Así que su propuesta es inviable
Magdalena Galindo
No sólo en México sino en el extranjero ha ocasionado revuelo la propuesta del empresario Carlos Slim de disminuir los días trabajados a sólo tres a la semana y en cambio alargar la jornada a 11 horas al día. En el mismo foro empresarial uruguayo, Slim señaló la conveniencia de retrasar la edad de jubilación hasta los 70 o 75 años, al considerar que el mayor tiempo de ocio mejoraría la calidad de vida y permitiría alargar la vida laboral.
Por supuesto que la propuesta puede resultar atractiva para numerosos empresarios, pues de ese modo podrían apropiarse de lo que Marx llamó la plusvalía absoluta, es decir la derivada del trabajo impago por el alargamiento de la jornada de trabajo. Y aun, dependiendo del carácter personal, puede parecer deseable a algunos trabajadores, pero si en otros países la propuesta de Slim puede ser discutida, para México es completamente inviable.
Un poco de conocimiento de las condiciones de vida y de trabajo en México así lo demuestran. En primer lugar, hay que recordar que hace unos meses, la OCDE realizó un estudio en el que descubrió que de todos los países pertenecientes a esa organización, en México se trabaja la jornada más larga, precisamente 11 horas en promedio, mientras en Bélgica se labora la jornada más corta, con sólo 6 horas diarias.
El estudio de la OCDE abarca tanto el trabajo remunerado como el no remunerado, esto es, incluye, por ejemplo, el trabajo doméstico y también las horas extras en los establecimientos, además de las jornadas regulares. Como el día sólo tiene 24 horas, resulta que si a los mexicanos se les aplicara el alargamiento de la jornada —aunque fuera sólo tres días a la semana— daría una jornada de 14 horas, y suponiendo que el ser humano necesita dormir 8 horas diarias, resulta que sólo le quedarían 2 horas para el indispensable arreglo personal y el consumo de alimentos, o sea un ritmo imposible, incluso para el mexicano, que hoy cumple la jornada de trabajo más larga entre los países de la OCDE.
Y a eso hay que agregar, como ya lo hemos comentado en estas páginas, que los salarios en México están entre los más bajos del mundo, al mismo nivel de Nigeria, por ejemplo, de modo que hoy para sobrevivir tienen que trabajar todos los integrantes de las familias, y también procurar obtener dos empleos para completar el ingreso. De modo que si se implantara una semana laboral de tres días, los trabajadores no se dedicarían a descansar los otros cuatro, sino que buscarían un segundo empleo para los otros tres días, sólo que entonces serían seis días de 11 horas diarias o 14 efectivas, como señala el estudio de la OCDE.
Esa es la realidad de México, de modo que una explotación de esos niveles no permitiría que los trabajadores permanecieran en activo, como sugiere Carlos Slim hasta los 70 o 75 años, sino quedarían agotados a los 45 o 50 cuando mucho, como sucede con las trabajadoras de las maquiladoras que, como han mostrado otros estudios, son desechadas a los 35, porque su salud ha sido quebrantada de tal modo que ya no pueden seguir trabajando.
Lo que urge en México, porque se está llegando a una situación insostenible, no es cambiar la jornada laboral, sino elevar los salarios.