Joaquín Pérez Sánchez

Más de dos millones de catalanes acudieron a las urnas en un proceso de consulta  sobre la independencia,  cuyo resultado deja muchas dudas sobre la viabilidad independentista en el corto plazo, pero evidencia claramente el hartazgo a un modelo político español que se desmorona.
El domingo 9 de noviembre (9N) se realizó finalmente la “consulta” sobre la independencia de Cataluña y, aunque el proceso fue invalidado jurídicamente por el Tribunal Constitucional, se llevó a cabo de la mano de miles de voluntarios de las principales fuerzas políticas que impulsan la independencia.
Los números de la consulta son interesantes. De un padrón de  6 millones 200 mil personas mayores de 16 años, aptas para votar, acudieron a la consulta poco más de 2 millones 250 mil personas, lo que significa aproximadamente un tercio de los catalanes.
De acuerdo con el recuento, un 87% de las personas que acudieron a las urnas se pronuncio por la independencia total de Cataluña. Sin embargo, y de acuerdo con analistas locales, el número de votantes no rebasa  el volumen clásico del catalanismo.
No obstante, la participación sí refleja un grado muy alto de hartazgo con la política del Estado español. Si en este momento se hicieran elecciones en Cataluña, seguramente los independentistas tendrían mayoría, pero no la suficiente como para imponerse.  Y es que en Cataluña, al igual que España, existe un creciente malestar contra  las “élites” políticas y económicas.  El descrédito de la llamada “casta” política va en aumento.
En este contexto, el 9N de Cataluña representa la profundización de las grietas que están derrumbando una forma de Estado que ya no funciona. Si algo demostró la consulta catalana, es que el escenario político inmediato es de fragmentación. Un pequeño impase, que presagia la tormenta del próximo año.
Independentistas, no independentistas, las élites políticas y económicas, lo saben. El próximo año habrá elecciones municipales y autonómicas y hay una fuerza política nueva que ha roto todas las expectativas. PODEMOS, movimiento hecho partido que en menos de un año ha pasado a ser la tercera fuerza política del país. Partido impulsado por jóvenes, interesados en hacer política transparente, sin corrupción, con participación democrática y de diálogo con la sociedad. Un partido nuevo en todos sentidos que ahora amenaza a las élites del poder en España y Cataluña.