privadas que realizaba la pareja sin rendir cuentas a nadie.

      Reitera Castro que algunas, muchas, de las actividades ilícitas que realizó Urdangarin no pudieron pasar desapercibidas por la Infanta por lo que “hay indicios” de que la esposa de Iñaki tenía conocimiento de ello y además dirigía parte del entramado sucio.

      Una vez más, los jueces veniales, defensores del statu quo oscuro de parte del gobierno actual, comienzan a sentir la lumbre de sus aparejos y han sustituido, al menos, la soberbia por el silencio, aunque no todos.

      Es por ello que el fiscal Anticorrupción de Palma de Mallorca, Pedro Horrach, que antes compartió pan y sal con Castro, se ha declarado el primer defensor acérrimo de doña Cristina sobre cuya integridad ha dado muestras en repetidas ocasiones y por escrito en ordenamientos que justifican, según él, la inocencia de la duquesa y tildan al juez de protagonismo y falta de rigor en sus apreciaciones legales.

      Sin embargo, al ser interrogado, Horrach manifestó que no hay discrepancia entre ambos sino simplemente disparidad de criterios entre dos miembros de la judicatura. En respuesta a tales consideraciones, el juez,  brevemente, sin el menor aspaviento, contestó  “el fiscal pierde las formas”.

      Otra acción, que en el menor de los casos puede considerarse como impericia por parte de el rey Juan Carlos, es haber declarado que entregó 1,200.000 mil euros a doña Cristina en calidad de préstamo, que luego transformó en donación, que modificó como crédito y que terminó diciendo que fue un dinero de sus arcas privadas para una hija en apuros. De acuerdo con las leyes españolas, esa cantidad fue un préstamo y debió haber pagado los impuestos que le corresponden.

      Los casos de tráfico de influencias se estuvieron dando con una gran facilidad inclusive cuando ya se discutía el problema de la trama Gürtel. No hace mucho, el director de uno de los bancos más importantes de España, nombró como su asesor al señor Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno, ex director del Fondo Nacional y ex presidente de Bankia, y le otorgó un sueldo de 250 mil euros al año por sentarse a las reuniones en su Consejo de Administración. Igualmente, esa misma institución hizo perder a ahorradores cantidades importantes de dinero. Me explico: se llamó a los cuentahabientes y se les vendió la posibilidad excelente de comprar acciones para adquirir un banco en Noruega que estaba en perfectas condiciones de funcionamiento. Una gran parte de los requeridos aceptó los “consejos” e invirtió en lo que le ofrecieron. Algunos perdieron de golpe y porrazo 70 mil euros que nunca les han sido ni les serán retribuidos.

Es decir, la culpa no la asumen los bancos sino los adictos a ellos que tienen la osadía de creer en la fácil dialéctica de los vendedores de títulos que eran de los denominados basura.

El tándem anticorrupción encabezado por el Fiscal del Estado, Eduardo Torres-Dulce y el Fiscal de Valencia, Pedro Horrach, han empezado a construir los argumentos necesarios para recurrir la imputación a doña Cristina y, desde ahora, sonríen satisfechos – así lo hizo Horrach públicamente – al tiempo que explicaba a los periodistas que si lo que quiere el juez Castro es escuchar a la Infanta, posiblemente se podría conseguir para que quedase satisfecho.

La ofensiva de los incorruptos de Anticorrupción no será fácil ni podrá tener muchos argumentos fiables aunque lograra salirse con la suya. La gente, los que votan y pagan impuestos, ya no se tragan esas ruedas de molino.

Cuídense mucho sobre la forma en que intenten desligar a la esposa de Urdangarin de cualquier hecho ilícito. Afuera, en lugares ajenos a donde se fabrican las mentiras, hay gente ya preparada para refutar cualquier intento de burla. No vayan a dar golpes de ciegos teniendo en frente a millones que sí ven.

Para Torres-Dulce y Horrach hay que ir a degüello contra el insurrecto juez. Y por él van pero con reservas y precaución. El ambiente no está para exabruptos ni engaños. Hágase la ley y cúmplase con ella. De lo contrario, la dama vendada caerá sobre ellos y los descabezará irremediablemente.