“Antes los hombres se emborrachaban y pegaban a su mujer pero no la mataban porque había valores morales. Ahora sí lo hacen por el desbarajuste que existe”
Pedro Ruiz, Obispo de Canana, Jaén.
Regino Díaz Redondo
Madrid.- La Comisión Europea lo tiene bien claro y avisa al gobierno: España debe hacer más recortes “considerables y discrecionales” en los próximos dos años para evitar poner en riesgo la recuperación del país.
Duda el organismo comunitario de que la tarifa plana de cotización a la seguridad social vaya a ser efectiva para crear empleo y señala, con la parsimonia de siempre, que los altos niveles de deuda pública y privada amenazan con crear conflictos económicos.
Mientras, Prometeo se reúne con la cúpula empresarial española y les endilga su acostumbrado y falso optimismo: “crearemos seiscientos mil empleos en 2015”. Declaraciones electoralistas del presidente del gobierno que ve cómo los olivos dan manzanas y los perales fresas. Vive entre la mentira y la inopia y asegura que del manejo de dinero negro en el Partido Popular “no sé nada”.
No sabe de los sobresueldos, del reparto de euros sin declarar al fisco ni tampoco conoce las maniobras de políticos y empresarios populares que se coludieron para nacionalizar la corrupción.
La troika – UE, FMI y Banco Central Europeo – no deja de darnos puñaladas a granel. Admite que la recesión ha tocado fondo pero que las medidas de austeridad deben continuar.
¿Hasta cuando, en qué se va a recortar y cuánto más aguantarán los ciudadanos la sangría, cada vez mayor, de su patrimonio y de su vida laboral y social?
España está a la cola de las naciones europeas en ingresos fiscales. El déficit llega al 7% y la deuda sobrepasará el 104% en 2015.
Para Mariano Rajoy el triunfo de la macroeconomía es suficiente. A los asalariados, las clases medias y obreras, que los parta un rayo. O que se resignen, que aguanten, que esperen, que no se apresuren. Un poco más de sacrificio no viene mal, afirma.
Ya a las puertas de las elecciones parlamentarias de Europa las encuestas demuestran que el PP y el PSOE están casi empatados a la hora de concurrir a las urnas. El obediente Primer Ministro español sigue las instrucciones de la canciller Ángela Merkel y no rechista ante la imposición de la política de austeridad que ha convertido a los países del sur en vasallos de las organizaciones financieras que dominan el continente.
De ninguna manera, podremos reducir el déficit al 4.2% como lo exige Bruselas en 2015 porque será, en el mejor de los casos, el 6.1%. Para lograrlo hay que hacer un ahorro (romper más el tejido social) de 20 mil millones de euros imposibles de conseguir. En todo caso, don Mariano tendría que enviar a la miseria y al hambre a más españoles de los que actualmente sufren con las medidas arbitrarias que toma al servicio del opresivo y vampiresco Gran Hermano multinacional.
Rían o lloren a discreción
En el laberinto español, los pros y los contras de la sociedad se suceden con rapidez pasmosa, alucinante, imprecisa porque se entrelazan acontecimientos y símbolos que apuntan axiomáticamente al cambio del viejo sistema universal, a una velocidad de vértigo.
El economista José Carlos Díez lo señala con diáfana exactitud: “a finales del año que viene subirán los impuestos y, concretamente, el IVA podría llegar al 23%. Además, subirán los tributos intermedios del valor agregado en proporciones insostenibles”.
Este experto financiero sostiene que “las cargas fiscales serán mayores – lo reitera varias veces – sin posibilidad de evitarlas si se mantiene la posición neoliberal que nos condujo a tener un índice de pobreza similar al de naciones del tercer mundo”.
La situación se oscurece porque empieza una desaceleración económica en Latinoamérica, en donde los países emergentes podrían haber sido factores para que lográsemos la verdadera recuperación.
El gobierno trata de ocultar su preocupación; el dinero para los pensionistas puede faltar, se tambalea. Con el aumento de un 0.25% a los jubilados hasta el 2017, su poder adquisitivo disminuirá en forma drástica.
Los Blesa, Rato, Fabra, Correa y socios, podrán irse de vacaciones a las Bahamas y de safari con princesas auténticas o de pacotilla. Los trabajadores tendrán que aceptar empleos ridículos por horas en diferentes partes para alcanzar salarios mínimos con los que no se puede mantener a una familia.
Urge una reforma fiscal adecuada. Mucho me temo que sea igual a la laboral y sólo produzca mayores dificultades para el desarrollo de los más necesitados y los que tienen alguna discapacidad física.
Algo se intuye: la forma de protestar ha cambiado en las últimas semanas. Persisten las marchas pero van acompañadas de insultos (es el único recurso que le queda a la gente) y violencia, recursos que apuntan a una desestabilización del tan traído y llevado Estado de Derecho en que se escudan liberales y socialistas.
De la moderación y el silencio en las calles se ha pasado al alboroto y son muchas las agresiones y enfrentamientos con la policía. El optimismo de las autoridades acentúa el malestar popular y cala entre los profesionales y pensadores que habían permanecido al margen.
Hace poco Rajoy manifestó que “estoy muy contento y el futuro será mucho mejor. Hemos iniciado el camino de la recuperación del empleo” y de bienestar. Manifiesto engaño del ex recaudador pontevedrés.
El líder del PP que llegó al gobierno con una mayoría absoluta en la votación, tiene un respaldo ciudadano del 3.5% sobre 10, en una reciente encuesta realizada por organismos independientes.
Es tan grave el desapego hacia los políticos de cualquier signo que ningún ministro ni jefes de la oposición aprueban. El caso más notorio es el de José Ignacio Wert que tiene una credibilidad del 1.6%. Albricias, batió el récord.
Será difícil para Mariano Rajoy conquistar el apoyo suficiente. Llegará a las elecciones generales con la reprobación más baja de todos los presidentes de gobierno en democracia.
Pese a esto, el jefe del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, no ha sabido aprovechar el deterioro oficial. En las intenciones de voto, el PP está cinco puntos arriba del PSOE que tenía todo para apuntarse un incremento en la valoración de los ciudadanos. No lo ha logrado porque la gente no confía en él. Debe pensar, si no lo hizo ya, en la posibilidad de que el candidato de su partido al gobierno de España, no sea él.
En el campo de batalla los “progresistas” están heridos de gravedad. Permanecen en un cómodo segundo plano, no tienen discurso, su programa es obsoleto, sin emoción y sus argumentos los de siempre.
Como están las cosas, se empieza a hablar de algo inusitado y no deseable: “la Gran Coalición”, que significa un acuerdo entre los dos partidos más importantes para gobernar a partir del 2016.
Algo insólito, absurdo, pero se comenta entre muchos políticos e ideólogos porque consideran – indebidamente – que sólo así podrá salvarse el sistema político-económico que nos desgobierna.
Esperamos que tal acontecimiento no ocurra porque sería un baldón más para quienes no han sabido cuál es la política más adecuada y, por lo tanto, no son ni serán capaces de practicarla.
Se vislumbra un aumento de simpatizantes de Izquierda Unida y UPyD que podrían ser, en su caso, organizaciones bisagra para formar un gobierno plural. De cualquier forma, tampoco es deseable esta solución porque tendríamos que afrontar diferentes puntos de vistas fundamentales y perderíamos el tiempo en discusiones baladíes.
En resumen, puede decirse que la “gran colación” da escalofrío y distorsiona el devenir de España que se envolvería, nuevamente, en contradicciones no deseables. Pero, por desgracia, los discursos de los candidatos que encabezan las listas para la votación al Parlamento Europeo, son similares. Miguel Arias Cañete, del PP, y Elena Valenciano, del PSOE, coinciden en que lo primero es preservar el sistema – ya podrido – y después hacerle modificaciones.
Nada más lejos de la realidad. Este es el momento en que el presidente de la Comisión Europea, debe ser un hombre contrario a las políticas de recorte que han mutilado a naciones que no lo merecen.
Los candidatos son dos: el democristiano luxemburgués Jean-Claude Juncker y el social-demócrata Martin Schulz
Apueste por este último.


