Crisis económica y políticas neoliberales
Magdalena Galindo
Se cumplieron los dos años de la actual administración en circunstancias difíciles, pues se enfrenta de manera simultánea una crisis política, una crisis social y una crisis económica. En cuanto a los aspectos políticos y sociales, hay que señalar que el crimen contra los estudiantes de Ayotzinapa, que incluye seis muertos y 43 víctimas de desaparición forzada, fue el asunto que hizo estallar el descontento popular que se ha venido gestando desde hace años. Y en ese proceso desde luego hay problemas de orden estrictamente político relacionados con las formas de ejercicio del poder, así como con la descomposición social derivada del despliegue de lo que he llamado el capitalismo criminal y que consiste en la incorporación como ramas de la economía y de la acumulación de capital de las actividades criminales entre las que el narcotráfico ocupa el lugar más importante. Sin embargo, es innegable que junto a los aspectos políticos y sociales, la crisis económica y las políticas neoliberales con las que el gran capital ha buscado enfrentarla, son la raíz de fondo que explica el estallido popular.
Y es que la característica general de las políticas neoliberales es que tienen un carácter fuertemente excluyente, es decir, al buscar reconstituir el proceso de acumulación de capital, sólo protegen la gran burguesía, la fracción financiera internacional en primer lugar y en segundo la fracción financiera nacional. Excluyen en consecuencia la fracción de la burguesía que no se ubica en esa dimensión y en ese sector, la que el Estado sólo protege cuando dispone de un mayor margen de maniobra. Sobre las clases trabajadoras, es decir, los asalariados, los campesinos, los que se ubican en la economía subterránea, han recaído los costos de la crisis, y enfrentan de manera simultánea el descenso de sus ingresos, la precarización del empleo, o el abierto desempleo, además de la pérdida de conquistas sociales ganadas hace muchas décadas.
En los últimos meses, además de esas tendencias, la situación de la economía no mejora, pues además de que el crecimiento del producto interno bruto apenas sobrepasó el 1% en 2013 y en este 2014, con suerte llegará al 2%, se están presentando fenómenos que parecen reproducir las caídas registradas en el sexenio de Miguel de la Madrid. Por un lado, porque la entrega del petróleo, el gas y la electricidad a la explotación de la iniciativa privada con la reforma energética, significa una merma de los ingresos públicos que desde ahora se ha buscado sustituir con un ligero aumento de los impuestos y sobre todo con deuda pública, tanto interna como externa, hasta niveles que ya resultan preocupantes.
Por lo pronto, el precio de la mezcla mexicana sigue bajando, mientras la devaluación de nuestra moneda sobrepasa los 14 pesos.